En El Destape se informó que el Gobierno reconoció que llevó la pobreza al 50% de la población tras su primera devaluación del 118% de diciembre. Es muy lógico y la cuenta va para más, probablemente orillemos el 55% en el mes de junio del año 2024, para tener una referencia, serán los mismos valores de pobreza encontrados por Néstor Kirchner al inicio de su gestión en mayo del año 2001, tras la crisis del año 2001.
Veamos un indicador representativo para obtener una pista de cómo viene en ascenso el tema pobreza.
Veamos el nivel de los salarios brutos formales (privados y públicos) al 18 de enero de 2024 según informa (por ahora) el Ministerio de Economía. Como se observa el salario formal promedio (privado y público) ascendió bruto a $448.786 y neto con descuentos de ley a $359.036.
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Sabemos que la canasta básica total (CBT) aumentó en diciembre un 27%, completó un 2023 con una suba de 225,1% y así una familia de dos adultos y dos niños necesitó un ingreso mensual de $495.798 netos para no caer bajo la línea de pobreza y habrá otra suba notable, cerca del 20% piso en enero con lo cual la (CBT) alcanzará los $505.713, con lo cual el salario formal promedio en enero, cubriría el 71% de la Canasta de Pobreza. Una debacle.
Y este panorama desolador empeora si consideremos que en estos cálculos los gastos de vivienda están sub representados. Por ejemplo, un alquiler promedio para un hogar tipo hoy alcanza un piso de $450.00 mensuales para cualquier modalidad de vivienda, cuarto, departamento o casa.
Unas breves -y aburridas- consideraciones metodológica son necesarias para aclarar de qué se habla.
La medición de la pobreza con el método de Línea de Pobreza (LP) consiste en establecer, a partir de los ingresos de los hogares, si éstos tienen capacidad de satisfacer por medio de la compra de bienes y servicios un conjunto de necesidades alimentarias y no alimentarias consideradas esenciales.
El procedimiento parte de utilizar una Canasta Básica de Alimentos (CBA) y ampliarla con la inclusión de bienes y servicios no alimentarios (vestimenta, transporte, educación, salud, etcétera) con el fin de obtener la Canasta Básica Total (CBT).
La canasta básica alimentaria (CBA) se determina tomando en cuenta los requerimientos normativos kilo calóricos y proteicos imprescindibles para que un varón adulto de entre 30 y 60 años, de actividad moderada, cubra durante un mes esas necesidades. Se seleccionaron los alimentos y las cantidades en función de los hábitos de consumo de la población, a partir de la información provista por la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares (ENGHo) 1996/97.
Dicha composición fue validada, en términos de la estructura alimentaria, con el patrón de consumo que surge de la ENGHo 2004/05. Dado que los requerimientos nutricionales son diferentes según la edad, el sexo y la actividad de las personas, es necesario hacer una adecuación que refleje las características de cada miembro de un hogar en relación con sus necesidades nutricionales.
Para ello, se toma como unidad de referencia el requerimiento energético (2.750 kcal) del varón adulto y se establecen relaciones en función del sexo y la edad de las personas. Se construye así una tabla de equivalencias.
A esa unidad de referencia se la denomina “adulto equivalente”.
Para determinar la canasta básica total (CBT) se amplía la CBA, considerando los bienes y servicios no alimentarios.
La estimación se obtiene mediante la aplicación del coeficiente de Engel (CdE), definido como la relación entre los gastos alimentarios y los gastos totales observados en la población de referencia.
Estas son las ponderaciones utilizadas para valorizar la CBT con las correcciones aplicadas en el año 2008.
La CBA base se valoriza cada mes con los precios relevados por el Índice de precios al consumidor del Gran Buenos Aires (IPC-GBA) y como se observa los gastos en “Vivienda y servicios básicos”, representan apenas el 12,1% del total de la CBT, a precios de diciembre para un hogar tipo2 de 4 miembros $ 59.991 mensuales. Absolutamente sub representados.
Volviendo a los datos oficiales publicados, el promedio del salario formal público y privado de mediados de enero de 2024, cubre apenas el 72% del valor de la canasta de pobreza para un Hogar tipo 2 de diciembre de 2023, que se muestra abajo, sin considerar alquiler y en enero bajará al 71% (!).
Ni qué decir respecto del resto de las modalidades de ingreso familiar siempre evolucionando muy por debajo del salario formal: Salarios informales, cuenta propistas, jubilados, pensionados y beneficiarios de planes y asignaciones.
En fin, "No hay plata" para las familias que requieren de ingresos fijos para subsistir, pero "Hay mucha plata" para, por caso, el pago de deuda. Concretamente en millones de pesos, 1,3 billones de pago de intereses y comisiones al 2 de febrero.
En fin. ¿Vieron finalmente que el "préstamo impagable" que mediante un pacto delictivo el FMI concedió a Macri, no era para que gane las elecciones? (si ganaba mejor).
Después del pago total de la deuda con el FMI que realizó Néstor Kirchner en el año 2005, la intención desde siempre fue reinstalarse como "gendarme" del modelo socioeconómico y más hoy, en medio de un contexto internacional incierto y en fuerte disputa por la hegemonía.
Siempre sostuvimos que “las palabras son los hechos que producen”.
La pregunta que surge es: ¿lograron reinstalar al FMI como el gran “driver” (si miras hacia el siglo 22) o “gendarme” (si te quedaste en el 45) de la economía nacional o no?
Vimos el ejecutado de inicios de febrero y ya con el "Messi de las finanzas" al timón de un barco que (¡ay!), volvió a "navegar solo".
Conclusión: Hay plata, hay mucha plata, pero no para nosotros. Una pena, pero al menos Sandra nos dará de comer, de a uno a la vez, pero lo hará.