El lunes 7 de septiembre pasadas las 17 horas, un pequeño grupo de efectivos policiales se manifestaron en reclamo de mejores medidas salariales. El extrovertido ministro de Seguridad, Sergio “Super Berni”, le restó importancia. Le bajó el precio a un reclamo que se venía gestando en las bases policiales y se hacía público en la página de Facebook “Policía Reclamando” en el que publicaban videos, fotos y hasta armaban grupos de WhatsApp (Cierto es que desde el sábado el gobierno contaba con dicha información. Dentro de la coherencia era lógico que el poder de turno pudiese estar anticipado a distintos reclamos, peor sería que los agarre por sorpresa).
A los oídos sordos del Superministro, la policía redobló la apuesta y, pasadas las 22 horas, se manifestaron en al menos 15 ciudades de la provincia y se quedaron pasadas las 4 de la mañana frente a la residencia del Gobernador en La Plata. La segunda estrofa de la mítica canción del Indio Solari, vencedores vencidos, define mejor lo ocurrido: “¡Te has fugado! / ¡Me hago humo! / ¡Den la alarma! / Ensayo general para la farsa actual, teatro antidisturbios”.
Rápido de reflejos, Axel Kicillof envió a Berni y a su mano derecha, el Jefe de Gabinete, Carlos Bianco, para que a las siete y media de la mañana apagaran el fuego de esa olla de presión que se había desatado en las calles. Anunciaron en una conferencia de prensa que rozó la cadena nacional que habría aumentos cercanos al 30% y que se anunciarían, a más tardar, entre el jueves y viernes de la semana. Reconocieron púbicamente que los salarios estaban desfasados. Se hicieron cargo de la problemática y pidieron abrir una instancia de diálogo.
Este contenido se hizo gracias al apoyo de la comunidad de El Destape. Sumate. Sigamos haciendo historia.
Pero a los policías marchantes no les alcanzó. Exigían que lo dicho ante las cámaras quedase firmado por puño y letra del Gobernador y se publicase en el Boletín Oficial. Las cámaras acamparon en La Matanza, donde está radicada la sede del ministerio de Seguridad bonaerense y sólo se escuchaba el endurecido reclamo de las fuerzas – lo que también dejaba entrever una falta de mando. No había interlocutor entre las partes. El diálogo se había quebrado.
Berni desapareció de los estudios de Tv. El gobierno sostenía que habría un anuncio y, a medida pasaban las horas, analizaba cómo, cuándo y, lo más importante, de dónde sacaría el dinero para el tan anhelado aumento. El martes 8 de septiembre hubo más de 14 horas en vivo mostrando el reclamo de las fuerzas de seguridad. La oposición se hizo un festín, como hacía rato no ocurría, y por momentos se olvidó de la democracia, las instituciones y el coso. En tanto, el silencio de los intendentes del conurbano hizo mucho ruido puertas adentro...Y puertas afuera.
El miércoles 9 el conflicto comenzó a perder legitimidad cuando algunos efectivos tomaron la errada decisión de protestar frente a la residencia del mismísimo Presidente de la Nación. El reclamo se convirtió en una sedición policial que varios sectores tildaron de golpistas. Todas las alertas se encendieron. Hasta el ala más dura de la oposición repudió el hecho. En 72 horas, el reclamo que comenzó una tarde como protesta terminó con policías armados dando vueltas por Olivos. “Tu perro, un perro cruel con la costumbre de no contentarse con los restos / Ovejero que descansa en manto negro”.
Fiel a su estilo de diálogo, Alberto se reunió con Axel Kicillof, y tras una hora de análisis, realizó un anuncio junto a más de 30 intendentes propios y ajenos. “No vale cualquier cosa a la hora de reclamar. Esto no se resuelve con patrulleros escondidos”, le dijo a los rebeldes puertas afuera. Luego anunció la quita de un punto de coparticipación a Ciudad Autónoma de Buenos Aires para cedérselo a la provincia más poblada de la Argentina. Por fin la calma social llegaba tras unas tensas jornadas que trajeron a la memoria los peores tiempos.
En respuesta al gobierno nacional, Horacio Rodríguez Larreta tuvo que realizar una conferencia de prensa y salir a responder. “No voy a contestar con la misma moneda, no voy a confrontar. Lo último que la gente necesita hoy es políticos pelándose”, dijo – incomodísimo – el jefe de Gobierno durante el acto que usó como lanzamiento presidencial. “Me preguntan si estoy enojado, ¡Más bien que me enoja, obviamente!”, leyó Larreta ¿Quién lee lo que en realidad debe sentir: estar enojado? ¿Cómo su cuerpo no iba en sincronía con sus palabras?
Era la primera vez en semanas que el gobierno nacional lograba imponer su agenda en los medios y no la de la oposición con sus contraofensivas. Un estudio que está llevando adelante la Universidad Nacional de Cuyo en referencias a las noticias que publicaron los medios dominantes en base a su demanda y línea editorial lo notó. Mientras que al inicio de la pandemia, 6 de cada 10 noticias eran sobre la contagiosa enfermedad, con el correr de las semanas esto fue descendiendo. Pero mientras duró el conflicto policial, el COVID quedó relegado a una tercera y lejana posición.
Alberto había perdido cierta cintura dialoguista y levantaba su imagen dentro del kirchnerismo más duro. De buenas a primeras, Horacio pasaba a estar en una incómoda confrontación por los recursos. De la ancha avenida del medio que tantos buenos resultados le habían traído a estar de un solo lado de la grieta.
Al día siguiente Axel realizó los anuncios. Llevó el sueldo a $44 mil, triplicó las horas CORES y las elevó a $120, y cuadriplicó el monto que se paga por la vestimenta: De $1130 pesos a $5 mil. Lo hizo con Máximos Kirchner en primera fila, los intendentes del conurbano presentes aplaudiendo cada palabra, y los del interior por videoconferencia. Sólo los del PRO se negaron a estar y quedaron una vez más fuera de juego: Debían defender una ciudad que no gobernaban pero que era el fuerte de su espacio político ¿Eligieron celebrar los beneficios que se verían directamente plasmados en sus urbes? No, optaron por la política.
Sobre el final, el robustecido Kicillof posó para las cámaras con un cómplice saludo a Berni que ratificaba su cargo contra viento y marea. Los callados intendentes del conurbano se comieron el sapo. La bronca les duró muy poco. “El loco” Berni tardó 4 días para volver a ser el negativo centro de atención. El ministro, en busca de establecer una nueva cadena de mando que la policía respete, dijo muy sueltamente en los medios que “a la gente de los Derechos Humanos no les gusta trabajar”. Abuelas de Plaza de Mayo lo repudió a las pocas horas. Axel tuvo que intervenir. Lo llamó y lo obligó a retractarse. Berni pidió disculpas y otra vez desapareció del escenario mediático.
A diez días del primer gran conflicto no COVID que el Frente de Todos tuvo que afrontar salió aireado, robustecido y liderando la agenda del poder. Tal fue la incomodidad de Larreta que, acorralado por la situación, tardó más de una semana en judicializar el tema. Y además su interna con Macri por el liderazgo de poder salieron a la superficie con la columna de opinión del ex Presidente que tenía metamensajes hacia Cambiemos de todo tipo.
El escenario electoral cambió. El diablo metió la cola. La ya no tan invisible mano de CFK se notó. Para llegar a los comicios intermedios Cambiemos necesita al Frente de Todos, tanto como el capitalismo una vacuna. Pero son sólo momentos, la foto del tridente por el ASPO así lo reflejó. Los conflictos de septiembre fueron pinceladas de un paisaje aún inconcluso.
¡Buena suerte! Y más que suerte (sin alarma...) / Me voy corriendo a ver que escribe en mi pared. La tribu de mi calle. La banda de mi calle...