La resistencia, Milei y la construcción del futuro.

10 de febrero, 2024 | 20.46

En su libro publicado en 2007, Breve historia del neoliberalismo, el geógrafo marxista David Harvey señala los dispositivos por los cuales el neoliberalismo -fase actual del capitalismo- produce una apropiación acelerada de la renta y la riqueza, mercantilizando esferas enteras de la vida que estarán sujetas al despojo permanente por parte de fondos de inversión, empresas trasnacionales aliados locales y organismos de crédito.

El autor británico desarrolla el concepto “acumulación por desposesión” retomando la idea de “acumulación originaria”, noción fundacional concebida por Carlos Marx en El Capital, referida al proceso de saqueo en el pasaje del feudalismo al capitalismo.
Harvey sostiene que a partir de los años 70 del siglo pasado el capital impulsó un paquete de actividades expropiatorias en paralelo a la reproducción ampliada sostenida -ésta última- en la extracción de plusvalía (la parte del trabajo realizado por los obreros y las obreras y no pagado por los patrones).

Este mecanismo -la acumulación por desposesión- persigue la valorización del capital sobrante ( que no puede reproducirse por vía tradicional) a partir de medidas como la financiarización de la economía -el capital financiero se autonomiza del capital productivo-, la apropiación por parte del mercado, de tierras, bosques, el agua, glaciares, todos los centros de producción de bienes y servicios que estaban en manos del Estado, así como en la actualidad la mercantilización de los datos de los seres humanos, a través de plataformas como Google, Amazon, Facebook, Apple y otras.

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En otra fase de su evolución empiezan a proliferar el tráfico de personas y la venta de órganos, en primera instancia en la ilegalidad, luego buscando formas legales que lo legitimen.

Otro instrumento característico de éste dispositivo es la manipulación de las crisis económicas para acelerar los procesos de despojo.
Estas prácticas depredadoras requieren un Estado fuerte en su carácter represivo y punitivo pero débil respecto a la provisión de servicios de educación pública, salud, jubilaciones o pensiones, seguridad social, obra pública, o respecto a las regulaciones al mercado que los estados nacionales proporcionan.

Este proceso que señala Harvey se da a escala planetaria, y tiene carácter global.
En Argentina se puso en marcha como tragedia con la dictadura en 1976, se profundizó con el menemismo y la Alianza, y retornó luego con Macri en 2015

Ahora con el gobierno macrista de Milei regresa nuevamente en forma grotesca, como farsa. 

El interregno y los monstruos

Señala el lúcido intelectual boliviano Álvaro García Linera que la humanidad está viviendo un “tiempo liminal”, un tiempo intermedio, de suspenso histórico, donde los paradigmas, relatos o narrativas que hasta hace poco tiempo podían organizar el imaginario colectivo o brindarle una expectativa de futuro a la sociedad quedaron obsoletos, tanto desde los movimientos populares, como desde el capitalismo, que solo puede ofrecer como alternativa un caldo neoliberal vencido y recalentado.

Al decir del pensador y militante italiano Antonio Gramsci, «El viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen los monstruos»

En ese interregno está situada hoy la humanidad.

Los monstruos pueden asumir formas autoritarias o farsescas. En el neoliberalismo decrépito se presentan como mixtura. Tragedia y farsa en un mismo acto.

Sin quitarle virtudes a la derecha (que las tienen), debemos señalar que su capacidad de resiliencia está sostenida principalmente en las debilidades del campo popular, ya sea para romper los condicionamientos impuestos por las clases dominantes o trazar un horizonte de esperanza, que ofrezca respuestas concretas aquí y ahora a los problemas más urgentes de nuestro pueblo.

Milei mintió

Milei quien obtuvo 29,7% de los votos en primera vuelta y luego 55,69% en el balotaje arrancó su gestión como un tsunami dispuesto a expropiar al conjunto de los sectores populares sin distinción, amparado en la premisa que la salvación para nuestro pais consiste en tomar medidas duras y enfrentar a “la casta”. Edificó parte de su popularidad mostrandosé sincero, frontal, transparente y diferente al resto de la dirigencia política

Sin embargo, su programa político se sostiene sobre falsedades cada vez más evidentes.

En primer lugar, Milei prometió medidas duras sí, pero no para conducirnos al infierno sino con la promesa del paraíso.
En segundo lugar prometió enfrentar a la casta, sin embargo la casta es quien gobierna y quiénes se benefician con su gobierno.
¿Qué son acaso Patricia Bullrich, Sturzenegger, Caputo, Pichetto, Santilli?

¿O los empresarios Larry Fink de BlackRock, Eduardo Elsztain del grupo IRSA, Elon Musk de Twitter (x), Migel Acevedo de AGD, Luis Pagani del grupo Arcor, Paolo Rocca de Techint, Héctor Magnetto de Clarín, Sebastián Bagó de los laboratorios o Alfredo Coto?
¿Son por acaso ustedes hoy un público respetable? Les preguntaria el Indio Solari. ¡Si ésta no es la casta, la casta donde está!
En tercer lugar, Milei no vino a resolver una crisis económica sino que llegó para crearla.

Es cierto que el gobierno de Alberto Fernández frustró expectativas y dejó un saldo amargo, pero el gobierno actual no resolvió ninguno de los problemas recibidos sino que los agravó. 

Citamos algunos ejemplos, el índice de precios al consumidor registró un alza mensual de 12,8% en noviembre de 2023 (último mes completo de la gestión del FDT), ya en diciembre el registro fue de 25,5%. Y la inflación de enero 2024 fue de 21,7% en CABA lo que hace prever un aumento similar a nivel nacional. 

Milei duplicó la inflación que arrastrábamos.

Respecto a la caída salarial, ésta fue la más grande desde la crisis de la convertibilidad, en abril de 2002, cuando los haberes se desplomaron 9,6%, ya que en términos reales cayó un 13,7% en diciembre.
Aumento de la nafta (súper YPF) 140% entre noviembre y febrero.
Suba de precios de alimentos, 30% en diciembre y 25% en enero 
Suba de medicamentos 41% en diciembre y 13% en enero.
Estos datos son solamente una muestra del proceso de destrucción social que han puesto en marcha

Los palos en la rueda

La confusión en la que quedó sumido el campo popular después de la derrota, generó todo tipo de reflexiones, especulaciones y cálculos. 

Sin embargo el agravio provocado por las políticas que desplegó la administración actual llevó a cacerolazos espontáneos, marchas, multisectoriales que empezaron a organizarse, procesos de lucha y reorganización, que fueron coronadas por el gran paro y movilización convocado por la CGT, las CTA y la UTEP y diversas organizaciones.

La contundencia de la movilización del 24E puso de manifiesto que la derrota electoral y política de la última elección presidencial no se tradujo aún en una derrota social para el movimiento popular. El pueblo mantiene su disposición de confrontación frente al ímpetu arrollador del programa de gobierno.

Inclusive la sucesión de acontecimientos desbordó a quienes profesaban como credo, la máxima institucionalista: “darles tiempo y no ponerle palos en la rueda". Cuando alguien tiene la rueda en la cabeza, ponerle un palo representa un acto instintivo de supervivencia. Y darle tiempo a un ejército de ocupación se convierte en un acto suicida, aunque a veces parezcan la Armada Brancaleone de Mario Monicelli.

Durante el tratamiento y posterior fracaso parlamentario de la Ley Ómnibus pudimos observar la endeblez del andamiaje político que los sostiene, así como el agrietamiento de la imagen del presidente omnipotente que intentan construir.
Pero la subestimación es una mala consejera.

Este traspié legislativo no debería llevarnos a pensar ilusoriamente que el ajuste cesará por peso propio ni tampoco a suponer que una eventual crisis derivará en una pueblada buscando por las Unidades Básicas “un piloto de tormentas” que nos conduzca a tierra firme. 

Una parte del pueblo nos responsabiliza -con razón- por no cumplir el contrato electoral
El FDT fue la experiencia de un frente nacional -no así de carácter popular- en alianza con grupos empresariales locales pertenecientes al Círculo Rojo ----algunos de ellos perseguidos por Mauricio Macri en la “causa Cuadernos”- con el objetivo de limitar la preeminencia en nuestro pais de los fondos buitres, como Black Rock y sectores del capital trasnacional. 
Como en todos los frentes nacionales hay unidad y disputa entre quienes solo se limitan al primer objetivo y quienes quieren profundizar la confrontación para que el proceso político asuma un carácter popular. Tal vez por impotencia, o por falta de un programa propio diferenciado -la fracción popular hasta aquel entonces más dinámica- no cumplió con sus tareas históricas y el experimento quedó trunco.

Volviendo, el gobierno podrá entrar en crisis recurrentes y tal vez encuentre la forma de metabolizarlas. Tal vez asuma formas cada vez más autoritarias a medida que pierda consenso social. 

Por eso resulta imperioso no bajar la guardia, rechazar el DNU en el Parlamento y plantear a las centrales obreras la continuidad del plan de lucha. 

Organizar el futuro

Tendremos entonces que seguir resistiendo  y en paralelo construir una salida junto a nuestro pueblo. Todo al mismo tiempo, tal vez a distintas velocidades, pero sin sacar el pie del acelerador.

Los procesos sociales son enigmáticos e impredecibles, a veces pasan 20 años y parece que sólo hubiese transcurrido un día, otras veces la historia condensa en un día 20 años, como escribió hace tiempo el sabio de Treveris.
Ahí está el 17 de octubre como ejemplo.
Pero la maduración de alternativas exige dedicación, tiempo y audacia. 
No es una tarea fácil pero sí urgente.

El campo popular atraviesa una crisis de legitimidad, un colapso de narrativas de futuro y está transitando una reconfiguración de liderazgos.

Pero ésta época dramática también puede ser una época prolífica para la producción de ideas, que rompan los moldes del neoliberalismo, que asuman la irreverencia y la ruptura como fuente de inspiración generando un nuevo bloque histórico que acepte el desborde popular como energía vivificante.

No se trata de reconstruir lo que nos trajo hasta aquí y tampoco construir desde cero, la nueva canción a componer que planteó el gobernador Axel Kicillof encierra ese desafío: la superación de una etapa -no como negación sino como superación dialéctica- integrándola en clave de futuro.

En la mítica obra Correspondencia Perón Cooke, se pueden encontrar pistas para pensar y actuar en el presente. 
Aquel antológico intercambio epistolar aporta elementos de utilidad para nuestros debates, John William Cooke le transmite al General que observa  “signos comunes” entre la Revolución Mexicana, el Peronismo y la Revolución Cubana, “cada proceso produjo una llama que iluminó a los otros”, con una característica indeleble, el entusiasmo de las masas ante la posibilidad concreta de realizar lo que antes aparecía como imposible. 

Nos aporta Diego Sztulwark, “el entusiasmo se despierta en la medida en que esas masas -intérpretes últimos- sean capaces de detectar en los procesos históricos nuevos posibles. Dicho afecto no es, por tanto, una mera manifestación de energía y alegría. Sino que contiene también una dimensión-cognitiva y de práctica orientativa. Son los pueblos los que, por medio de ese afecto entusiasta, señalan y sostienen -más allá de ciertas dirigencias que intenten frenarlos- los procesos más avanzados de la región.

Como decía Marechal, la Patria es un peligro que florece.