Un breve capítulo de la historia tributaria de Estados Unidos puede dejarnos algunas enseñanzas útiles en estos tiempos que corren.
El impuesto a las ganancias de las personas (a partir de ahora income tax) se crea en EEUU en 1864 en plena Guerra de Secesión. El impuesto gravaba todas las fuentes de ingreso, los ingresos laborales, los ingresos por rentas de la propiedad, los ingresos por dividendos de las sociedades, etc.
Es decir, el income tax cumplía con la recomendación doctrinaria de ser los más comprehensivo posible.
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A pesar de ello, a principios del siglo 20 el Congreso de Estados Unidos crea un nuevo impuesto a instancias del Poder Ejecutivo. El Impuesto a las Corporaciones o Corporate Excise Tax.
Terminada la Guerra de Secesión, la economía estadounidense sufre una transformación estructural y decisiva con la llegada y el crecimiento de las Corporaciones, (Sociedades de Responsabilidad Limitada). Este nuevo tipo de organización empresarial se expande como un virus en el capitalismo yanqui hiriendo de muerte aquella imagen idílica de Adam Smith. La idea de una economía que podía ser representada por el paradigma competitivo había entrado en crisis.
La economía estadounidense deja de estar constituida por cientos de miles de pequeñas empresas manejadas por sus dueños y pasa a estar controlada por un pequeño grupo de gigantes corporativos. Como el tío Ben Parker ya estaba dando vueltas por ahí, el Congreso crea la Sherman Act, para que las responsabilidades y los poderes vayan de la mano.
La Sherman Act de 1890 es la primera legislación AntiTrust y es el antecedente obligado de toda legislación de defensa de la competencia al imponer la destrucción del poder monopólico de las empresas. Es decir, cuando una empresa tiene demasiado poder de mercado será obligada a perder parte de participación en su mercado para evitar prácticas anticompetitivas y monopolicas
Pero volvamos al Corparte Excise Tax. En 1909 el Congreso crea el Corporate Tax. Dos años antes de que la Corte Suprema apruebe la aplicación de la Sherman Act a la Standard Oil y a la American Tobacco Company. Este dato es crucial. El gobierno de EEUU crea un impuesto sobre las corporaciones mientras en la Justicia se dirime la suerte de dos de los principales gigantes corporativos estadounidenses.
En tributación es muy importante como se denominan las cosas. Por eso el primer detalle a tener en cuenta es que en la ley, el impuesto no es denonimado Corporate Income Tax (cuya traducción sería Impuesto a las ganancias de las empresas), sino simplemente Corporate Tax (impuesto a las corporaciones).
Para entender mejor lo que estaba pasando nada mejor que leer el mensaje de elevación de la ley al Congreso del presidente Taft: "Este es un impuesto especial sobre el privilegio de hacer negocios como una entidad artificial y de la libertad de la responsabilidad societaria que disfrutan los propietarios de las acciones"
Plantear formalmente en su discurso que era un impuesto especial y no un impuesto a los ingresos fue una forma de evitar la declaración de inconstitucionalidad porque la Corte Suprema ya había avalado un impuesto a los ingresos sobre las empresas azucareras y petroleras en 1898.
Pero a mi entender, la madre de Dorrego aparece en otros párrafos:
"Otro mérito de este impuesto es la supervisión federal que debe ser ejercida en orden para hacer efectiva la ley las cuentas anuales y las transacciones comerciales de todas las corporaciones".
"Mientras la facultad de asumir una forma corporativa ha sido de máxima utilidad en el mundo de los negocios, también es cierto que sustancialmente todos los abusos y todos los males que llamaron la atención del público sobre la necesidad de reforma fueron posible por el uso de dicha facultad”
"Si ahora, mediante un sistema tributario perfectamente legítimo y efectivo, nosotros ponemos al Gobierno, a los accionistas y al público en general en conocimiento de las reales transacciones de negocios y de las ganancias y beneficios de cada corporación en el país, nosotros habremos dado un gran paso hacia el control supervisor de las corporaciones que puede prevenir posteriores abusos de poder"
Expliquemos un poco de se trata todo esto.
El primer impuesto a las ganancias de las empresas surge como un mecanismo adicional a la batalla Antitrust contra el creciente poder económico y político de las grandes corporaciones. La ley planteaba el carácter público de toda la información fiscal de las corporaciones.
Theodore Roosevelt y William Howard Taft tenían muy en claro que para poder aplicar en la práctica la ley Antitrust era clave contar con el apoyo de la opinión pública para contrarrestar el poder de las corporaciones.
Para dispersar toda duda sobre las intenciones regulatorias más que fiscales de este impuesto a las ganancias de las empresas alcanza con tener presente que el impuesto consistía en una tasa del 1% sobre los ingresos netos superiores a u$s 5.000 de las corporaciones
Pero en Febrero de 1910 el Tesoro decidió que la información no estaría abierta a la inspección pública a menos que el Congreso asignara recursos para ello. Fue el nacimiento del "secreto fiscal". Estaba claro que para las corporaciones el problema no era si impuesto era o no confiscatorio sino que la difusión de información de sus negocios consistía una amenaza mayor para sus intereses políticos y económicos.
Como dice la canción de Pedro Aznar, "En todas partes la gente es la misma"