Desde que surgió el Covid-19 se generaron muchas informaciones y noticias relativas al medioambiente, la presencia de animales en espacios que ya no transitaban y la reaparición del Himalaya, ahora visible desde la India. El aislamiento social, obligatorio o por opción, generó importantes disminuciones en la contaminación global pero no es un hecho a celebrar porque el cambio está vinculado a una pandemia con graves consecuencias para la salud y economía y no a políticas concretas para frenar el cambio climático.
Con el coronavirus, analizaron desde Greenpeace, las emisiones de dióxido de carbono se redujeron de forma significativa en los países afectado, emisiones que son responsables del cambio climático. De hecho, en China cayeron casi una cuarta parte entre principios de febrero y marzo de este año en comparación con mismo período del año pasado. Italia y Estados Unidos también registraron una baja de estos gases y, por consiguiente, de la contaminación en el aire.
Mercedes Pombo, referenta de Jóvenes por el Clima, analizó en El Grito del Sur que "es un hecho que cayeron al menos en un 25% las emisiones de gases de efecto en China, que es el mayor emisor a nivel mundial, y en la Ciudad de Buenos Aires la contaminación del aire disminuyó en un 50 por ciento". Pero también pidió "no romantizar esta crisis humanitaria porque, paradójicamente , quienes más lucran a partir de la degradación ambiental y quienes la promueven son quienes más recursos tienen para afrontar esto, tanto económica como sanitariamente" y podría generarse un "efecto rebote" una vez que la pandemia termine - o se controle - y se busque volver a estimular la economía.
En India, por ejemplo, sorprendió volver a ver claramente el Himalaya, el cordón montañoso más alto del mundo, producto de la reducción de los gases en el aire. Según IQAir, Nueva Delhi es la capital más contaminada del mundo con un índice de calidad del aire promedio de 161 – marzo 2019 – que descendió a 93 la semana pasada, un nivel moderado que favoreció la nueva e impactante vista.
Desde el Centro de Tecnologías Físicas de la Universidad Técnica de Valencia también analizaron la disminución en la contaminación registrada en España. En el informe se señala una reducción de dióxido de nitrógeno entre el 10 y 14 de marzo y el 15 y 20 del mismo mes. En Barcelona, la reducción fue del 83%; en Madrid del 73%; en Valencia del 64% y en Sevilla del 36%.
El informe de Greenpeace explica que la desaceleración de la movilidad de las personas por el aislamiento social, sobre todo el tráfico aéreo global, conduce a una caída de estas emisiones. Sin embargo, esta situación se dio después de los cinco años más calurosos. Además, 19 de los últimos 20 años registraron la mayor temperatura de ese siglo, acompañados de una suba de las emisiones de dióxido de carbono en los hogares, que sube de manera drástica.
Con estos cambios, el aire cambió su aroma. El Dióxido de Azufre es el gas responsable del olor más intenso en las ciudades y disminuyó sustancialmente por efecto del freno en la quema de combustibles fósiles y la caída de circulación de vehículos. “En los estudios y registros científicos se pueden verificar cambios que percibimos con sólo abrir las ventanas; el aire huele diferente”, explicó Leonel Mingo, del área de campañas de Greenpeace Andino. Pero sólo se podrá mantener este cambio si las ciudades producen energía a partir de fuentes renovables, como la eólica o la solar, agregó.
Según imágenes satelitales, así evolucionó la reducción de la contaminación del aire en Buenos Aires.
Por eso, se califica a la caída en las emisiones de gases como una situación “puramente cíclica” porque “una gran parte de las actividades humanas se vieron obligadas a detenerse en condiciones dramáticas y con graves consecuencias sociales y económicas”, no por una decisión estructural ya que se trata de medidas temporales para enfrentar la pandemia y no el cambio climático.
Es una especie de círculo, explicaron, porque la hipermovilidad humana fue la que favoreció la propagación de la pandemia al tiempo que las enfermedades infecciosas se vieron favorecidas por el cambio climático. Por ejemplo, debido a que los inviernos son cada vez menos intensos, ahora el virus está activo durante un período más largo, incluso durante todo el año en las regiones tropicales.