Parientes de quienes eran los titulares de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), Gustavo Arribas y Silvia Majdalani; custodios de futbolistas; agentes exonerados de otras fuerzas; ejecutivos de empresas como Metlife. La interventora de la AFI, Cristina Caamaño, se encontró con toda clase de designaciones en el organismo durante la gestión de Mauricio Macri. Una cifra le da dimensión al escándalo: sobre 1405 agentes que aparecen en la nómina de personal 845 fueron nombrados durante el macrismo. Se trata del 60%. A eso se suman los relatos de maltratos como entrenamientos en los que se les tiraba gas pimienta en la cara a los entrenados. Y el sometimiento a los polígrafos, una especie de detector de mentiras que se incorporó en los últimos cuatro años con el que se hacían interrogatorios con preguntas sexuales tanto a mujeres como a hombres. También hay datos que hacen sospechar que se practicó espionaje interno. ¿El blanco? Los docentes.
Una de las situaciones que sorprendió a quienes están intentando poner La Casa en orden es que el 60% del personal haya ingresado durante el gobierno de Macri. Es decir, en 4 años. Antes, Arribas y Majdalani echaron a casi 500 agentes. Para poner en contexto: el 40% restante del personal está en la exSIDE desde el regreso de la democracia, es decir, desde un lapso que se extiende por 32 años (si se cuenta hasta la llegada del líder del PRO a la Casa Rosada).
Una de las particularidades de algunas de las personas que contrató la gestión anterior, según pudo reconstruir El Destape, es que provenían de empresas. Una de ellas es Metlife. Otros eran acompañantes o custodios de futbolistas. No debiera sorprender a esta altura. El escribano Gustavo Arribas, el amigo del expresidente Macri que fue designado como director de la AFI, se dedicaba a la compra-venta de jugadores.
“La AFI es como una gran familia”, grafican desde el organismo. Un agente que trabaja hace 30 años hizo entrar a su hijos o hijas, por ejemplo. Según informaron a este medio, Arribas y Majdalani no escaparon a esa tentación. “Había, ahora ya no quedan tantos, familiares o parientes cercanos de Arribas y Majdalani. Algunos quedan aún”, señalaron quienes están al tanto de cómo avanza la intervención.
Del 60% del personal que nombró Macri, el 82% fue pasado a planta permanente desde las últimas PASO. Algunos de ellos no tienen siquiera el año de experiencia que requería la ley para ser formalmente designado. No faltan quienes tienen en promedio apenas una hora y cuarenta minutos de presencia a la semana en el organismo, lo que hace pensar que se trata de ñoquis, algo que se está investigando.
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La avalancha de designaciones es una de las cuestiones que está analizando la fiscal Caamaño, quien fue designada por el presidente Alberto Fernández para ordenar La Casa. Entre otras cosas, el jefe de Estado le dio la facultad de pasar a disponibilidad a todo el personal que ella requiera. Por eso se está analizando caso por caso.
Un apartado especial merece el hallazgo de “instrumentos” como el polígrafo LX5000 de la empresa Lafayette Instrument, una especie de detector de mentiras que se compró durante la administración anterior y fueron utilizados durante el macrismo. “Se usaron entre 2 y 3 veces y todos los empleados pasaron por el polígrafo menos los directores”, señalaron a este medio desde la AFI. ¿Qué hace ese dispositivo? Mide la frecuencia cardíaca y respiratoria y la presión sanguínea, entre otras cuestiones, por lo que una modificación de esos indicadores ante una pregunta puntual serviría, supuestamente, para detectar una mentira. Se les realizaba pregunta sexuales, sobre todo a las mujeres. Y a los hombres les preguntaban “si engañaban a sus mujeres o si les gustaban determinadas cosas de contenido sexual”, añadieron. De más está decir que Caamaño dio de baja ese dispositivo.
En esa línea, hubo comentarios sobre otro tipo de maltratos por parte de entrenadores. Por ejemplo, tirarle gas pimienta en los ojos a los entrenados. “Debe haber entrenamiento de seguimiento, tiro, pero hacer eso es irse de tema, es prácticamente una metodología de tortura”, indicaron desde el staff que acompaña a Caamaño.
Otro punto donde está la lupa de los interventores en la actualidad es en el del blanqueo de los gastos reservados ya que no se rendían cuentas.
En la revisión que está haciendo la nueva gestión también surgieron indicios de que la AFI podría haber practicado el espionaje interno. Concretamente, infiltrarse en una marcha de docentes y sacar fotos de los trabajadores.
La fiscal, quien en el último período del kirchnerismo estuvo a cargo de administrar la dirección de escuchas, estará como interventora de la AFI durante 6 meses pero que son prorrogables. Desde el organismo entienden que el paso de Caamaño por allí se debiera extender al menos un año para lograr reestructurarlo. A las claras está que se necesita un cambio de fondo.