El escándalo desatado por el espía ilegal Marcelo D’Alessio escala posiciones. Ya quedó a la vista la relación de D’Alessio con Daniel Santoro, pero es claro que el escriba de Clarín no operaba sólo. Tenía (y tiene) el aval de sus jefes y de su empresa.
El Destape accedió a chats desconocidos hasta ahora entre D’Alessio y Santoro donde el primero le habla al periodista sobre su jefe directo, el editor general adjunto de Clarín Ricardo Roa. “Roa es mi nuevo amigo”, le dice D’Alessio a Santoro, según consta en el expediente judicial. El mensaje llegó el 12 de febrero pasado, el mismo día que Roa le dedicó la editorial del diario al tema con el título “Netflix no lo podría hacer tan bien” y que el título central de tapa fue la operación de Elisa Carrió, el Gobierno y Clarín con escuchas ilegales para decir que este escándalo era una maniobra de presos K contra el fiscal Carlos Stornelli.
“Estoy sin dormir”, le contó D’Alessio a Santoro. Es creíble, ya que le mandó mensajes desde las 3.40 de la mañana. Desde el día anterior estaba publicada la operación de Carrió, el Gobierno y Clarín con supuestas transcripciones de escuchas ilegales a ex funcionarios kirchneristas presos en Ezeiza. Esa no la firmó Santoro sino uno de sus discípulos, Nicolás Wiñazki. Como informó El Destape, esas escuchas sólo pasaron por las manos de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), que comanda el amigo presidencial Gustavo Arribas. Carrió dijo que las recibió de fuente anónima, pero no hay otra que la misma vieja SIDE. Esto era sencillo de averiguar, pero Wiñazki decidió obviar la ilegalidad de esas supuestas transcripciones. Como en el caso de Santoro, no se trata simplemente de él, sino de sus jefes y patrones. De Roa y de Héctor Magnetto. No hay una línea de Clarín, y menos una operación sobre cuestiones de Estado que no pase esos filtros. “Voy a dormir por q no puedo más! Gracias por la contención de anoche”, le dice D’Alessio a Santoro en el mismo chat, de lo que se desprende que Santoro contuvo a D’Alessio mientras esa nota, destinada a protegerlo a él y a Stornelli, ya estaba publicada.
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El chat cierra con un mensaje de Santoro: "No te pelees con el gobierno y la oposición a la vez. Abrazo".
El 12 de febrero, la editorial de Clarín la firmó Roa. El título, “Netflix no lo podría hacer tan bien”. El diario la vendió (como se dice en la jerga periodística a las notas que quiere que se lean mucho) en tapa, justo debajo del título central que decía “Denuncian que presos K armaron una operación contra el fiscal Stornelli”. Puesto así, la intención es clara: que todo era una maniobra digna de la imaginación televisiva y no un caso que iba a derivar en una investigación sobre maniobras de espionaje e inteligencia ilegal. Todo indica que D’Alessio miró la tapa de Clarín y respiró con alivio. Roa era su nuevo amigo.
En el texto de la editorial, Roa no es tan benévolo con D’Alessio, pero es obvio que lo que vale es la lectura de la tapa, en la que el editor adjunto de Clarín tiene (y mucho) que ver. Adentro del diario, Roa escribió: “D’Alessio se vende como especialista en seguridad. Es ropa prestada: vive de vender influencias. Es del club de abogados giradores de Comodoro Py. Les dicen giradores porque giran a jueces y a fiscales amigos. Otros se encargan de la defensa jurídica. Ellos están en el rubro más mercantil de la profesión: facturan por abrir puertas y llegar donde otros no pueden llegar. El único saber que les interesa saber es cómo conseguirlo”. Reconoce también el intento de extorsión, pero luego deriva hacia la nota central del diario: que todo es una operación K.
No es único caso en el que está involucrado Roa, el número 2 de la redacción de Clarín. Según pudo saber El Destape, también figura en chats vinculados al caso de Mario Cifuentes, empresario que denunció que fue extorsionado bajo el mismo esquema D’Alessio-Santoro. “Siempre fue el diario Clarín”, contó Cifuentes en su declaración ante el juez Ramos Padilla, en alusión a las notas que se publicaban donde Santoro lo catalogaba como “el nuevo Lázaro Báez”. Cifuentes relató lo mismo que Etchebest: que D’Alessio lo extorsionaba y la amenaza tenía como apoyo las notas de Santoro. Nuevamente, Santoro no publicaría sin el aval de su jefe y su empresa.
Ya hay numerosos elementos que prueban la promiscuidad de la relación de D’Alessio con Santoro, tanto en el expediente que lleva adelante el juez Alejo Ramos Padilla como en la causa que investiga el juez Luis Rodriguez vinculada a la extorsión al despachante de aduanas Gabriel Traficante. En esta última, Franco Mizrahi reveló en El Destape que el juez Rodriguez ya pidió información sobre el celular de Santoro. ¿Roa, el nuevo amigo de D’Alessio, quedará atado a la suerte de Santoro?