El presidente Macri concluye una recorrida por el Asia suroriental con sendas visitas a la India y Vietnam, países con los que intenta aumentar las ventas externas argentinas. El "conductor" de actividad y crecimiento de 2019 serán las exportaciones, según consta en los supuestos macroeconómicos del Presupuesto, con una espectacular variación real del PBI de +20,9% respecto del año 2018. También el Banco Central cifra expectativas en el superávit comercial para equilibrar el sector externo, imaginando una proyección voluminosa de u$s 12.000 millones anuales, que el saldo de enero de apenas u$s 372 millones pareciera desmentir.
El promedio anual de exportaciones durante el trienio amarillo 2016/2018 fue de u$s 59.383 millones, por debajo de las producidas en el lapso 2013/2015, que llegaron a los 67.050 millones promedio anual. En el terreno comercial, el "retorno al mundo" o "el supermercado del planeta" resultó ser un fiasco, dado que las ventas al exterior cayeron un 11,4% en relación a los últimos tres años del ciclo 2003/2015, que ya enfrentaba la recesión de Brasil y el inicio de las acciones proteccionistas en todo el globo.
El cuadro que sigue muestra la debilidad de la inserción internacional del intercambio argentino, en un mundo que abandona el multilateralismo para encarar senderos de nacionalismo económico y/o acuerdos bilaterales:
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El intercambio comercial durante el 2018 revela:
-Déficit comercial con los bloques de economías desarrolladas, NAFTA (actual T-MEC) y Unión Europea por u$s 5.691 millones, hacia donde se dirige el 25,2% de las exportaciones.
-Déficit comercial con los bloques y economías emergentes, MERCOSUR y Asia, por u$s 7.602 millones, que reciben el 48,7 % de las ventas al exterior.
-Superávit comercial con las economías de menor porte y/o no emblocadas, África y Resto del Mundo, por u$s 9.473 millones, adquiriendo el 26,1 % de las ventas externas nacionales.
La Argentina no captura poder de compra de las economías desarrolladas
Argentina presenta severas dificultades para penetrar en los mercados de las economías con mayor poder de compra global. De hecho, cuando se desagregan las cifras precedentes se observa que el déficit de balanza con EE.UU. es de u$s 3.472 millones, con China de u$s 7.855 y con Alemania de u$s 2.298 millones. A la vez con Brasil, nuestro otrora principal socio comercial con el que se mantenía un comercio superior a los u$s 40.000 millones, en 2018 el intercambio fue de u$s 26.876 millones (un tercio por debajo del promedio) con un saldo negativo de u$s 4.270 millones.
Con el mapa de comercio exterior que arrojó en año 2018, difícilmente se pueda proyectar un "conductor de crecimiento" en las exportaciones y menos aún un equilibrio del sector externo derivado del superávit de la balanza comercial.
La Argentina no captura poder de compra de las economías desarrolladas, no alcanza intercambios compensados con las economías emergentes y, como se comentó en columnas anteriores, ha abandonado Suramérica como un mercado interno ampliado para sus productos manufacturados, desandando el proceso de integración regional que sucedió al rechazo al ALCA en el 2005.
El conflicto EE.UU.-China y las tensiones que amenazan con deteriorar severamente a la Unión Europea como bloque no permiten la deriva irresponsable con que Cambiemos se mueve en este mundo.
En definitiva, la preocupación por los dólares financieros y la capacidad de sostener un sector externo desequilibrado, se reduce cuando se alcanza un esquema de balance comercial integrado y acorde al escenario global. Esa debe ser una preocupación relevante de cualquier planteo opositor.