Las múltiples encrucijadas que enfrenta el gobierno de Alberto Fernández

El complejo escenario actual requiere de soluciones que no prescindan de discusiones críticas, a la vez que exige reforzar y mejorar el factor comunicacional.

16 de febrero, 2020 | 00.05

Las dificultades para satisfacer los numerosos reclamos que se le formulan al Gobierno eran esperables, tanto como la intransigencia de ciertos sectores y la impostergabilidad de determinadas demandas. Otro tanto en cuanto a la fragilidad de memoria y la hipocresía de la actual oposición en cuanto a las causas, como a las responsabilidades primarias que les competen, siempre favorecida por la prensa hegemónica. Comprender la gravedad de los problemas y las alternativas posibles para hallarles solución, sin prescindir de las discusiones críticas que puedan dar lugar, exige reforzar y mejorar el factor comunicacional.   

El contexto y sus complejidades

Dificultades de distinto signo ponen en evidencia una agenda política variada, que involucra tanto a la oposición como al frente interno oficialista en orden al modo de enfrentarlas desde el Gobierno nacional.

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Las deudas que ha dejado la gestión anterior son muchas y de toda índole, lo que se refleja en las múltiples demandas que se verifican en el plano social, laboral, económico, institucional y dentro de éste en el judicial.

El abuso de poder que reflejan enjuiciamientos arbitrarios, prisiones preventivas sin apego a la ley y condenas dictadas en procesos que registran graves vicios con seria afectación del derecho de defensa, cuyas víctimas ostentan como común denominador su adscripción al peronismo-kirchnerismo o su desempeño como funcionarios en el período 2003-2015, no indican sino su condición de presos por razones políticas e imponen darles un rápida respuesta acorde con los estándares básicos de los derechos humanos.

El endeudamiento del Estado ha ocupado un lugar central en la cobertura periodística, como en los debates en torno a la forma de saldarlo. Las propuestas a ese respecto muestran posiciones extremas, asumir el pago en las condiciones impuestas por los acreedores o desconocer la deuda por ilegítima.

Proposiciones que parecen inviables, tanto como lo es afrontar la deuda externa sin una profunda restructuración que abarque el capital, los intereses y la reprogramación de los plazos que incluya un período de espera generoso en ese nuevo calendario. El Presidente y su ministro de Economía se han manifestado en este sentido, aunque también se han pronunciado claramente en cuanto a que no será en desmedro de la deuda social cuya atención es prioritaria.

Alternativa, que no implica omitir la consideración e investigación acerca de las responsabilidades de quienes tomaron las decisiones de endeudar a la Argentina, facilitando la fuga de capitales y sin inversión alguna que no fuera la pura especulación financiera.

El empleo

En materia social se han adoptado una batería de medidas dirigidas a los sectores más vulnerables, con centralidad en la lucha contra el hambre y la desnutrición infantil, así como en la mejora del nivel de ingresos de los asalariados.

La recuperación de la capacidad productiva ociosa y del consumo, la inversión en ciencia y tecnología, como el objetivo de no ceñirse a la primarización de las exportaciones sino incrementar el valor agregado, forman parte de un programa en procura de una Economía sustentable y sostenible. Que se plantea como imprescindible para superar las situaciones sociales más acuciantes, tanto como condicionante para atender los compromisos financieros internos y externos.  

El problema de la desocupación sigue constituyendo una cuestión fundamental, que las recetas neoliberales no han hecho sino agravarlo. La flexibilización laboral, ya fuera por vías normativas o de hecho, no ha brindado soluciones y sólo ha producido un marcado deterioro de las condiciones de trabajo.

No será entonces por ese camino que podrá aumentarse el nivel de empleo ni asegurarse el existente, ni tampoco mediante ficticias figuras contractuales de probada precarización no alcanzadas por las tutelas del Derecho del Trabajo.                

Paritarias 2020

El desarrollo de la negociación colectiva supone la evaluación de variables propias de cada sector, como la influencia inexorable de factores generales que hacen a la marcha de la economía y al fenómeno inflacionario.

El tema salarial siempre posee centralidad, tanto cuando se verifican atrasos que exigen recomposición de los valores vigentes como en función de las legítimas pretensiones de acceder a incrementos que mejoren los ingresos en términos reales.

Las modalidades de concertación presentan muy diversas alternativas, si bien suelen consistir en aumentos porcentuales acompañados o no de otros adicionales complementarios o suplementarios de las remuneraciones.

No son frecuentes, en cambio, las llamadas “cláusulas gatillo”, que disponen un reajuste automático en función de un determinado índice y transcurrido un cierto período del lapso de vigencia del Acuerdo. Como tampoco, que los aumentos se establezcan en sumas fijas.

La gravedad de la crisis que vive el país, con un marcado sesgo recesivo y con tasas de inflación elevadas, implican un singular desafío en la ronda paritaria que se inicia.

El absoluto cambio de paradigmas económico-sociales que impulsa el actual Gobierno, también constituye un dato fundamental en orden a las expectativas favorables que es posible albergar;  y, en especial, en cuanto a un Estado proactivo que coadyuve a alcanzar equilibrios razonables, que garanticen los derechos de los trabajadores y permitan mejorar sus condiciones de vida y de trabajo.

La manera en que sea posible obtener consensos no será uniforme, ni podrá prescindir del nivel de caída salarial acumulada y la necesidad de su recomposición.

Sin perjuicio de que pueda acudirse a alguno de los mecanismos antes referidos, pareciera que lo más factible sea establecer una negociación escalonada y no anualizada, que brinde mayores certezas a la vez que facilite las readecuaciones que fueren menester realizar; o en su caso, acudir a mecanismos de revisión periódica implementados con cláusulas que ofrezcan garantías ciertas de su efectividad.

La ocasión sería propicia para explorar y analizar, complementariamente, otras cuestiones propias del desarrollo productivo de las empresas, que conlleve al sostenimiento, mejora y crecimiento del empleo, como también de dispositivos que acuerden participación en las ganancias de los trabajadores ligadas a las metas cumplidas y a la rentabilidad obtenida.    

Pretender esfuerzos compartidos, que signifiquen nuevos sacrificios de los trabajadores, no sería lógico ni justificado sin vincularlos a los resultados económicos empresarios y contando con un sistema de control sindical para mensurarlos. 

Final abierto

La presente etapa que atraviesa el país viene precedida de un largo período de persistente pérdida de derechos, empobrecimiento no sólo social sino institucional, endeudamiento y desmantelamiento del Estado.

La reconstrucción que postula el Gobierno nacional no depende exclusivamente de las medidas que pueda adoptar para alcanzar los objetivos enunciados, pero sí es indispensable que sean elocuentes en tal sentido y guarden coherencia con los principios proclamados que sustentaron el apoyo electoral.

A la dirigencia política, social, gremial y empresaria le competen responsabilidades relevantes en una salida ordenada de la profunda crisis que vive la Argentina, pero es fundamental la confianza que se genere en la población y la consolidación del frente interno de la coalición gobernante, como una presencia activa de la militancia.     

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Álvaro Ruiz

Abogado laboralista, profesor titular de derecho del Trabajo de Grado y Posgrado (UBA, UNLZ y UMSA). Autor de numerosos libros y publicaciones nacionales e internacionales. Columnista en medios de comunicación nacionales. Apasionado futbolero y destacado mediocampista.