Las 10 claves de la reforma electoral que impulsa el Gobierno

No solo el sistema de votación cambia, con el ingreso de las máquinas que ya se usan en la Ciudad de Buenos Aires, Salta y Chaco, sino que introduce modificaciones respecto de lo que se puede hacer, o no, en la PASO. El Destape accedió al proyecto y aquí resume las claves del mismo:

La reforma incorpora la BUE para las elecciones a presidente, diputados nacionales, senadores nacionales y representantes en el Parlasur. A diferencia del voto electrónico tradicional, en donde las máquinas registran el voto para un cómputo más rápido, aquí solo imprimen la voluntad del elector, que queda registrada asimismo en un chip, y se deposita en la tradicional urna de cartón.

Desde la Casa Rosada no se puede obligar a las provincias a cambiar el sistema de votación, una potestad de cada distrito. Sin embargo, invita a los mismos a sumarse (en un plazo de 120 días anteriores al comicio), ya sea en el empleo de la BUE, como en el manejo de los tiempos permitidos de campaña y el calendario electoral, una ambición de Macri.

La obligatoriedad de participar en las elecciones internas de los partidos, que se incluyó en las reforma de Cristina Kirchner del año 2010, sigue vigente, aunque con cambios.

A partir de ahora, está prohibido que un votante participe en más de una interna, eligiendo un candidato a presidente de un partido y una lista de diputados en otro. El cambio será más visible para aquellos que utilicen la BUE, ya que las máquinas tendrán configurada en la PASO la pantalla para elegir directamente en qué interna participar. En donde se mantenga la boleta de papel, el corte de boleta en la PASO será un voto impugnado. Esta prohibición no rige para las elecciones generales.

Si un frente quiere participar de las elecciones generales, debe sumar el 1,5% de los votos válidamente emitidos (contando los votos en blanco dentro del total) entre todas sus listas internas.

A diferencia del modelo actual, los votantes elegirán solo candidato a presidente y no fórmula completa en las elecciones internas, replicando el modelo porteño. En cambio, sí se deben presentar presidente y vice en las elecciones generales.

Una vez proclamado/a como ganador/a, se puede elegir como vice a cualquier persona que integre el frente electoral. Esto incluye a los candidatos derrotados en la interna, pero excluye extrapartidarios, como por ejemplo cuando Mariano Recalde fue con el radical Leandro Santoro en la fórmula para jefe de Gobierno porteño.

La reforma dice que los precandidatos en las primarias "sólo pueden hacerlo en UNA (1) lista, en UNA (1) sola agrupación política, y para UNA (1) sola categoría de cargos electivos". Esto impide que se presenten para más de un cargo en la misma elección (algo que ya estaba prohibido) y el uso de colectoras a nivel nacional, o listas que adhieren a un candidato por fuera de su agrupación.

El tribunal deberá determinar cómo se visualizarán las opciones electorales en la máquina, algo que puede torcer la voluntad del elector. Esta polémica quedó expuesta en la Ciudad con el balotaje entre Rodríguez Larreta y Lousteau, cuando ECO se quejaba porque el voto en blanco ocupaba el mismo espacio que la opción para votar a alguno de los candidatos.

Se mantiene la prohibición de realizar actos masivos "desde el comienzo y hasta 3 horas después de finalizado el comicio. Es decir, entre las 8 y las 21 del domingo. En teoría, pueden realizarse la noche anterior, pero sin venta de alcohol, que queda prohibida desde las 20 horas del sábado anterior de la votación. Se mantiene la veda a los actos proselitistas y proclamas de campaña hasta 48 horas antes del inicio (8 de la mañana del viernes anterior).