08 de abril, 2020 | 17.32

La carrera hacia la cura del coronavirus: los tratamientos en evaluación y su avance

Hay distintos ensayos, incluso en la Argentina. Cuáles son las drogas que se están testeando y cuándo podrían estar disponibles. El camino largo hacia la vacuna. Opinan Pedro Cahn, Lucía Cavallaro y Juan Carballeda

El mundo apura la carrera para encontrar un tratamiento al coronavirus, que ya provocó más de 80 mil muertos y 1,4 millón de infectados en todo el planeta. En ese marco, la Organización Mundial de la Salud (OMS) impulsa un “metaensayo” clínico a nivel global, del que participa la Argentina, en el que se comparan cuatro estrategias con distintas drogas para contrarrestar al COVID-19 en casos severos. No son los únicos estudios en la materia: numerosos grupos de investigación evalúan compuestos de distinto origen contra este virus. Cientos de trabajos científicos publicados dan cuenta de los resultados positivos que se obtienen in vitro. A la par (corre por otro andarivel), hay dos decenas de instituciones que trabajan para encontrar una vacuna que sirva para prevenir la enfermedad. Aún no hay resultados concretos pero la expectativa de una cura crece a la misma velocidad que su necesidad.

“Más de 70 países se han unido al ensayo Solidaridad de la OMS para acelerar la búsqueda de un tratamiento eficaz. Y alrededor de 20 instituciones y empresas trabajan a toda máquina en el desarrollo de una vacuna”, sintetizó el estado de situación el director general de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus, este martes, en una rueda de prensa.

Por su parte, el prestigioso infectólogo Pedro Cahn, Director Científico de la Fundación Huésped e integrante del comité de expertos en salud que asesora al presidente Alberto Fernández, indicó a este medio que “hay cientos de trabajos publicados que se refieren al coronavirus" y apuesta por el hallazgo de una vacuna. Pero, reconoce, "todavía no tenemos un tratamiento definido”.

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¿Cuáles son los principales tratamientos en evaluación? A continuación, un pantallazo por algunos de ellos.

Ensayo mundial

¿De qué consta el ensayo Solidaridad que impulsa la OMS? Es un trabajo clínico de alcance global en el que se evalúa la efectividad de compuestos con potencial efecto terapéutico para el COVID-19. El ensayo incorpora a varios miles de pacientes en distintos países, entre ellos la Argentina, y apunta a quienes sufren una enfermedad severa. Se estima que este grupo implica al 15% del total de infectados. Tal como indicó el director general de la OMS, ya forman parte de este proyecto más de 70 naciones. 

“Los compuestos que serán evaluados en este estudio son los cuatro considerados como más prometedores”, se indica en un informe sobre el SARS-CoV-2 que elaboró la Sociedad Argentina de Virología (SAV). Se trata de:

-El antiviral experimental llamado remdesivir (prodroga de un análogo de nucleótido que podría actuar como inhibidor de la RNA polimerasa viral); 

-La cloroquina e hidroxicloroquina, medicación utilizada en enfermos de malaria o paludismo o en individuos que viajan a zonas endémicas de estas enfermedades, “cuyo mecanismo de acción, es elevar el pH de los endosomas tardíos e interferir en el proceso de entrada del virus a la célula hospedadora”, se precisa en el trabajo de la SAV; 

-Una combinación de dos drogas para el SIDA: lopinavir y ritonavir, que se usan desde hace mucho tiempo para el tratamiento de infecciones con HIV. “El mecanismo de acción es el de inhibidores de proteasas”, se indica en el informe de la SAV; 

-Lopinavir y ritonavir con interferón-beta, que es “una glicoproteína celular que media la respuesta inmune innata, y degrada RNA virales, y puede contribuir a frenar la infección”.

Lucía Cavallaro, presidenta de la Sociedad Argentina de Virología, explicó a El Destape que el trabajo de la OMS es “un megaensayo clínico global donde se podrá tener el resultado del tratamiento de miles y miles de casos severos, de forma controlada, con un registro riguroso de qué medicación se da, cuál no, cómo reacciona el paciente, qué efectos adversos se observan y todo sistematizado desde los ministerios de Salud de cada país”. Según indicaron los especialistas, el ingreso al ensayo se consultará con el paciente o, en su defecto, su familia. Es necesario el consentimiento del paciente, quien deberá ser mayor de 18 años. 

“No sabemos si estos tratamientos van a ser exitosos en todos los casos –aclaró Cavallaro para no crear falsas expectativas-. Pero será sin dudas muy importante por tratarse de un ensayo controlado con pacientes de todas las etnias. Del análisis de sus resultados surgirá una respuesta que dirá cuánto puede servir cada uno de los compuestos”.

En esta línea, Cahn mencionó el caso de la hidroxicloroquina, que “hizo mucho ruido porque (el presidente de los EE.UU.) Donald Trump dijo en una conferencia de prensa que tenía la solución para el coronavirus” con esa droga. “Pero solo hay estudios de 20 pacientes, son muy limitados. Digo: no es que no vaya a servir. Pero hoy es prematuro asegurarlo”, sumó. 

¿Cuál es la ventaja del escenario actual? Que en este proceso la mayoría de las drogas que se ensayan fueron evaluadas previamente en humanos. “Algunas son drogas de las denominadas de 'reposicionamiento', es decir, están aprobadas como medicamentos de uso en humanos. Esto implica que han superado todas las pruebas respecto a toxicidad, efectos adversos, biodisponibilidad, etc. y ahora estaríamos en lo que podría denominarse 'prueba de concepto', es decir, han demostrado ser activas in vitro para inhibir la replicación del SARS-CoV-2. Resta ser probado que pueden ser antivirales eficaces cuando se administren en los individuos afectados", aclaró Cavallaro.  “La excepción –añadió la especialista- es el remdesivir que si bien había sido probada en ensayo clínico contra el virus del Ébola nunca llegó a ser aprobada para el tratamiento de las infecciones causadas por este virus. Ahora la FDA (NdelR: la ANMAT de EE.UU.) sí aprueba los protocolos para evaluar su eficacia antiviral en los casos de COVID-19, en ensayos clínicos controlados bajo la etiqueta de un uso compasivo”, puntualizó la presidenta de la SAV. 

Otras pruebas

“Hay diversas drogas que están siendo ensayadas, pero aún no hay un tratamiento efectivo”, explicó Pedro Cahn ante la consulta de El Destape. Entre las que se están probando menciona las que postula la OMS pero también otros tratamientos como el del plasma de pacientes convalecientes. ¿Qué implica esta variante? Tomar plasma de la sangre de individuos que ya tuvieron coronavirus para así pasar los anticuerpos que se generaron en las personas afectadas. Es una transfusión que permite el “traslado de anticuerpos” y así ayudar a neutralizar el virus. Es como transferirle directamente el producto de la respuesta inmune a quienes estén sufriendo la enfermedad.

Después se evalúan tratamientos con anticuerpos monoclonales. Y con otras drogas. “Hace pocos días se conocieron los efectos de la ivermectina”, comentó Cahn.

Un trabajo dirigido por la Universidad de Monash en Melbourne, Australia, junto al The Peter Doherty Institute for Infection and Immunity (Doherty Institute), aseguró que un medicamento antiparasitario, denominado ivermectin (ivermectina), vence al coronavirus. Pero por ahora son sólo ensayos.

El investigador del Conicet y especialista en virología, Juan Carballeda, afirmó que “hay varios tratamientos que se están probando en este momento”. Y destacó respecto a los antivirales en ensayo que “se pueden probar rápido porque están disponibles”. “Al cultivar el virus en laboratorio lo que se hace es ir probando qué droga inhibe la replicación viral”, explicó. “Ya hay más de 20 candidatos, que han resultado activos in vitro, y están en etapa de estudio”, agregó. “Son todos medicamentos en fase de investigación. Todavía ninguno puede llegar a formar parte de un protocolo”, enfatizó.

Si los ensayos arrojan buenos resultados, ¿cuánto tiempos puede demorar la llegada de esos tratamientos a la Argentina? “La llegada de muchos de estos tratamientos es factible. Muchas son drogas que ya se conocen y están disponibles para otras patologías como antivirales para el HIV o moléculas que funcionan evitando la replicación del virus”, indicó Carballeda. “La llegada sería fácil porque son medicamentos que existen”, señaló, en referencia a los que forman parte del ensayo Solidaridad.

En pos de adelantarse a esta situación, según indicó Cahn, el ministerio de Salud fue acumulando stock de algunas de estas drogas, para poder responder rápidamente en caso de que alguna de ellas se demuestre que funciona para inhibir al virus y contrarrestar al COVID-19.

Cualquiera de todos los tratamientos mencionados apuntan a ser curativos o reducir el mal de la enfermedad, es decir, que sea menos dura para el paciente, que se recuperaría más rápido. Esto, a la vez, implicaría una disminución del tiempo de ocupación de las camas de hospital (algo que el Gobierno sigue muy de cerca) y de la capacidad infecciosa del virus.

En este marco, el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, aseguró que la organización que dirige "tiene la determinación de garantizar que, a medida que se desarrollen medicamentos y vacunas, estos sean compartidos equitativamente con todos los países y personas". “Llamo a todos los países, empresas e instituciones de investigación a apoyar los datos abiertos, la ciencia abierta y la colaboración abierta para que los beneficios de la ciencia y la investigación lleguen a todas las personas”, añadió.

La carrera por la vacuna

“La búsqueda de la vacuna es otro capítulo”, explicó Pedro Cahn. Y precisó que hay 15 proyectos en marcha. “Algunos, por ejemplo en China, ya empezaron con ensayos en seres humanos”,  destacó. En Estados Unidos y en Israel, por citar otros casos, también hubo avances importantes.

De acuerdo al informe de la Sociedad Argentina de Virología sobre el SARS-CoV-2, se desarrollaron alrededor de 15 candidatos potenciales para vacunas a nivel mundial. La SAV estimó “que la mayoría de los candidatos tardará aproximadamente un año en comenzar los ensayos clínicos de Fase I, que es la primera etapa para lograr licenciar una vacuna”.

Las excepciones son las vacunas financiadas por la Coalition for Epidemic Preparedness Innovations (CEPI) y desarrolladas por Inovio, The University of Queensland y Moderna, Inc., respectivamente, que se proponen probar clínicamente las vacunas experimentales en aproximadamente 16 semanas”, es decir, alrededor de 4 meses, se añadió en el documento que se dio a conocer el 26 de marzo.

Otro punto que se resaltó en el trabajo de la SAV es la estrecha relación genética entre el SARS-CoV y el SARS-CoV-2: “Podría existir un cierto grado de protección cruzada a partir del uso de vacunas contra el SARS-CoV. Sin embargo, hasta el momento no existen ensayos que estén evaluando esta posibilidad”.

El virólogo Juan Carballeda sumó que encontrar una vacuna implica un proceso de cero a diferencia del trabajo con los antivirales que ya están en el mercado. 

En esa línea, Cahn sostuvo que “primero se requiere demostrar que las estrategias (de vacunación) no son dañinas para los pacientes, que no son tóxicas. Después se debe demostrar que la vacuna es efectiva y duradera. Tiene que ser inmunogénica, provocar anticuerpos y que esos anticuerpos sean protectores, neutralizantes. Esto lleva su tiempo”.

Luego hay que estudiar su desempeño en grandes poblaciones. Y, finalmente, producirla en gran escala. Para Cahn, “vamos a tener una vacuna. Es altamente probable”. Pero, con suerte, llegará a la Argentina “el invierno que viene”.