Marco Enríquez Ominami debe su primer apellido a Miguel Enríquez, líder de la guerrilla setentista chilena MIR, y el segundo a su padre adoptivo Carlos Ominami, dirigente del Partido Socialista. MEO, como lo menciona la prensa chilena, lideró en su momento una ruptura dentro de la ex Concertación porque consideraba que el sistema de coaliciones no alteraba la herencia pinochetista. Luego fue candidato presidencial por el Partido Progresista.
Ominami impulsa el denominado Grupo de Puebla, que este viernes hace cumbre en Buenos Aires. El presidente electo Alberto Fernández inaugurará un encuentro que reunirá a “30 líderes de América Latina”. La participación del líder del Frente de Todos no es casual, Fernández apuesta al Grupo de Puebla como una mesa multilateral para tejer una voz autónoma en el sur, moderada y progresista, equidistante tanto del horizonte bolivariano propuesto por el presidente Nicolás Maduro como la hoja de ruta alineada con los Estados Unidos que defiende el mandatario brasileño Jair Bolsonaro. Precisamente, el presidente del país vecino convocó a una cumbre del Mercosur la primera semana de diciembre, previo a la asunción de Fernández, para refundar el bloque con un programa ultraliberal. El Destape inició el diálogo con Enríquez Ominami sobre ese punto, el liderazgo tóxico con el que Bolsonaro busca entorpecer el proceso de integración.
-¿Cómo lee las declaraciones poco diplomáticas de Jair Bolsonaro hacia Alberto Fernández? ¿Cómo puede afectar el hecho que Brasil, la mayor potencia del Cono Sur, decida obstruir el entendimiento regional?
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-Acerca de Bolsonaro nosotros atendemos que es un presidente electo democráticamente pero por eso no podemos dejar de contrarrestar su visión. Que es una mirada que, básicamente, cree que solo se llega más rápido. Nosotros pensamos lo contrario, que juntos se llega más lejos. Por eso hemos propuesto la unidad del progresismo como primera tarea para enfrentar a los ultraconservadores. El mensaje del presidente de Brasil es improductivo porque, además, para evidencia fáctica del error político en que incurre la visión de Bolsonaro está (Sebastián) Piñera, está Lenin Moreno.
-¿Qué es el Grupo de Puebla? ¿Aspira a ser un espacio zonal institucionalizado? En todo caso, ¿Cómo suplir el declive de otros mecanismos de concertación como la CELAC y la UNASUR?
-El Grupo de Puebla es un grupo de líderes, hombres y mujeres libres que se representan a sí mismos con sus convicciones, sus valores, sus ideas. Me gustaría aclarar que es un grupo que no tiene voceros, que se junta para pensar y articular al progresismo para pensar consensos regionales en una América Latina complicada.
Nosotros no queremos reemplazar nada, somos respetuosos de experiencias como el Foro de San Pablo, lo valoramos en su identidad política, que es distinta a la del Grupo de Puebla. Ellos, el Foro de San Pablo, representan partidos, nosotros personas. En ese sentido, en los próximos días vamos a hacer público un documento acerca de nuestras propuestas de consenso regional para integrar todos los organismos regionales y subregionales, que son decenas: PROSUR, UNASUR, CELAC, ALBA, CARICOM, OEA, etcétera. Proponemos reactivar la CELAC.
-¿Cómo debería actuar la región ante la persecución política contra los opositores desatada en Ecuador por el presidente Lenin Moreno y los actuales intentos golpistas en Bolivia?
-Los intentos de golpe en distintos países, motivados por diversas razones, muestran la evidencia que se requiere con urgencia foros de integración regional. Eso es clave. Cuando existía UNASUR, y lo presidía Néstor Kirchner, que era extremadamente audaz porque era capaz de dejar todo para cuidar la democracia porque es la manera también de cuidar la economía, teníamos ese resguardo. Entonces se hace evidente que nos hace falta un gran foro multilateral para cuidar la democracia de la región.
-¿Los gobiernos de Argentina y México pueden liderar una restauración progresista latinoamericana?
-Los gobiernos de Argentina y de México son gobiernos extremadamente valiosos, legítimos. (Andrés Manuel) López Obrador hace poco fue electo, y Alberto (Fernández) acaba de ganar la elección. Por eso es que como progresistas de América Latina le damos una importancia gigantesca a la experiencia progresista que se está llevando a cabo en México, y que comenzará dentro de poco en Argentina con la asunción de Alberto Fernández.
-Por último, como ex candidato presidencial en tu país, ¿Cómo lee la continuidad de la crisis política chilena donde el presidente Sebastián Piñera y el movimiento social no parecen encontrar un punto de entendimiento?
-Con Chile vengo repitiendo lo que un periodista decía hace años: Chile es la Corea del Norte del capitalismo. Tenemos las universidades más caras del mundo, pero no son las mejores del mundo. Tenemos un modelo donde el Estado no ofrece una salud y una educación pública de calidad. Veo dos soluciones. Primero, multiplicar por cinco el paquete fiscal actual, no podemos tener un pueblo endeudado y un gobierno sin deudas, en promedio Chile tiene una deuda pública baja –apenas alcanza el 40%- comparativamente a otros países de la región. Segundo lugar hay que convocar a una Asamblea Constituyente mediante plebiscito y eso depende de una iniciativa legislativa del presidente.