La interna del Partido Demócrata en la carrera presidencial de los Estados Unidos sumó un capítulo importante esta mañana, cuando la candidata Elizabeth Warren comunicó que se baja de las primarias y deja la disputa en manos de Joe Biden y Bernie Sanders.
A través de un comunicado que publicó en sus redes sociales titulado "La pelea continúa", Warren sintetizó: "hoy suspendo la campaña para la presidencia. Sé lo duro que todos ustedes han trabajado. Así que desde el fondo de mi corazón, gracias por todo lo que has vertido en esta campaña". La excandidata progresista se negó a "cegarse por la decepción" y admitió que no se alcanzó el objetivo planteado desde el principio de la campaña.
La pregunta que quedó tras su carta pública es saber hacia qué candidato expresará su apoyo en las internas que quedan por delante. Ante la insistencia de la prensa que se congregó a las afueras de su casa en Cambridge, Massachusetts, Warren adelantó que todavía no tiene decidido a quién inclinar sus votos.
"Hoy no. No tenemos que decidir eso en este momento. Quiero tomarme un poco de tiempo para pensar un poco más”, sostuvo la exprofesora de Derecho.
La senadora por Masachussetts y la mujer que había llegado más lejos en la interna demócrata tiró la toalla después de una pésima jornada electoral en el “Supermartes” del 3 de marzo, cuando no ganó ningún estado e incluso salió tercera en el suyo. Su renuncia se suma a la del ex alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, quien también se bajó tras los decepcionante comicios del pasado martes.
La interna demócrata cuenta con solo una candidata mujer: la representante de Hawai, Tulsi Gabbard, que ha reunido solo un delegado para la nominación. Sus chances son casi inexistentes.
Warren centró su campaña en luchar contra la influencia del dinero en la política, argumentando que en temas como control de armas, cambio climático, atención médica, el poder de los corporativos y multimillonarios obstaculizaría cualquier oportunidad de lograr un cambio significativo. Otra de sus propuestas más populares era el impuesto del 2% que quería imponer a los hogares con un patrimonio de más de 50 millones de dólares.
La senadora comenzó su carrera presidencial como una de las favoritas para alcanzar la nominación. Sin embargo, el apoyo inicial se terminó rápidamente y perdió vigencia contra otro progresista en esencia, como lo es Sanders. Ambos proponían la atención médica universal, patrocinada por el gobierno bajo el programa “Medicare para Todos”, la universidad pública gratuita y medidas agresivas de lucha contra el cambio climático como parte del “Green New Deal" (Nuevo Acuerdo Verde), mientras que renunciaron a grandes recaudaciones de fondos a favor de pequeñas donaciones alimentadas por internet.