"El pelo largo vulnera el resguardo de higiene". Con este argumento el ex director de Investigaciones de la Policía de la Provincia, Miguel Osvaldo Etchecolatz, presentó su pedido de habeas corpus ante el Tribunal Oral Federal I de La Plata y ante el juez Daniel Rafecas.
En el insólito reclamo, el represor, que acumula cinco condenas por delitos de lesa humanidad y está pronto a afrontar juicios por causas similares ante el juzgado de Rafecas, exige que se le "garantice el servicio de peluquería y pedicuría".
Etchecolatz, uno de los principales fundadores del terrorismo de Estado durante la última dictadura, aseguró también en el escrito que agotó "todas las instancias posibles", y hasta firma el documento como "Prisionero de Guerra".
El lunes por la mañana se llevo a cabo la videoconferencia junto al Juez Santa Marina, donde el represor pudo expresarse y argumentar su extravagante pedido. Según las actas, Etchecolatz "hace tiempo que solitica un peluquero y un pedicuro, pero le dicen que no hay obligación de prestar ese servicio", y reclamó que "nadie da una respuesta".
El circuito Camps, de la noche de los lápices, al caso Julio López. Los antecedentes de un represor despiadado:
Miguel Osvaldo Etchecolatz es uno de los genocidas que más condenas acumula por su desempeño ilegal durante la última dictadura cívico militar. En diciembre de 1986, la Cámara Federal lo encontró culpable y lo condenó a 23 años de prisión junto a otros dos generales y policías por crímenes de lesa humanidad. Sin embargo, y gracias a la ley de obediencia debida, en menos de un año, el represor consiguió la libertad nuevamente.
El lamentablemente "famoso" Circuíto Camps que él, junto a otros 26 policías dirigían, era uno de los centros clandestinos más concentrados del país: por allí pasaron más de 280 víctimas del terrorismo de estado, entre los que se encontraban los jóvenes estudiantes secundarios de La Noche de los Lápices.
En 2004, junto a Bergés, fue condenado por el Tribunal Oral Federal I de La Plata, que lo encontró culpable de la figura supresión de identidad. Tras la anulación de las leyes de impunidad, en 2006, el tribunal lo condenó a perpetua por secuestros, tormentos y homicidios calificados. Hace 3 años Etchecolatz recibió una nueva condena: perpetua por otros quince homicidios calificados, y, la última de todas, en octubre del año pasado, cuando fue condenado por delitos de lesa humanidad en el centro clandestino La Cacha.
Cabe destacar también que la desaparición de Julio López, testigo desaparecido que aportó datos claves en el juicio de 2006, está completamente relacionada al represor. En su último enjuiciamente inclusive, antes de ser condenado, el represor escribió en un papel las palabras "Julio López" y "secuestrar" a puño y letra: