El tiroteo que terminó con la muerte de un hombre que estaba fumando en el balcón del casino City Center de Rosario vino a marcar una escalada sangrienta en la crisis que vive la provincia de Santa Fe, y en particular Rosario, con una seguidilla de 14 homicidios en 13 días y múltiples ataques a balazos a edificios de importancia institucional.
La escalada se da porque las anteriores balaceras habían sido efectuadas contra edificaciones vacías, en horas de la madrugada, que representaban alguna ligazón con la Justicia (el Centro de Justicia Penal) o el Ministerio de Seguridad (la delegación local del Servicio Penitenciario).
Esta vez los tiros fueron contra un objetivo de afluencia masiva y en la noche de un sábado. El fallecido fue Enrique Encino (64), gerente de la sucursal del Banco Nación de la localidad de Las Parejas, que recibió un disparo en la cabeza de los .
En el Ministerio de Seguridad santafesino no lo dudan: afirman que fue un asesinato al voleo para crear conmoción social y apuntan directamente a la banda criminal Los Monos y a sectores de la policía disconformes con el proceso de reforma que implementa el titular de la cartera, Marcelo Saín.
Inclusive, deslizan que se trataría de un atentado que podría no haber tenido como objetivo herir a alguien: "El disparo fue efectuado a 40 metros, desde una moto en movimiento, con una arboleda en el medio que no permite ver bien”, indicaron. A las pocas horas fue detenido un hombre como autor intelectual del ataque, que tendría vinculación con la banda del barrio La Granada.
La línea
“Estamos en crisis”, dijo a El Destape el jefe de Policía de la provincia, Víctor Sarnaglia. “Sabíamos que las cosas estaban mal, pero cada día nos encontramos con algo nuevo. La institución que me toca comandar carga cierta inercia de la gestión anterior. La Policía no está arrancando” describió.
Sarnaglia recordó que “el gobernador Omar Perotti dijo que se terminaba la línea gris entre legalidad e ilegalidad. Tenemos gente que no lo está entendiendo”, dijo con dureza. El titular de la fuerza reconoció que están parados “frente a organizaciones criminales, como Los Monos, que llevan años funcionando en base al terror y la corrupción”.
En esa línea, marcó que “como le dijimos que la compra de funcionarios no va más, ellos infunden el miedo a la población para que, como pasó como en otros gobiernos, cambien a los funcionarios y se negocie. Eso no va a pasar: no hay arreglo”, advirtió en clara alusión a las gestiones socialistas.
Por ello, consideró que la ola de balaceras es "obra de delincuentes, aunque algunos tengan uniforme”. “Los policías que no están con nosotros, están en nuestra contra”, manifestó Sarnaglia, quien además informó que llevaba a cabo por estas horas una nueva purga de autoridades policiales, como el jefe de la Unidad Regional de Reconquista, mientras a 200 metros del Casino se producía otro asesinato a mano armada y en otra zona de Rosario baleaban a un niño de 5 años.
El chancho y la mafia
En tanto, desde el peronismo salieron a bancar al ministro ante el temblor de las últimas semanas, y buscaron las raíces del conflicto en los gobiernos del Frente Progresista. “Lo señalábamos en 2012 y 2013, cuando hubo un crecimiento enorme de la violencia urbana en nuestra provincia: solo podía explicarse ese escenario por la vigencia de un autogobierno policial consentido por el poder político, situación que se extendió durante las siguientes gestiones socialistas”, apuntó consultado por este portal Eduardo Toniolli, actual concejal del PJ.
El ex diputado provincial destacó que la llegada de Saín significó “poner un coto, e incluso denunciar judicialmente, todas esas prácticas cotidianas con la que determinados sectores de la fuerza gestionan su relación con el delito”. “Sain le pegó al chancho, y saltó el dueño. El chancho es la autonomía de la fuerza, y el dueño es la mafia que se llevó la vida de miles de personas durante todos estos años. Ahora la mafia va por Saín”, alertó.
En esa línea, advirtió que “defenderlo no es defender a una persona, ni siquiera defender a la gestión de un gobernador: es defender la posibilidad de que el poder civil, aquel que fue elegido por el pueblo, imponga las reglas en materia de seguridad. Es la única forma de recuperar el control de la calle, y la tranquilidad de la población”, sintetizó Toniolli.
En su asunción, Perotti dijo que se terminaban los pactos entre la política, la policía y el delito. La designación de Saín mostró una vocación de control civil de la fuerza, que según las investigaciones judiciales siempre aparece como una pata de las bandas criminales. Todo parece indicar que hay sectores disconformes con la disolución de esta sociedad que ha obtenido, en especial en los últimos años, gigantescos dividendos.