El eterno drama de los haitianos, por Pedro Brieger

26 de junio, 2015 | 10.54
La decisión del gobierno de la República Dominicana de expulsar a miles de haitianos residentes en su territorio es un duro golpe para América Latina y el Caribe, una región que se ha caracterizado por abrirle las puertas a todos los extranjeros.

Peor aún, en este caso se están expulsando personas que habitan la misma isla, dividida por la pelea de las potencias coloniales que se la repartieron: una parte para Francia y la otra para España. Haití, el primer país que liberó los esclavos en América, es la nación más pobre de todo el continente, y durante todo el siglo veinte cruzar la frontera fue para muchos la única vía para escapar de la pobreza o de la dictadura de la dinastía Duvalier.

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Un informe del Banco Mundial de 2012 sobre ambos países, señala que "la migración por motivos económicos data de principios del siglo XX, cuando la República Dominicana recurrió a Haití en busca de mano de obra migratoria estacional. La estrategia económica de los ocupantes estadounidenses promovió la radicación de la mayoría de las industrias azucareras en la República Dominicana, que importaron mano de obra de Haití. Un acuerdo firmado en 1918 permitió la contratación de 20,000 haitianos al año para la explotación agrícola del azúcar en la República Dominicana".