En la columna "La economía argentina lateral" -publicada semanas atrás- , situábamos la relación entre las políticas monetaria y fiscal, la evolución del sector externo y la tasa de crecimiento del PIB en la última década.
Los números evidenciaban que la variación neta positiva de la base monetaria y del gasto público primario, conocidos generalmente como estímulos monetarios y fiscales a la demanda, acotaban su impacto favorable en el nivel de actividad económica cuando las reservas internacionales no acompañaban esa variación positiva. Esto da cuenta de que las políticas monetaria y fiscal expansivas son necesarias para sostener la actividad, pero no suficientes frente a un sector externo que se angosta y opera como un veto ante dichos incentivos.
La pregunta recurrente es cuán autónoma es la actividad económica interna de la oferta externa de divisas en la Argentina. La implantación de una rígida regulación cambiaria para la compra de dólares para atesoramiento y el cierre de la cuenta capital -con una renegociación de la deuda con el sector privado y con el FMI aún en sus comienzos-, la ecuación oferta de divisas/estímulo a la actividad interna se traslada enteramente a la capacidad de importar insumos necesarios para ese fin.
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Poniendo un paraguas sobre lo que podemos denominar flujo de "dólares financieros", focalizaremos la mirada en la demanda de "dólares comerciales" para solventar compras de bienes y servicios en el exterior. El gráfico que sigue muestra la tasa de variación anual de importaciones (línea roja) y la variación interanual del PBI (línea azul) en igual período (2010-2018).
Fuente: elaboración propia a base de datos del INDEC
La evolución de ambas líneas se correlaciona. Si bien la variación de las importaciones es mucho más volátil, tiende a acompañar, casi simétricamente, los movimientos más atenuados de la variación de la economía en el largo período analizado.
Resulta evidente que el nivel de importaciones incide sobre la evolución del PIB, lo cual parece una obviedad. Sin embargo, este comportamiento atraviesa distintos regímenes de intercambio comercial internacional.
El período 2010-2011 fue de protección industrial, en el marco de un impulso a la integración regional y con un régimen cambiario de flotación administrada. El período 2012-2015 fue un régimen de administración cuantitativa de las necesidades de importación con control de cambios. Finalmente, el período 2016-2018 fue de apertura comercial progresiva con un régimen cambiario desregulado administrado. En todos los casos, la evolución de las importaciones no se despega del desempeño económico general.
El segundo tema a abordar es el comportamiento de los agentes económicos demandantes de productos en el exterior para el desarrollo de la actividad interna. En los tres períodos identificados, la situación fue:
- En el período 2010-2011, la insustentabilidad del sector externo frente al alto nivel de actividad alcanzado aceleró una baja de las importaciones inversa a la salida de capitales verificada en el segundo semestre del 2011. Los agentes económicos se anticipaban al proceso regulatorio sobre el sector externo determinado por el desequilibrio existente.
-En el período 2012-2015, este freno, en un escenario de administración del comercio y regulación cambiaria, fue anclando una tasa de crecimiento promedio del lapso modesta.
-El período 2016-2018 expresa un contrasentido, ya que el libre acceso al mercado cambiario y a la compra global de bienes y servicios fue correspondida con una caída de la capacidad de compra de la mayoría de la población. Esto hizo que el súbito crecimiento de las importaciones del año 2017 apenas alcanzara para recuperar la baja del 2016 y le otorgara al gobierno de Cambiemos su único año de crecimiento del mandato. La crisis externa del 2018 rompió esta débil recuperación. El lapso muestra que las importaciones pueden ser una condición necesaria para el nivel de actividad, pero insuficiente si la demanda interna está quebrada.
Recuperando entonces la focalización del análisis en la relación importaciones/PBI y sustrayendo del mismo el comportamiento financiero del mismo, es necesario determinar con mucha precisión cuál es el nivel de insumos en el exterior que es preciso ingresar al circuito económico del país para lograr una recuperación del nivel de actividad y que, a su vez, los estímulos monetarios y fiscales necesarios no se diluyan en una tensión inflacionaria.
Este es uno de los principales tópicos a abordar por el gobierno entrante, en el marco de los amplios consensos que acertadamente está elaborando en esta difícil transición. Una recuperación vigorosa y sustentable de la economía en el corto plazo, que armonice coyunturalmente políticas fiscal, monetaria y de sector externo, es importante para que el gobierno se legitime y fortalezca para enfrentar otros problemas más complejos a posteriori.