La pandemia del coronavirus puso de relieve la necesidad de adaptar las medidas sanitarias tomadas por el Gobierno nacional a las realidades particulares de las villas, sus habitantes, condiciones de trabajo, de vida e higiene cotidianas que distan de ser como las de la población en general y los convierten en un grupo vulnerable, no sólo ante el Covid-19 sino también el dengue.
Desde la Comisión de Derechos Humanos por la Inclusión, el padre José María “Pepe” Di Paola le remarcó a El Destape la necesidad de crear comisiones o comités de trabajo en cada una de las villas de la Argentina para escuchar la realidad de sus habitantes, ya que el caso de cada barrio es particular, y atender las necesidades que variarán de una zona a otra.
Esas necesidades van desde la repartición de elementos de higiene de forma gratuita hasta la atención horaria más amplia en los centros de salud instalados en las villas para poder hacer frente a la demanda sanitaria de los habitantes. Ésto dependerá, explicó, del trabajo conjunto entre los municipios y las organizaciones de cada barrio para "generar cercanía con la gente y que reciban lo necesario mientras dure" la pandemia.
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Se trata de "bajar los principios generales a una realidad diferente", le dijo el padre Pepe a El Destape. Es que la orden de permanecer en las casas en caso de ser posible - ya sea por licencia, cuarentena, ser grupo de riesgo o poder hacer el trabajo desde el hogar - parece no acomodarse a la situación de los habitantes de las villas. Muchos no tienen trabajos en blanco, son cuentapropistas, hacen changas y si no van a trabajar un día, no tienen plata para comprar alimentos y sobrevivir.
La situación fue puesta sobre la mesa con un comunicado público para que las autoridades tomen cartas en el asunto. La solución, en tanto, dependerá del Estado. El padre Lorenzo “Toto” De Vedia habló de la posibilidad de asignaciones más fuertes y extraordinarias para afrontar la situación, así como mejorar la entrega de insumos, como alcohol en gel y jabón, acceso a medicamentos y viandas en condiciones (entregadas en tupper o alimentos no perecederos para cocinar en los hogares).
Si bien destacaron fuertemente las medidas adoptadas por el Gobierno, la lista de necesidades es amplia. Los centros de salud de los barrios funcionan y muy bien, según explicaron ambos a este medio, pero es necesario ampliar los horarios de atención y que puedan tener todos los insumos para trabajar. En este contexto, las capillas, centros barriales, comedores y escuelas juegan un rol fundamental, el mismo que todos los días pero ahora para enfrentar, además, una pandemia.
Estos espacios comunes están a disposición de los vecinos para la atención, contención y prevención del Covid-19. Sin realizar actividades para la comunidad y evitar la aglomeración, son espacios a tener en cuenta a la hora de necesitar aislar personas, mantener las distancias propuestas por el Gobierno (algo difícil en las villas donde viven muchas personas en pocos metros cuadrados), ayudar con la alimentación y mantener los lazos sociales.
En los reclamos, tato Pepe como Toto, incluyeron a las personas en situación de calle. Distintas organizaciones presentaron el lunes una nota al Gobierno de la Ciudad manifestando la necesidad de tener políticas sanitarias activas para el sector que, en el distrito más rico del país, incluye a 7251 ciudadanos de los que 5412 no tiene acceso a paradores y casi el 40% manifestó problemas de salud, lo que los pone en riesgo ante el nuevo virus.
Sin embargo, si bien la preocupación por el coronavirus es importante y desató toda esta batería de medidas, el dengue es un factor fundamental a afrontar en estos barrios. Si bien no hay casos positivos de Covid-19 en las villas, sí hay muchos infectados por el mosquito, informaron a El Destape. Por eso, los padres Toto y Pepe hicieron foco en la necesidad de fumigar habitualmente, tarea hoy insuficiente, para poder hacer frente a este mal sanitario.
Según el Ministerio de Salud, desde la situación de estado 31 del a{o pasado al 2 de marzo de este año se notificaron al Sistema Nacional de Vigilancia de la Salud 6991 casos con sospecha de dengue u otros arbovirus, de los cuales 1743 resultaron confirmados y probables para dengue. En el mismo período se registraron 724 casos importados (entre confirmados y probables) en 15 provincias y un total de tres fallecidos. Lo que lo convierte en otro de los grandes frentes sanitarios a afrontar.