El clima al comenzar la tarde era de una tensa resignación. La cabeza decía que había que esperar, que los resultados estarían y se sabría con exactitud qué pasó, aunque los augurios, por los (operados) bocas de urna que se se conocían decían que el Frente para la Victoria iba a ser derrotado y que Cambiemos, esa alianza de viejos enemigos del kirchnerismo (el radicalismo, Elisa Carrió y Mauricio Macri) se consagraría.
Así estaba el público en general que se acercó este domingo al Hotel NH Bolívar, ubicado a dos cuadras de la Casa Rosada, ese deseo que se volvió esquivo para Daniel Scioli, quien, contra su voluntad, siguió con esa maldición que asegura que nunca un gobernador de la provincia de Buenos Aires pudo llegar por el voto popular a ser presidente. Integrantes del equipo de campaña del ex motonauta aseguraban no tener números, pero las caras largas parecían un indicio elocuente.
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Mientras que en la planta baja los periodistas y curiosos varios accedían a un catering diverso que incluía jugos de fruta, gaseosas, café, medialunas, sánguches y empanadas, los pisos superiores albergaban a los distintos funcionarios que se acercaban. Así, el ministro de Salud bonaerense, Alejandro Collia, se "guardó" en la 203 junto a Carlos Gianella. El compañero de fórmula de Scioli, Carlos Zannini, se ubicaba en una habitación localizada en el quinto piso, mientras que en el décimo había reservados otros dormitorios para funcionarios del Gobierno nacional. En todos, el silencio imperaba por los pasillos.
Al principio, empezó a correrse el rumor que los números eran "desastrosos", que podía haber una derrota por más de 10 puntos de diferencia y que ya nadie dudaba que Mauricio Macri iba a ser el presidente. Salvo por el último augurio, el resto fue desmentido por los números del escrutinio provisorio.
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A diferencia de lo acontecido en otros momentos, Scioli reconoció la derrota pasadas las 22, cuando el recuento provisorio marcaba una distancia de 7 puntos. Felicitó a Mauricio Macri y fue aplaudido por los militantes naranjas que se entremezclaron en el diminuto salón de prensa donde realizó la conferencia.
En las afueras, la militancia territorial se apostaba para hacer catarsis. Manifestantes de Quebracho cantaban "Patria Sí, Colonia No" y estallaron cuando a su lado pasó la camioneta que trasladaba al derrotado candidato del FpV. Con un estilo que recordó por un momento el del fallecido Néstor Kirchner, Scioli salió para mezclarse con los militantes, quienes hasta se animaron para levantarlo en andas un rato, antes de dejarlo partir.
Al mismo tiempo, La Cámpora cantaba a media cuadra de la Plaza de Mayo. Algunos lloraban, otros tocaban el bombo, todos se desahogaban por lo que fue un día que hubieran preferido no haber vivido y se daban fuerza para lo que vendrá.
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