El universo de trabajadores alcanzados por el Impuesto a las Ganancias está compuesto por aproximadamente un millón de personas en un contexto en el que sólo el 10% de los ocupados (1.800.000) cae dentro del escalón salarial más alto, que comienza en los $ 12 mil y tiene un promedio de $17 mil. Estos datos se desprenden de estimaciones privadas cruzadas con los datos de la última Encuesta Permanente de Hogares del INDEC y la población económicamente activa total proyectada por el Banco Mundial.
Entre los trabajadores que deben enfrentar el tributo, el peso sobre el salario real aumentó a través de los años. Como indican datos del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF), un trabajador que en 2010 ganaba $17.500 y por ajustes de inflación llegó a $23.100 en 2014, pasó de dejar 0,1 sueldos por año a aportar un salario entero. Para un trabajador soltero los valores fueron superiores, ya que con el mismo nivel salarial de la segunda escala, el aporte pasó de 0,7 sueldos en 2010 a 1,7 sueldos el año pasado.
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Un 2015 sin anuncios que modifiquen las pautas de mínimos y deducciones vigentes combinado con subas nominales del 30% en los salarios llevaría a que los trabajadores alcanzados por el impuesto aumenten en cantidad y los que se mantengan vean un nuevo salto en la presión tributaria. La última vez que el Gobierno aumentó el mínimo no imponible fue hace dos años, cuando lo subió hasta los $ 15.000 sin diferenciar entre personas solteras o casadas.
Por decreto en agosto de 2013 se dispuso que todos los ocupados que ganaran menos de $15.000 brutos quedarían exentos de pagar el tributo incluso cuando alcanzaran ese nivel con los aumentos posteriores. Por otro lado, los que ya tenían ese nivel de ingresos vieron aumentos progresivos en la presión y los que se sumaron luego con sueldos mayores al piso comenzaron a pagar el impuesto.
De los $ 106.558 millones que la AFIP recaudó en febrero, el 23,6% se explicó por los ingresos generados por Ganancias. Por esto se posiciona como la tercera fuente más importante de financiamiento del Estado, después del IVA y las cargas sociales.
El tributo significó una recaudación un 39,7% superior al mismo período del año pasado, un avance superior al impuesto al consumo y al resto de los conceptos. Esto fue explicado por el alza de los salarios que ya tributaban (que en general aumentaron menos que la inflación en 2014), pero más aún por los trabajadores que superaron el mínimo no imponible y empezaron a pagar este impuesto.