Tras azotar la costa meridional de México, la tormenta tropical John volvió a adentrarse en el Océano Pacífico y se prevé que el miércoles por la noche vuelva a azotar al territorio continental mexicano nuevamente fortalecida, según el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos (NHC, por sus siglas en inglés).
John tocó tierra el lunes con fuerza de huracán, provocando inundaciones y corrimientos de tierra que destruyeron viviendas y causaron al menos cinco muertos. Sus remanentes dejaron lluvias intensas en estados donde hay importantes puertos comerciales y centros turísticos de playa.
"Las condiciones de temperatura superficial del océano siguen siendo favorables para que se alimente (la tormenta)", dijo en rueda de prensa el meteorólogo de Protección Civil Fermín Adame, que pronosticó una nueva ronda de precipitaciones "intensas" hasta el viernes.
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El NHC, con sede en Miami, señaló la posibilidad de que John vuelva a convertirse en huracán antes de llegar a la costa y advirtió de probables inundaciones repentinas "catastróficas" y de deslizamientos de tierra en cuatro estados de la costa mexicana del Pacífico.
El impacto inicial de John, que a las 12.00 horas locales (1800 GMT) del miércoles se ubicaba a unos 170 kilómetros de la ciudad turística de Acapulco y presentaba vientos máximos sostenidos de 75 kmh, según el CNH, interrumpió la electricidad en unas 100,000 viviendas, arrancó árboles y tejados.
Entre las cinco víctimas mortales registradas figuraban un niño de 10 años y su madre, que quedaron atrapados en su casa por un corrimiento de tierras en el pueblo Tlacoachistlahuaca, en el estado Guerrero, uno de los más pobres de México.
Si bien John azotó el martes la región meridional de la Costa Chica de Guerrero, ahora se prevé que golpee su litoral septentrional, la Costa Grande. Autoridades estatales alertaron que unas 4,000 viviendas de Acapulco corrían peligro e instaron a los habitantes de las zonas bajas a trasladarse inmediatamente a refugios.
El año pasado, Acapulco fue devastado por el huracán Otis, que mató a más de 50 personas y se calcula que dejó unos 15,000 millones de dólares en daños, sorprendiendo a los meteorólogos al adquirir fuerza de huracán de categoría 5 en menos de un día.
Los científicos afirman que los huracanes se están fortaleciendo más rápidamente debido al aumento de la temperatura del mar provocado por el cambio climático, lo que deja a las comunidades menos tiempo para prepararse para su impacto.
Con información de Reuters