Más de dos millones y medios de uruguayos van a definir en las urnas el reemplazo del presidente Luis Lacalle Pou, quien llega al final de su mandato con promesas incumplidas, pero con un alto índice de aprobación de su gestión. Sin embargo, en un país que impide la reelección consecutiva, no parece ser suficiente para ungir a un sucesor. En tanto, Yamandú Orsi, el candidato del Frente Amplio (FA), se esperanza después del resultado de las primarias de junio, cuando contó con el acompañamiento de su máximo referente, José “Pepe” Mujica, actualmente internado y corrido de la escena política por su cáncer de esófago.
Analistas que dialogaron con El Destape, coincidieron en que es el favorito para ganar la primera vuelta, pero la gran pregunta es qué pasará en el balotaje si el oficialismo reedita su coalición “Multicolor”. Por las reglas electorales del país vecino, los actuales socios del presidente deben ir divididos en la primera vuelta del 27 de octubre, lo que atomiza su caudal electoral. Pero si se unen la historia podría ser otra.
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Después de cinco años de gobierno liderado por Lacalle Pou y su conservador Partido Nacional -“los blancos”-, los casi 2.8 millones de uruguayos que están registrados para votar parecen estar dando señales de ir por la alternancia con la fórmula frenteamplista posicionada como favorita, con Yamandú Orsi como candidato a presidente y la ex intendenta de Montevideo (2020-2024) Carolina Cosse como vice.
El ex intendente del estratégico departamento de Canelones no solo logró ganar la interna de su espacio el 30 de junio, sino que además posicionó al FA como la fuerza con la mayor afluencia de electores, ya que votaron más de 418 mil personas, por encima de las 331 mil del PN. Otro dato alentador con el que se ilusiona Orsi son las encuestas, que si bien anticipan una elección de dos vueltas, el FA lidera los sondeos a solo dos meses de los comicios. Así lo publicó la consultora Factum en agosto, cuando los encuestados señalaron que si las elecciones fueran en ese momento, 44% votaría al FA y 47% lo haría por alguno de los partidos de la coalición de gobierno, con los blancos sumando el mayor número, 26%. La oposición ganaría cómoda, pero no le alcanzaría para los 50% que requiere la ley y, por lo tanto, todos descuentan que habrá balotaje.
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Ese panorama se completa con la fragmentación del voto oficialista, ya que como explicó a El Destape el politólogo uruguayo Daniel Chasquetti, “el sistema electoral uruguayo los obliga a ir separados, no permite que haya coaliciones y en la única instancia en que eso puede traducirse en una unidad para juntar votos es en la segunda vuelta”. En concreto, la Coalición Republicana, más conocida por su nombre anterior “Multicolor” -integrada por los partidos Nacional (PN), Colorado (PC), Independiente (PI), y Cabildo Abierto (CA)- no puede llevar una candidatura única. Por el momento, de los distintos postulados por el oficialismo, el favorito es el del PN, Álvaro Delgado, quien fue secretario de la Presidencia de Lacalle Pou y ganó la interna partidaria (llevará como vice a Valeria Ripoll, una ex dirigente sindical y panelista televisiva, en lugar de elegir, como marca la tradición, a quien queda segunda en la interna, en este caso Laura Raffo).
En segundo lugar, dentro de la terna de los oficialistas, están los colorados quienes postulan al abogado mediático y ex edil (concejal) de Montevideo, Andrés Ojeda Spitz. Este, quien tiene un perfil más joven y que lleva al abogado y profesor Robert Silva como candidato a vice, se le ha acercado en las últimas semanas a Delgado, quien viene sufriendo una caída después de las internas. De todos modos, “discursivamente, ellos están comprometiendo su estrategia para, en caso de ganar, gobernar juntos”, comentó Chasquetti.
Sin embargo, las mismas encuestas envían a la vez una señal de alerta para el FA, ya que si las fuerzas del oficialismo decidieran ir juntos a un balotaje, reeditando estrategia que hicieron en 2019, podrían estar mejor posicionados. “Las chances de que esta unidad se produzca son máximas”, dijo a El Destape el politólogo uruguayo Mauro Casa y agregó que eso se da porque hay pocos “muros” entre esos partidos y los electores van a votar por el candidato de derecha que pase al balotaje, sea o no del propio partido porque hacen “ese movimiento de forma bastante automática”. En tanto, Chasquetti agregó que el oficialismo tiene “aspectos para mostrar”, como la baja de la inflación y el desempleo o la recuperación del salario real, además de que Lacalle Pou “es muy popular” (las encuestas marcan que cerca de un 50% de la población aprueba su gestión), pero al no tener permitida la reelección, su espacio corre con desventaja.
En la misma línea, Casa destacó la popularidad de Lacalle Pou, pero con facturas de la ciudadanía en términos de su agenda de seguridad. “La situación de inseguridad ciudadana se ha agravado y la ciudadanía se lo cobra porque el gobierno llegó con un discurso de mano dura y su frase ‘se terminó el recreo para los delincuentes’, que estos dejarían de delinquir por la mano dura, pero eso no sucedió”, dijo Casa. Además, Lacalle Pou no logra que su popularidad se traslade a la fórmula que este impulsa. Según la encuestadora USINA, solo 22% de la población considera acertada la fórmula Delgado-Ripoll, mientras que el 61% considera acertada la del FA Orsi-Cosse y 45% piensa lo mismo de la fórmula Ojeda-Silva.
Casa advirtió que pese a la unidad, al oficialismo podría no alcanzarle: “El punto es si le va a alcanzar o no para ganar en la segunda vuelta. Yo tiendo a pensar que no, porque el trasvasamiento de votos de la primera a la segunda vuelta no es del 100%, sino que se pierden votos en el camino”. Y si bien aseguró que la identidad antifrenteamplista de estos sectores conservadores es muy fuerte, explicó que “hay gente que en primera vuelta vota colorado, vota cabildante, vota independiente y va a saltar a votar al FA. No son muchos, pero pueden ser decisivos”. En ese escenario de balotaje, la misma encuesta de Factum estimó que el FA superaría al oficialismo por 4 puntos.
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Para Casa, el contexto actual también es más favorable para el FA en comparación con la última presidencial. “Hay que entender que la segunda vuelta del 2019 se definió por apenas 40 o 30 mil votos, no es nada. Y el FA venía a hacer un muy mal tercer gobierno -una situación económica fría, problemas de índice de criminalidad muy altos- e igual fue una derrota muy ajustada. Ahora, uno tiende a pensar que en esta segunda vuelta el FA va a prevalecer”, valoró.
Por su parte, Chasquetti aseguró que FA “está muy bien parado y es el favorito para ganar la elección”. El especialista sostuvo que el partido de Mujica tiene buenos indicadores en las encuestas, “ya que el promedio de intención de votos están en el 43 y 44%”. Además, estimó que “tiene grandes posibilidades de conseguir la mayoría parlamentaria, que se obtiene con 47 o 48 % de los votos” y que “su fuerte está en la estructura territorial, de militantes, además de que saca partido de muchos errores del Gobierno, sobre todo de los escándalos de corrupción y de cuestiones sociales”. En cuanto a este último punto, señaló que si bien hay aspectos que tuvieron que ver con un período de pandemia, “lo cierto es que la recuperación ha sido desigual porque el salario real está igual que en 2019, pero la distribución del ingreso empeoró. Los estudios muestran que el decil más alto se ha apropiado del ingreso mejor que los más bajos y tenemos un índice de Gini empeorado respecto a 2019”.
“El FA es el partido más potente, con mayor arraigo, más afiliados, más penetración en organizaciones sociales, etc, por eso tiene un piso electoral del 40%, muy sólido. Eso a nivel estructural. A nivel coyuntura, en estos últimos cinco años, viene de una reestructuración que implicó recorrer el país y abrir comités de base, y a tener un vínculo muy aceitado con la sociedad. A partir de eso, hizo mucho músculo estos años, además de una oposición sistemática, sobre todo contra los escándalos de corrupción del Gobierno”, agregó Casa.
Plebiscito sobre seguridad social y allanamientos nocturnos
El mismo día de las elecciones generales, los uruguayos serán consultados acerca de una reforma de la constitución para permitir allanamientos nocturnos y otra para realizar varias modificaciones al sistema de seguridad social. Para que los plebiscitos logren su objetivo, deberán obtener cada uno más de la mitad de los votos válidos.
La reforma de la seguridad social es impulsada principalmente por la central sindical PIT-CNT y propone volver a fijar la edad jubilatoria en 60 años (había pasado a 65 con la reforma del sistema que impulsó Lacalle Pou y aprobó el Congreso), entre otras medidas. “El proyecto no contará con el apoyo de la actual coalición de gobierno y dentro del FA no hay una postura homogénea, ya que decidió la libertad de acción para sus militantes y la fórmula presidencial ha expresado que no va a votarlo. Según los sondeos realizados, esta propuesta no tendría los votos suficientes para implementarse”, según un informe del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG).
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El segundo proyecto lleva el sello del oficialismo y busca tener luz verde para habilitar los allanamientos nocturnos de los hogares por parte de la Policía y bajo orden judicial. El Gobierno lo presenta como la “solución” contra el narcotráfico y al momento contaría con el apoyo de más del 50% de los votantes, según las principales encuestas.
Participación femenina en las listas
Otro factor que estará en juego en estas elecciones será la participación de las mujeres en las listas uruguayas. Según el ranking de la Unión Interparlamentaria, que evalúa la presencia de mujeres en las cámaras legislativas, Uruguay está en el puesto 96 con solo 23,2% de mujeres, cuando seis países del continente superan el 40% (Argentina, México y Costa Rica, entre otros). Chasquetti, quien valora importante “la adopción de medidas afirmativas orientadas al aumento de la inserción de las mujeres en política”, comentó que en ese sentido el Congreso uruguayo aprobó por unanimidad una modificación a la ley que regula el financiamiento de los partidos.
Por ejemplo, el artículo 28 de la Ley 20.292 establece que las listas de candidatos a ediles, diputados, senadores, intendentes y presidente encabezadas por mujeres reciban un aumento del 15% del subsidio electoral. También, en caso de que las candidatas efectivamente ocupen los lugares por los que compitieron, los incentivos aumentan.
Pero Chasquetti recordó que “sin la voluntad del presidente, el incentivo no puede ponerse en marcha” y hasta el momento, no se ha “conocido noticia alguna que indique que el gobierno esté pensando en aplicarlo”. El analista afirmó: “Es realmente llamativo, dado el potencial impacto que puede tener la medida. Sería conveniente que la decisión sobre la eventual aplicación del incentivo sea conocida de inmediato debido a que la mayoría de los sectores se encuentran en la etapa de confección de las listas”.