Los uruguayos votaron este domingo sin incidentes y en un clima de tranquilidad y gran expectativa en un referendo que definió la no derogación de decenas de artículos de la llamada Ley de Urgente Consideración (LUC), una amplia reforma impulsada por el presidente Luis Lacalle Pou y considerada el corazón del programa de su gobierno. Con más del 99% escrutado, el 'No' a la derogación de la ley ganaba por 51,2% frente a un 48,8% del 'Sí', según la página web de la Corte Electoral de Uruguay.
El paquete de medidas incluye la inclusión de una regla fiscal para limitar el crecimiento del gasto, aumento de combustibles decididos por el Ejecutivo, cambios al Código Penal para ampliar la figura de legítima defensa y aumentar las penas para ataques a la Policía, y un régimen paralelo de alquileres que habilita los desalojos exprés.
En la consulta se votó a favor o en contra de derogar 125 de los 476 artículos de la Ley de Urgente Consideración (LUC), que fue sancionada en 2020 y generó reformas en varias áreas, incluyendo educación, seguridad, trabajo, administración pública y finanzas. El apoyo a las reformas de Lacalle Pou (que se expresaba con el No a la derogación) se impuso en todo el país vecino, con excepción de la capital, Montevideo, Canelones y Paysandú.
Los últimos sondeos pronosticaron un empate técnico por lo que la expectativa crece con las horas. El resultado marca el clima político y muestra una ajustada relación de fuerzas para los tres años de mandato que le quedan al presidente Lacalle Pou.
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Tras votar en Canelones, a unos 50 kilómetros al norte de Montevideo, Lacalle Pou destacó el hecho de que el futuro de los 135 artículos de la LUC se resolviera a través de "un instrumento de democracia directa". No obstante, recordó que la norma cuestionada "tiene un gran porcentaje de artículos votados por todos" los partidos con representación en el Parlamento.
El referéndum fue impulsado por una campaña masiva de sindicatos, organizaciones sociales y cooperativas que, en plena pandemia y pese a las dificultades políticas, económicas y sanitarias, lograron juntar las firmas necesarias para obligar al gobierno a plebiscitar a su ley más importante.
A tal punto se convirtió en la principal bandera de lucha de la oposición, que ahora existe cierto temor de lo que una derrota pueda significar para el Frente Amplio, la coalición de centro-izquierda que gobernó entre 2005 y 2020 el país y que desde la victoria de Lacalle Pou intenta reconfigurarse para volver al poder.
Por eso, el expresidente José Mujica (2010-15), del FA, intentó poner paños fríos. Tras votar en una escuela en el oeste de Montevideo, sostuvo que este domingo "no hay ningún triunfo ni ninguna derrota, es un paso cívico de madurez que da el país".
Dijo que un eventual triunfo del No a la derogación de los artículos no podría interpretarse como un respaldo al gobierno: "El gobierno es más que un presidente; nosotros elegimos presidente, no monarca, somos una democracia de partidos."
Por su parte, el presidente del FA, Fernando Pereira, sostuvo que las reformas dentro de la LUC no representan "las verdaderas urgencias" de las personas. Para él, estasen realidad son la "carestía, la baja del salario, las bajas jubilaciones y los problemas para acceder a productos de la canasta básica". "Esos son los problemas que urgentemente tiene que agarrar el gobierno nacional y en el que nosotros tenemos todas las ganas de participar", manifestó.
Tanto el gobierno como la oposición pusieron toda la carne al asador en esta campaña. Desde su gabinete hasta el propio presidente se involucraron en los actos y la defensa de la ley, más conocida como LUC; y en el Frente Amplio y la amplia plataforma de organizaciones sociales que impulsaron el Sí a la derogación, apostaron todo por una victoria que pusiera freno a un gobierno, que salió bien parado de la pandemia y con un mandatario aún muy popular.