Rusia lanzó hoy ataques con misiles contra ciudades del sur y este de Ucrania que dejaron al menos un muerto y una decena de heridos, dijeron autoridades, mientras que el presidente ruso, Vladimir Putin, llegó a Irán para discutir un plan de la ONU para destrabar la exportación de cereales ucranianos y otras cuestiones.
Con la guerra próxima a cumplir cinco meses, los combates en Ucrania seguían concentrándose en la región oriental cuya conquista ha fijado Putin como objetivo principal de la invasión, el Donbass, una cuenca minera e industrial fronteriza con Rusia e integrada por las provincias de Lugansk y Donetsk.
En Kramatorsk, una de las últimas ciudades de la provincia Donetsk bajo control ucraniano, una persona murió hoy en un ataque aéreo que golpeó un edificio residencial de cinco pisos en el centro de la ciudad, informó el gobernador regional Pavlo Kirilenko.
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El funcionario ya había alertado previamente de cuatro ataques rusos en la ciudad y había instado a los civiles a evacuar.
El Servicio de Emergencia de Ucrania detalló en Telegram que en ese ataque 10 personas resultaron heridas, cinco de ellas hospitalizadas, informó la agencia de noticias AFP.
Kirilenko también denunció que la infraestructura de las ciudades de Donetsk estaba siendo "metódicamente destruida por los ataques con misiles" y que se habían quedado sin suministro de gas y, en parte, de agua y electricidad, en declaraciones televisivas.
Este ataque se produjo luego de que seis personas murieran en un bombardeo ayer en Toretsk, una ciudad de 30.000 habitantes cercana a Kramatorsk.
Estos movimientos de las tropas rusas son parte de la ofensiva anunciada en mayo pasado para para "liberar" el Donbass, luego de retirar a finales de marzo las tropas que tenía desplegadas en torno a la norteña Kiev.
Actualmente, el Ejército ruso domina la mitad de Donetsk y la casi totalidad de Lugansk, luego de haber capturado este mes las últimas ciudades controladas por Ucrania en esa última provincia, que es la fronteriza con Rusia de las dos del Donbass.
Otro foco de batallas está en el sur de Ucrania, específicamente en la estratégica región de Odesa, donde se ubica el puerto más grande del país y uno de los más importantes de la cuenca del mar Negro, actualmente bloqueado por la ofensiva militar rusa que elevó el riesgo de provocar una crisis alimentaria mundial.
Fuerzas rusas dispararon hoy siete misiles de crucero Kalibr contra la región de Odesa, en el poblado de Bilenke, dijeron autoridades locales, que agregaron que seis personas resultaron heridas.
En Moscú, el Ministerio de Defensa ruso dijo que los ataques en Bilenke tenían un objetivo militar legítimo y destruyeron depósitos de municiones para armas suministradas por Estados Unidos y países europeos.
Sin embargo, un funcionario local cuestionó la afirmación de Moscú.
"Estos ataques contra personas pacíficas tienen un objetivo: intimidar a la población y a las autoridades y mantenerlas en constante tensión, dijo a la televisión ucraniana Serhiy Bratchuk, presidente del Gobierno regional de Odesa.
Sigue habiendo un alto nivel de amenaza de ataques con misiles en todo el territorio de Ucrania, dijo Oleksandr Shtupun, portavoz del Estado Mayor General de las fuerzas armadas ucranianas.
En las últimas 24 horas, al menos dos civiles murieron y 15 más resultaron heridos por bombardeos rusos en Ucrania, informó la oficina presidencial ucraniana en una actualización matutina, aunque no dio más detalles.
Los combates ocurrían mientras Putin aterrizaba en la capital iraní, Teherán, donde se reunirá con su par turco, Recep Tayyip Erdogan, por primera vez desde el inicio de la invasión, para abordar mecanismos que permitan las exportaciones a través de rutas marítimas seguras de cereales de Ucrania, uno de los mayores productores, sobre el mar Negro, para evitar una crisis alimentaria.
Turquía, miembro de la OTAN, ha intentado mantener el contacto con ambos países y ha ofrecido mediar en varias ocasiones.
El acuerdo, que se está negociando entre Rusia, Ucrania, Turquía y la ONU permitiría la salida por el mar Negro de unos 20 millones de toneladas de granos bloqueados en los puertos ucranianos debido a la ofensiva rusa.
Esta reunión se concreta un día después de que los cancilleres de países miembro de la Unión Europea (UE) se reunieran en Bruselas con el jefe de la diplomacia del bloque, Josep Borrell, quien advirtió que la reanudación de las exportaciones de granos desde Ucrania es una "cuestión de vida o muerte", y acordaran imponer sanciones a otras 48 personas y nueve organizaciones rusas.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, por su parte, continúa con la mayor reorganización política desde la invasión de Rusia en febrero, luego de que hoy el Parlamento respaldara su solicitud para destituir a la fiscal general y al jefe de la agencia de seguridad nacional (SCU).
"El Parlamento votó para despedir de sus funciones a Irina Venediktova en el cargo de fiscal general", escribió en el canal de Telegram el parlamentario David Arakhamia. Otros diputados también confirmaron la destitución del jefe del SBU, Ivan Bakanov.
Esto se produjo luego de que el domingo Zelenski anunciara la destitución de los dos funcionarios y la investigación de cerca de 650 casos de presunta traición, ayuda y complicidad con Rusia.
Ayer sustituyó a Bakanov y, en una declaración divulgada por la noche describió la reorganización de los servicios de seguridad como una "auditoría" y dijo que 28 funcionarios podrían ser despedidos.
"Diferentes niveles, diferentes direcciones. Pero los motivos son similares: rendimiento laboral insatisfactorio", sentenció.
Con información de Télam