A 15 años de Telesur: cómo nació la señal y qué desafíos enfrenta la señal de noticias en una región diferente

Esta semana se cumplieron 15 años del lanzamiento de la señal de noticias latinoamericana. Una de sus figuras más importantes habla de los desafíos que presentó la región en aquel momento y en este. 

27 de julio, 2020 | 13.33

El 24 de julio de 2005 la señal de televisión teleSUR, con sede en Caracas, Venezuela, realizaba su primera transmisión para todo el continente. Se iniciaba así el primero de muchos pasos estratégicos del gobierno bolivariano para enfrentar la hegemonía de la palabra y de la información practicada durante años por la CNN en español; años de ataques y demonización hacia los movimientos sociales y populares en general.

Hugo Chávez, principal artífice del proyecto TeleSUR, tenía en claro que un proyecto latinoamericano popular y antiimperialista no tendría éxito sin un proyecto propio de contra información a nivel continental. TeleSUR nació con ese rol: su objetivo es comunicar para integrar a los sectores populares, a los pueblos originarios, a los oprimidos por un sistema global que hegemoniza la palabra, los recursos, los derechos y las riquezas de las naciones y de sus habitantes.

Desde 2011, Reinaldo Gómez (Rei Gómez es su nombre artístico) es el embajador cubano de la cadena bolivariana de noticias: negro, políglota, elegante para vestir, para hablar y para conducir, nacido en Sancti-Spíritus, socialista, intelectual y literato.  Rei es uno de los rostros más populares del canal. Conduce de forma clásica, sin intervenir cuando el entrevistado habla y tratando de no colonizar el espacio con su visión personal; una forma de respeto que cada día más ausente en los medios masivos.

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¿Podrías describir cómo fue tu llegada a teleSUR?

El Rei pre teleSUR se desempeñaba como presentador de noticias en el Sistema Informativo de la Televisión Cubana (hoy Canal Caribe) y en Cubavisión Internacional. También ejercía como Presidente de la Cátedra de Locución Cubana y como profesor de Locución y Presentación de Espacios Informativos en la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana. Digamos que esas fueron las herramientas que eché en la maleta cuando, en abril de 2011, la máxima dirección del Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT) me informó que había sido seleccionado para representar a mi país en la multiestatal. Y una noche de mayo abordé el avión de CONVIASA rumbo a Caracas.

¿Cómo es trabajar en el único canal de televisión contra hegemónico de América Latina? ¿Cómo son las relaciones internas de trabajo y producción entre los trabajadores del canal?

Es un constante aprendizaje. Todos aprendemos de todos. Todos aportamos. Intentamos tomarle el pulso al llamado Sur Global (que no necesariamente tiene que ver con el sur geográfico). Contar el día a día implica siempre un reto. Cómo contarlo, cómo ser lo más fieles posible a la realidad, cómo enfocar el tema con la mayor pluralidad de puntos de vista posible –poniendo en primerísimo lugar la voz de nuestros pueblos–. Algunas veces lo logramos; otras, nos acercamos. Siempre aprendemos.

¿Cómo es levantarse todos los días y estar al frente de un canal de televisión que representa un proyecto político tan odiado por el imperialismo?

Para quien está convencido de que nuestro Norte es –sin lugar a dudas– el Sur, eso no es problema. Ni nos asustan las amenazas, ni nos marean los cantos de sirenas. ¿Temores? Los típicos, como humanos que somos al fin y al cabo, pero las amenazas también nos dan fuerzas para defender la paz desde nuestra trinchera: frente a las cámaras. No es sino ser cónsonos con el momento histórico que nos corresponde vivir.

El 24 de Julio de 2020 se cumplen quince años de la primera transmisión de teleSUR y 237 años del nacimiento de Simón Bolívar. ¿Cuáles son los lugares de encuentro entre la figura del libertador latinoamericano y la señal de televisión?

Celebrar la creación de nuestra casa informativa el mismo día en que nació Bolívar encierra el enorme simbolismo de celebrar la libertad para informar con voz propia, libertad de contar nuestra verdad. La espada del Libertador es para nosotros el mensaje antihegemónico.

En otra entrevista decías que es necesario reflejar a los países del norte con un pensamiento del sur, ¿podrías desarrollar mejor este concepto?

Es lo que te explicaba sobre el concepto de Sur Global. Es un concepto geopolítico. Por esa razón, las preocupaciones y luchas del pueblo estadounidense, las del movimiento de los Chalecos Amarillos en Francia, lo que en su momento fue el esperanzador 15M en España, las necesidades de los ciudadanos de la cada vez más desunida Unión Europea, las causas de los pueblos de Medio Oriente; todos esos hechos que irradian desde el norte geográfico están comprendidos en el llamado Sur Global y, por ende, forman parte de la agenda teleSUR.

Desde tu perspectiva, ¿cuánto depende la supervivencia de teleSUR de la supervivencia del gobierno de Maduro?

TeleSUR surge en Revolución y por partida doble. Las Revoluciones Cubana y Bolivariana son su Alma Mater. Pero también teleSUR ha crecido en el contexto de lo que se conoce como “década ganada en América Latina”, período al que le sucedió un lustro de arremetida neoliberal y, sin embargo, seguimos de pie, luchando contra todo tipo de tempestad que se geste desde Washington D.C., desde Miami, desde Bogotá, desde Lima, Madrid, Bruselas… Aquí estamos y aquí seguimos. Gracias a la postura inclaudicable de nuestros líderes que son continuadores del pensamiento fidelista, chavista, martiano y bolivariano.

El poder tiene en las transnacionales de la comunicación son su principal arma. Son su balón de oxígeno.

TeleSUR nació en 2005, gracias a la mirada estratégica de Hugo Chávez y al apoyo de algunos líderes regionales como Lula y Néstor Kirchner. ¿Crees que este canal hubiera sido posible en un contexto político sin el progresismo latinoamericano ocupando estos lugares de decisión institucional?

Creo que hubiera sido más difícil. Se alinearon los astros y la voluntad política 15 años atrás para que naciera este viejo sueño de los desposeídos, de los entonces sin voz, de los obreros, campesinos y estudiantes, de los aborígenes, de los negros, de las, los y les.

Cuando Macri asumió, en 2015, una de sus primeras medidas fue desarticular la ley anti-monopólica de medios audiovisuales. Lula declaró que en Brasil ni siquiera consiguió el apoyo para abrir el debate sobre una ley anti-monopólica. ¿Por qué el poder le teme tanto a la desmonopolización de la información?

Porque las transnacionales de la comunicación son su principal arma. Son su balón de oxígeno. Que se les denomine “transnacionales” no es en vano: su agenda editorial baja –con asombrosa verticalidad– desde la Casa Blanca y se transnacionaliza en lo que el hegemón sigue considerando su “patio trasero”: nuestras tierras. TeleSUR, en cambio, avanza con agenda propia, y en nuestra agenda no se maquillan las trampas de la derecha. Por eso el neoliberalismo y la CEOcracia nos temen; ergo, hacen de todo para silenciarnos. Pero ya ves, tras la tempestad siempre sale el sol.

El proyecto boliviariano, que incluye la consolidación de un medio contra hegemónico como teleSUR, entiende de la necesidad de conformar un bloque estratégico entre los diversos países de la región. ¿Crees que el imperialismo era consciente de esto o lo fue desde que asumió en la región una mayoría de gobiernos progresistas en la primera década del siglo XXI?

No podemos subestimar al imperialismo. El Che lo sentenciaba en aquellas memorables palabras suyas que se repiten –a veces– sin ser quien las dice cien por cierto consciente de la gran verdad que encierran. Heredero de la filosofía colonizadora de siglos atrás, el imperialismo y su versión contemporánea, el capitalismo neoliberal, siempre han tenido claro de lo que son capaces los pueblos oprimidos, de cuán lejos pueden llegar cuando deciden emanciparse. Por eso siempre se reinventa con fórmulas edulcoradas, presuntamente “inclusivas, democráticas”, pero en esencia colonizadoras como su propia génesis.

El periodismo corporativo y conservador acusa a señales como teleSUR de realizar un periodismo parcial, militante, mientras que ellos practicarían la objetividad periodística, «sin ideología». ¿Esto es posible esto?

¡Felices quienes se crean cien por ciento objetivos! El periodismo, en tanto disciplina    humanística, es imperfecto. Imperfecto es el ser humano. Pero amén de nuestras imperfecciones, nos guía nuestra verdad. La imparcialidad es tan insípida como insípidas son las corrientes políticas dizque “centristas” (y digo insípidas por decir lo menos, porque el “no compromiso” también marca postura, la postura acomodaticia del oportunista). Ahora, ¿cómo contar lo que consideramos digno de ser denunciado, sometido a análisis o simplemente puesto de relieve? ¡He ahí el gran reto! ¿Que si somos militantes, parcializados, ideologizadores…? ¿Qué quieres que te diga? Todo medio es portador de una ideología; todo medio (incluso, los que dicen ser “apolíticos”) es generador de opinión. Y la opinión siempre pasa por el tamiz de la politización. El ser humano es político por naturaleza. Pero nosotros somos más. ¡Somos señal insurgente!

La muerte de George Floyd volvió a mostrar el racismo vigente en la sociedad estadounidense.¿Cuánto es necesario avanzar en las luchas antirracistas en Latinoamérica? ¿Y cuál es la responsabilidad, todavía hoy, de la mirada eurocéntrica que heredamos del periodo colonial?

El tema racial no solo atañe a Estados Unidos. Es una asignatura pendiente en varios países de América Latina (incluso en aquellos donde mucho se ha avanzado en políticas de beneficio social). El racismo es un rezago del capitalismo, que a la vez lo heredó del colonialismo feudal. ¡Y es algo muy difícil de erradicar! Creo que el único antídoto (también efectivo contra la homofobia, el clasismo y la discriminación de género) es la cultura. No basta con instruir; hay que sembrar una cultura basada en el amor. Como dijo el poeta: “Solo el amor engendra la maravilla / Solo el amor convierte en milagro el barro.” Y para ayudar al amor a ganar consistencia, hay que educar sobre la base de una información responsable. Es ahí donde entramos los profesionales de la prensa a desempeñar una función medular, tenemos que sentirnos educadores de sociedades y obrar en consecuencia.