El Ejército sudanés y el grupo paramilitar Fuerza de Apoyo Rápido (FAR) se acusaron hoy mutuamente por un ataque contra una iglesia en Omdurman, una ciudad satélite de la capital del país, Jartum, a casi un mes del reinicio de los choques entre militares y el grupo armado opositor.
"Las Fuerzas de Reacción rápida rebeldes abrieron fuego contra los cristianos que rezaban en una iglesia en al Masalma, en Omdurman", dijo el Ejército sudanés en un comunicado publicado en Facebook.
A su vez, el grupo paramilitar aseguró que el ataque fue perpetrado por "un grupo terrorista extremista que pertenece a las fuerzas golpistas (al Ejército)", citó la agencia de noticias Sputnik.
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Según las Fuerzas de Apoyo, varios feligreses resultaron gravemente heridos como resultado del tiroteo.
El jueves pasado, los emisarios del general Abdel Fatah al-Burhan, jefe del ejército, y de Mohamed Hamdan Daglo, comandante de los paramilitares de las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), firmaron el jueves pasado en Yeda, Arabia Saudita, una "Declaración para la protección de los civiles en Sudán".
Es el primer acuerdo desde el inicio de su conflicto a mediados de abril y por el que se comprometieron a hacer todo lo posible para evitar daños a los civiles, informó el canal televisivo Al Arabiya.
Este documento, negociado bajo mediación de Arabia Saudita y de Estados Unidos, prevé la creación de "pasos seguros" para permitir a los civiles abandonar las zonas de conflicto, así como la facilitación de la prestación de ayuda humanitaria.
Pero no menciona una tregua, sino solamente negociaciones futuras para un alto el fuego temporal, seguido de "debates ampliados para un cese permanente de las hostilidades".
El conflicto ya causó más de 600 muertos y casi 5.130 heridos, según los datos actualizados de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Las conversaciones sobre la aplicación de este acuerdo debían reanudarse este fin de semana en Yeda, afirmó a la agencia de noticias AFP un alto responsable de la diplomacia saudita bajo anonimato.
Ayer se produjeron nuevos ataques aéreos en las proximidades de Jartum, donde los compromisos de los dos generales rivales en cuanto a la evacuación de los civiles de las zonas de combate y la prestación de asistencia humanitaria tardan en materializarse.
Desde el 15 de abril pasado, millones de sudaneses, principalmente en Jartum, están atrincherados en sus hogares, sobreviviendo a un calor sofocante prácticamente sin agua corriente ni electricidad. En todas partes hay escasez de alimentos, dinero, medicamentos y combustible.
Al-Burhan es el dirigente de facto de Sudán desde el golpe de Estado del 25 de octubre de 2021 realizado junto a Daglo, en un momento en que ambos líderes militares unieron fuerzas para expulsar a los civiles que de forma interina y con una enorme fragilidad democrática llegaron al poder tras el derrocamiento en 2019 del dictador Omar al Bashir, al mando por 30 años.
Pero con el tiempo las tensiones entre ambos generales fueron creciendo, lo que derivó en los actuales combates.
Los desacuerdos entre ambos bandos rivales se basan principalmente en el futuro de los paramilitares y su integración dentro de las Fuerzas Armadas.
Aunque el Ejército no rechaza su incorporación, quiere imponer sus condiciones y limitar su incorporación en el tiempo, pero los paramilitares exigen una amplia inclusión y, su líder quiere tener un puesto en el Estado Mayor.
Con información de Télam