En medio de la preocupación internacional por los niveles de radiación de la planta nuclear de Zaporiyia, la más grande de Europa y epicentro de los combates entre Rusia y Ucrania durante los últimos días, dos organismos de expertos que responden a ambos países confirmaron que la central está en "total normalidad". El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) había dicho días atrás que habría una "pronta" inspección de la planta, tras los bombardeos.
El Ministerio de Defensa de Rusia y la operadora estatal de energía ucraniana, Energoatom, fueron los encargados de llevar tranquilidad al respecto. "En la actualidad, personal técnico supervisa a tiempo completo el estado técnico de la central nuclear y asegura su funcionamiento", informó el Ministerio de Defensa ruso en un comunicado, informaron la agencia de noticias rusa TASS y Europa Press.
"La situación de radiación en el área de la central nuclear sigue siendo normal", agregó sobre la planta que está bajo control ruso desde marzo pasado, pero que sigue siendo operada por técnicos ucranianos.
Desde hace semanas, Rusia y Ucrania se acusan mutuamente de bombardear el recinto de la central y zonas aledañas. En las últimas horas, Rusia denunció nuevos ataques de Ucrania contra las instalaciones, concretamente dos proyectiles de artillería que impactaron cerca del reactor número 6 y en una estación de bombeo para la refrigeración de la central, respectivamente.
Ucrania, por su parte, no respondió a estas últimas acusaciones y se limitó a denunciar nuevos ataques rusos en las inmediaciones de la planta, de acuerdo con un comunicado de las autoridades locales replicado por el portal ucraniano Golos.
La planta, que se encuentra cerca de la península de Crimea, anexada por Moscú en 2014, fue conquistada por Rusia el 4 de marzo pasado, en los primeros días de la invasión a Ucrania, pero sigue siendo operada por técnicos ucranianos.
Durante los combates por su control se declaró un incendio en un centro de entrenamiento, lo que llevó a Energoatom a apagar en un principio dos reactores, y más tarde un tercero, pero mantuvo la planta operativa. En ese momento, el canciller ucraniano, Dmitri Kuleba, había advertido que, si estallaba, su impacto sería "10 veces más grande que Chernobil".
El OIEA afirmó en varias ocasiones su voluntad de organizar una inspección de la planta, algo a lo que en un principio se opusieron las autoridades ucranianas, que consideran que una visita del organismo legitimaría la ocupación rusa, aunque recientemente se mostraron menos inflexibles.
Con información de Télam