Alemania mantendrá en reserva hasta la primavera de 2023 a dos centrales nucleares, en un cambio de estrategia considerado necesario para enfrentar la posible escasez de energía tras el cese del suministro de gas ruso a través del gasoducto Nord Stream.
El jefe de Gobierno alemán, el socialdemócrata Olaf Scholz, que lidera una coalición tripartita con ecologistas y liberales, dio así marcha atrás en el cierre definitivo de las tres últimas centrales alemanas previsto para finales de 2022.
"Es muy improbable que el sistema eléctrico experimente situaciones de crisis durante algunas horas en el invierno, pero actualmente no lo podemos excluir del todo", justificó el ministro ecologista de Economía, Robert Habeck, citado en un comunicado del ministerio.
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Las centrales Isar 2 (cerca de Múnich) y Neckarwestheim 2 (Baden-Wurtemberg, en el suroeste) se quedarán en reserva para afrontar cualquier situación de urgencia energética.
Los nuevos elementos de combustible "no se cargarán y a mediados de abril de 2023 también se acabará la reserva. La energía nuclear es y sigue siendo una tecnología de alto riesgo y los residuos altamente radiactivos son una carga para decenas de generaciones", subrayó el ministro.
El ecologista era uno de los más reticentes a esta prolongación, que los liberales pedían con insistencia.
A inicios de agosto, Scholz había preparado el terreno para una población tradicionalmente desfavorable a la energía nuclear.
"Todavía puede tener sentido" no desconectar de la red las últimas centrales del país, refirió el funcionario, citado por la agencia de noticias AFP.
Las tres plantas nucleares del país son responsables de un 6% de la producción neta de electricidad.
Alemania y Francia anunciaron poco antes que se abastecerán mutuamente de energía en caso de necesidad durante el invierno.
"Vamos a finalizar las conexiones gasísticas para poder suministrar gas a Alemania si necesitara solidaridad" y esta última se preparará "para producir más electricidad y darla a Francia en situaciones de pico" de consumo, señaló el presidente galo, Emmanuel Macron, en rueda de prensa.
París, menos dependiente de Rusia y que cuenta ya con unas reservas de gas al 93%, se comprometió así a ayudar a Alemania, cuyas importaciones de gas ruso en febrero alcanzaban todavía el 55%.
El mandatario francés mencionó una conversación con Scholz sobre la crisis energética en una Unión Europea (UE) que se prepara para enfrentar a finales de año el invierno boreal con menos gas ruso.
La semana pasada, la empresa energética estatal rusa Gazprom anunció que el gasoducto Nord Stream, que une a Rusia con Alemania a través del Báltico, permanecerá "totalmente suspendido" por un problema de una turbina.
Este gasoducto es crucial para la provisión de los países europeos, que temen una crisis energética este invierno.
Desde el inicio de la guerra, a fines de febrero, Rusia redujo significativamente sus entregas de gas a los países europeos, en respuesta a las sanciones que estos le impusieron por la invasión a Ucrania.
Para compensar la caída o incluso el fin de la provisión del gas ruso, los europeos se esfuerzan en buscar otros abastecedores y en reducir su consumo, en un contexto de aumento de precios de la energía y temores de recesión.
Otra de las consecuencias de la crisis es el aumento del precio de la electricidad porque, independientemente de su modo de producción, están vinculados a la cotización del gas, que alcanzó niveles históricos desde la guerra.
Con información de Télam