Los nigerianos seguían esperando hoy, por segundo día consecutivo, los resultados de unas reñidas elecciones presidenciales cuyo escrutino avanza muy lento, lo que hace crecer las sospechas de fraude.
Más de 87 millones de personas votaron el sábado para elegir presidente para los próximos cuatro años entre 18 candidatos.
El vencedor tendrá por delante la difícil tarea de levantar al país más poblado de África (216 millones de habitantes), golpeado por una economía en declive, y una crisis política y social caracterizada por la violencia recurrente de grupos armados y el empobrecimiento generalizado de la población.
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La Comisión Electoral Nacional (Inec) comunicó ayer los resultados parciales de uno de los 36 estados del país, Ekiti (suroeste), y aplazó el resto hasta hoy, pero al mediodía local aún no se conocían los resultados.
La lentitud del anuncio oficial potenció los temores de manipulación de votos, mientras aún está presente el recuerdo de las acusaciones de fraude de la anterior convocatoria electoral.
El candidato del opositor Partido Democrático Popular (PDP) Atiku Abubakar pidió a la Comisión Electoral que anuncie los resultados lo más rápido posible y acusó a algunos gobernadores regionales de subvertir el proceso electoral.
El PDP acusó al partido gobernante Congreso de Todos los Progresistas (APC) de intento de fraude, especialmente en Lagos, la capital económica con mayor número de votantes registrados (7 millones).
"El APC está haciendo todo lo posible para hacer trampa en Lagos", declaró a la prensa su portavoz, Dele Momodu.
El Partido Laborista del candidato Peter Obi también habló de "presiones" del APC sobre el Inec.
La policía nacional pidió que se respetaran los principios del "acuerdo de paz" firmado por los candidatos en vísperas de las elecciones presidenciales.
En Kano, la mayor ciudad del norte, unos "matones" intentaron incendiar un centro de votación, antes de que intervinieran las fuerzas de seguridad, según la policía local.
La tensión es alta ya que los resultados parecen más reñidos que nunca: por primera vez desde el retorno de la democracia en 1999, Nigeria podría tener unas elecciones presidenciales a dos vueltas.
Numerosos nigerianos claman por un cambio, después de ocho años bajo el mando de Muhammadu Buhari.
El APC, el partido de Buhari, presentó para sucederlo a Bola Tinubu, de 70 años, apodado "el padrino" por su enorme influencia política, que reivindica su gestión de gobernador de Lagos y asegura que ha llegado su "turno".
El PDP presenta la candidatura del exvicepresidente (1999-2007) Atiku Abubakar, de 76 años, que intentará por sexta vez alcanzar la presidencia, argumentando que su sagacidad en el mundo de los negocios le permitirá "salvar" a Nigeria.
Sin embargo, esa hegemonía de los partidos tradicionales se ve amenazado por un tercer candidato, Peter Obi, de 61, del Partido Laborista (PL), exgobernador de Anambra (sudeste) que con sus promesas de cambio ganó gran popularidad entre los jóvenes urbanos.
Para ganar en la primera vuelta, un candidato debe quedar en primer lugar y obtener al menos 25% de los votos en al menos 24 de los 36 estados nigerianos y en Abuya, la capital federal.
En caso contrario, se debe organizar una segunda vuelta en un lapso de 21 días.
Con información de Télam