Este lunes por la mañana abrieron las puertas de la Abadía de Westminster para la celebración del funeral de Estado de la reina Isabel II, que falleció el 8 de este mes a los 96 años. La capilla ardiente permaneció abierta durante 10 días y en distintas locaciones cientos de miles de ciudadanos y ciudadanas del Reino Unido despidieron a la monarca.
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El rey Carlos III está acompañado por miembros de la familia real y miembros de la casa real, que caminaron detrás del ataúd por las calles de Westminster, que fueron en gran parte cerradas al tráfico, hasta la Abadía, que tiene capacidad para más de 2.000 personas. El féretro está escoltado por 142 marinos de la Marina Real, una tradición que se remonta al funeral de la reina Victoria en 1901.
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Los príncipes Jorge, de nueve años, y Carlota, de siete, hijos de Guillermo, el nuevo heredero de la corona, forman parte de la procesión. Allí hubo un servicio dirigido por el decano de Westminster, David Hoyle, mientras que el sermón, pronunciado por el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, líder de la Iglesia Anglicana, de la que el rey de Inglaterra es cabeza desde la ruptura con el Vaticano en el siglo XVI.
Mientras tanto, los líderes mundiales comenzaron a llegar, entre ellos el presidente estadounidense Joe Biden con su esposa, Jill. Están presentes también la primera ministra Liz Truss, antiguos primeros ministros y otras personalidades.
La realeza extranjera y los visitantes se han unido también al servicio, transmitido para cientos de millones de personas en todo el mundo. También están presentes unas 200 personas condecoradas por la reina en junio de este año, entre las que se encuentra el personal sanitario que participó en la respuesta a la pandemia.
Cómo continúa el protocolo
Tras el servicio, que finalizará a las 12 del mediodía (las 8 en la Argentina), el féretro de Isabel II recorrerá en un afuste (carro para cañones) tirado por los marineros las calles de Londres hasta el arco de Wellington, en Hyde Park Corner, en un cortejo en el que se espera la presencia de un millón de personas.
Durante la procesión se dispararán salvas de cañón en Hyde Park por la Artillería Montada Real de la Tropa del Rey cada minuto durante la procesión, mientras que el Big Ben sonará cada minuto. En el emblemático parque, se podrá seguir el funeral y la procesión en pantallas gigantes.
Al finalizar la ceremonia en la Abadía, el ataúd saldrá en coche hasta el castillo de Windsor, a unos 30 kilómetros, donde tendrá lugar un nuevo servicio fúnebre, más familiar, y su entierro, ya en privado.
Desde el sábado, 48 horas antes del cortejo, las primeras personas empezaron a apostarse en las calles del recorrido. Se espera además que cientos de miles se vuelquen a las calles de la capital británica.
La operación de seguridad para proteger el funeral implica el despliegue de más policías en Londres que nunca, según los medios británicos. "Como evento único, esto es más grande que los Juegos Olímpicos de 2012, es más grande que el fin de semana del Jubileo de Platino", dijo el subcomisario adjunto de la Policía Metropolitana, Stuart Cundy.
Más de 10.000 policías y personal se dedicarán al funeral, mientras que todas las fuerzas del Reino Unido contribuyeron, incluida el de la Policía de Irlanda del Norte. Cientos de jefes de Estado, jefes de Gobierno y altos miembros de la realeza deberán viajar a través de Londres a una iglesia de 800 años de antigüedad, sin un perímetro de seguridad permanente.
El presidente Biden, que llegó a Londres para participar del funeral, alabó la "dignidad" y el "servicio" de la reina Isabel II, antes de acudir al Palacio de Buckingham ayer para una recepción del nuevo monarca. Ayer, Carlos III agradeció el apoyo de la gente hacia él y su familia y dijo que estaba "profundamente conmovido".
Mientras tanto, mucha gente acampó durante la noche en bolsas de dormir a lo largo de las calles principales de Westminster por donde pasará la procesión. Desde el miércoles cientos de miles de personas hicieron cola para pasar frente al ataúd de la reina, y los últimos se fueron justo después de las 6.30 de esta mañana.
La gente llegó a esperar durante más de 24 horas en una larga fila a lo largo del Támesis en el centro de Londres, de casi 8 kilómetros. Anoche, el Reino Unido guardó también un minuto de silencio por la muerte de su reina.