El Gobierno de México emitió en las últimas horas una protesta formal contra Estados Unidos por la instalación de un cerco de alambre y una barrera de boyas gigantes en el río Bravo, en la frontera entre ambos países. La medida tendría el objetivo de impedir el paso de los migrantes que intentan cruzar y, según la queja diplomática, es una violación de tratados bilaterales.
La Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) informó en un comunicado que expresó su "preocupación" por la colocación del sistema, "debido a los efectos de obstrucción y desviación que dicha cerca y los barriles instalados pueden provocar sobre los escurrimientos normales y de avenidas del río Bravo".
México denunció que su instalación es una violación al artículo 17 del Tratado de Aguas Internacionales de 1944, que estipula el libre uso del cauce de los ríos internacionales para las descargas de aguas o de otros excedentes, así como el Tratado de Límites de 1970.
En ese marco, las autoridades piden la eliminación tanto de las boyas como de la cerca "por los efectos de obstrucción y desviación de los escurrimientos hacia territorio mexicano, y que en lo sucesivo no se siga considerando la zona de inundación y el cauce de este río para la instalación de los elementos mencionados", consignó la agencia de noticias Europa Press.
Más restricciones en las fronteras de EEUU y México
En mayo, antes del fin de la medida migratoria conocida como Título 42, el gobernador de Texas, el republicano Greg Abbott, anunció el comienzo de la colocación de boyas esféricas gigantes, color naranja, para construir una barrera flotante sobre el río Bravo. El sábado pasado, las autoridades del estado informaron que comenzaron a instalar una "barrera marina" como parte de la denominada Operación Lone Star, en referencia a la bandera de Texas comandado por el Partido Republicano.
"Estamos garantizando la seguridad de la frontera en la frontera. Estas boyas nos permitirán impedir que la gente llegue siquiera a la frontera", argumentó Abbott la semana pasada, tras promulgar hasta seis leyes diferentes sobre inmigración, incluida una que designa a los cárteles mexicanos como "grupos terroristas extranjeros".
Las boyas tienen diferentes alturas, pero la mayoría son de unos 1,2 metros, y van ancladas al fondo del río. El director del Departamento de Seguridad Pública de Texas, Steven McCraw, destacó que se evaluó el posible riesgo con la instalación de estas boyas: "Queremos evitar que la gente resulte herida, evitar que haya ahogamientos".
Pero la presidenta de la ONG Proyecto Derechos Civiles de Texas, Rochelle Garza, alertó que esta medida solo suma un riesgo más al cruce: "El gobernador Abbott sigue saliéndose de sus competencias e incumpliendo la Constitución al interferir en inmigración y fronteras. El Gobierno federal debe garantizar que quienes buscan la seguridad de nuestro país sean bienvenidos con dignidad", manifestó, citada por la agencia de noticias Europa Press.
"La gente ya corre el riesgo de ahogarse en el río Grande por las plantas, los restos y una corriente impredecible. Estas barreras sólo suman nuevos riesgos a los que ya tienen que afrontar", apuntó. El 4 de julio pasado cuatro personas murieron ahogadas, incluido un bebé, cuando intentaban cruzar el río a la altura de la localidad texana de Eagle Pass.