Miles de serbios de Kosovo volvieron a protestar hoy contra la elección de alcaldes albaneses en ciudades de ese territorio de gobierno autónomo reclamado por Serbia, en medio de creciente tensión que ha causado alarma en Europa y más allá.
En esta ocasión, muchos de los manifestantes serbios llevaban consigo símbolos judíos para trazar un paralelismo entre su situación y los guetos de judíos durante la Segunda Guerra Mundial, que consideran comparables.
La nueva protesta llegó luego de que más 30 soldados de la fuerza de mantenimiento de paz de la OTAN en Kosovo resultaran heridos esta semana en enfrentamientos con manifestantes serbios en el municipio de Zvecan, en el norte del territorio.
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En Rusia, un país también de origen eslavo y aliado de Serbia, el vocero del presidente Vladimir Putin llamó hoy a "respetar" los "derechos" de los serbios de Kosovo.
Por tercer día seguido, hoy hubo protestas en Zvecan y en las localidades de Zubin, Potok y Leposavic, bajo la misma consigna de exigir la renuncia de alcaldes de etnia albanesa electos en recientes comicios boicoteadas por la comunidad serbia de Kosovo.
En Zvecan, los manifestantes se congregaron frente al edificio de la Municipalidad y exigieron la retirada de las unidades especiales de la Policía kosovar desplegadas en esa parte de la localidad, informó la agencia de noticias Europa Press.
Los manifestantes desplegaron una bandera serbia de 250 metros.
El edificio municipal estaba custodiaba por un importante contingente de soldados de la Fuerza Internacional para Kosovo (KFOR), un cuerpo liderado por la OTAN.
Los efectivos rodearon el edificio y reforzaron la zona colocando una alambrada y una barrera de metal.
Kosovo es un territorio ubicado al sur de Serbia poblado principalmente de personas de etnia albanesa, así como por una numerosa minoría de serbios.
La mayoría de los albaneses son musulmanes, mientras que el grueso de los serbios son cristianos ortodoxos, como los rusos.
El territorio fue una provincia del norte de Serbia hasta que en 2008 declaró su independencia de manera unilateral.
En 1998, rebeldes de etnia albanesa lanzaron una rebelión para librar al país del dominio serbio.
La represión de Belgrado provocó una intervención de la OTAN en 1999, que obligó a Serbia a retirarse y ceder el control a fuerzas de paz internacionales.
Serbia se ha negado a reconocer la condición de Estado de Kosovo y todavía lo considera parte suya, aunque no tiene control formal allí.
La independencia de Kosovo ha sido reconocida por unos 100 de los más de 190 países, incluido Estados Unidos y la mayoría de los de la Unión Europea (UE).
Rusia, China y cinco naciones de la UE, entre ellas España, se han puesto del lado de Serbia. También para Argentina, Brasil y casi todos los países sudamericanos, Kosovo es parte de Serbia.
El punto muerto ha mantenido las tensiones a fuego lento y ha impedido la estabilización total de la región de los Balcanes después de las sangrientas guerras de la década de 1990 de desintegración de la antigua Yugoslavia, el germen de la actual Serbia.
Las tensiones estallaron el lunes pasado después de que manifestantes serbios intentaran entrar por la fuerza en la municipalidad de Zvecan y fueran repelidos con gases lacrimógenos por la policía de Kosovo y efectivos de la KFOR.
Después de los incidentes, la OTAN anunció ayer el refuerzo del contingente en Kosovo, un territorio de 1,8 millones de habitantes, entre ellos unos 120.000 serbios.
Serbia informó por su parte, que 52 personas resultaron heridas en los disturbios, tres de ellos de "gravedad".
En Moscú, el vocero de Putin y del Kremlin defendió hoy a los serbios de Kosovo.
"Creemos que todos los derechos e intereses legítimos de los serbios de Kosovo deben ser respetados", dijo a la prensa Dmitri Peskov.
Peskov advirtió además contra "acciones provocadoras" que atenten contra los derechos de los serbios, expresando la preocupación del Kremlin con respecto a la cuestión de Kosovo.
La Unión Europea (UE), que ejerce como mediador desde hace una década, llamó a ambas partes a que "reduzcan las tensiones de forma inmediata" y sin condiciones.
Estados Unidos, que es un aliado histórico de Kosovo, criticó el rol del gobierno de primer ministro kosovar Albin Kurti en la crisis y vetó al país de participar en unos ejercicios militares conjuntos.
También reaccionó el presidente francés, Emmanuel Macron, que denunció ayer "la responsabilidad de las autoridades kosovares" en el agravamiento de la situación en Kosovo.
La disputa sobre Kosovo tiene siglos de antigüedad.
La mayoría de la etnia albanesa de Kosovo ve a Kosovo como su país y acusa a Serbia de ocupación y represión.
Serbia considera la región como el corazón de su estado y religión. Numerosos monasterios cristianos ortodoxos serbios medievales se encuentran en Kosovo.
Hoy, la ministra de Deportes francesa reprendió al tenista serbio Novak Djokovic por un mensaje reivindicando la pertenencia de Kosovo a Serbia y pidiendo el fin de la violencia que escribió en una cámara de TV durante el abierto de tenis de Francia.
Es inapropiado", "esto no debe volver a ocurrir", dijo la ministra Amélie Oudéa-Castéra a la cadena France 2, por considerar que se trató de un mensaje de "activista" y "muy político".
"Kosovo es el corazón de Serbia. Stop a la violencia", escribió Djokovic en una cámara tras jugar un partido en Roland Garros.
El tenista, nacido en 1987 en Belgrado, dijo después a la prensa de su país: "Kosovo es nuestra cuna, nuestra fortaleza, centro de las cosas más importantes de nuestro país...".
Con información de Télam