La reforma que eleva la edad jubilatoria impulsada por el presidente francés, Emmanuel Macron, pasó de forma automática al Senado, luego de que ayer la Asamblea Nacional (Cámara baja) no pudiera llegar a un voto, en momentos en que los sindicatos convocan nuevas huelgas para resistir su implementación.
Pasada la medianoche y tras casi 15 días de debate, la presidenta de la Asamblea Nacional, Yael Braun-Pivet, puso fin al análisis del texto, que no llegó a votarse, antes de dar paso al debate sobre una moción de censura presentada por la ultraderecha, que fue ampliamente rechazada, informó la agencia de noticias AFP.
La primera lectura del texto concluyó sin que pudieran evaluar sobre gran parte del contenido debido a las numerosas enmiendas presentadas por la formación de izquierda La Francia Insumisa (LFI), en un contexto de tiempo limitado por el polémico procedimiento escogido por el gobierno que le permite aplicar la reforma a fines de marzo, si las dos cámaras del Parlamento no se pronuncian.
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Entre los puntos que no se pudieron abordar, el principal es el artículo 7 que establece el aumento de la edad mínima de jubilación de 62 a los 64 años y que causó hasta ahora cinco manifestaciones en todo el territorio francés.
"Hay indignación, obstrucción e invectivas. Y desde este punto de vista, el debate no ha prosperado", admitió el diputado Mathieu Lefevre, del bloque oficialista Renacimiento, según la cadena pública RFI.
Desde la agrupación LFI culpan al Ejecutivo de "la responsabilidad de esta falta de tiempo" al "limitar el plazo del debate a 12 días", acusó el diputado Paul Vannier.
Ahora, el pleno del Senado debatirá a partir del 2 de marzo la propuesta de retrasar la edad jubilatoria para 2030 en Francia, que desde su presentación en enero provocó una oleada de protestas masivas.
Dos de cada tres franceses se oponen, según los sondeos, y el 31 de enero tuvo lugar la mayor protesta contra una reforma social en tres décadas.
Los sindicatos buscan aumentar la presión a partir del 7 de marzo, con huelgas prorrogables, y los opositores cargan contra un proyecto que perjudicaría a las clases populares.
El Gobierno defiende subir una de las edades de jubilación más bajas de Europa como una manera de evitar un déficit en la caja de las pensiones.
Aunque se daba casi por hecho que no se llegaría a votar en la Asamblea, los sindicatos aumentaron la presión en los últimos días sobre la oposición de izquierda para que se pueda debatir al menos el artículo relativo al retraso de la edad.
Si para el 26 de marzo, las dos cámaras no logran pronunciarse sobre el texto, el procedimiento utilizado permitiría al Gobierno aplicar de todas formas la reforma, aunque corre el riesgo de aumentar el descontento social.
Con información de Télam