El DNU desregulador de Javier Milei en el espejo del Fujishock de Alberto Fujimori

Las medidas aplicadas por el libertario recuerdan a la desregulación del fujimorismo. El paquete aplicado en tierras peruanas no tuvieron un impacto inmediato en la baja de los precios.

23 de diciembre, 2023 | 00.05

La llegada de Javier Milei al poder trajo consigo los recuerdos de los gobiernos de Alberto Fujimori. Al ex mandatario peruano se lo ha mencionado en reiteradas ocasiones en los últimos días en los medios argentinos y del Perú también, dado que muchos analistas encuentran similitudes entre las políticas económicas aplicadas en el país vecino y las que anunció el nuevo jefe del ejecutivo nacional. Otros análisis también comparan el mega DNU libertario con el autogolpe del ex presidente en 1992. De qué se trató el Fujishock y qué consecuencias tiene hasta el día de hoy en tierras peruanas, es una de las preguntas que surgen para saber qué puede pasar también en la Argentina.

El Fujishock

“Nosotros sí vamos a atacar la inflación, pero sin el shock”, le decía un joven Fujimori a su contrincante, Mario Vargas Llosa, en el debate presidencial de la campaña electoral de 1990. El reconocido escritor, que en el último tiempo recobró relevancia por su apoyo a los candidatos de la derecha internacional, había dicho que para terminar con la inflación que en 1989 había alcanzado el 2775%, se debía llevar adelante una serie de medidas de impacto. El candidato con ascendencia japonesa se mostró contrario a esa opción y ganó la elección con más del 60% del apoyo.

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A menos de un mes de haber asumido y pese haber negado que iba a llevar adelante un ajuste, el gobierno de Fujimori anunció lo que se conocería luego como el Fujishock. Este paquete de medidas que apuntaba a terminar con la hiperinflación, constaba en quitar subsidios, terminar con el control de precios, liberar el dólar y declarar el Estado de Emergencia, entre otras. Si bien hubo más medidas posteriores de desregulación estatal en transporte, medicina, empresas públicas, privatizaciones, las primeras medidas tuvieron un impacto directo en los precios, con aumentos en los productos de la canasta comestible, pero también en combustible y las tarifas de servicios públicos.

“El kilo de azúcar blanca que hoy se conseguía a 150 mil intis (moneda peruana de ese momento) costará a partir de mañana 300 mil, el pan francés que esta tarde costaba 9 mil costará mañana 25 mil”, así el ministro de Economía fujimorista, Juan Carlos Hurtado Miller, anunciaba cómo se incrementarían los precios de los alimentos, tras la quita de controles estatales y subsidios que habían sido aplicados en gran parte en el primer gobierno de Alan García. A esas medidas las llamarían “sinceramiento” de precios y llevaron a que la hiperinflación que era de casi 3 mil% pase a ser más de 7 mil %. El funcionario que dio su mensaje televisado un 8 de agosto de 1990 terminó su alocución con una frase que quedó grabada en la memoria peruana: “Qué dios nos acompañe”.

¿Similitudes?

“Creo que Perú vivía una situación más complicada que la Argentina, había hiperinflación con una suba de precios mensual de 350%, había escasez de productos, además de la violencia del Perú (Sendero Luminoso)”, explicó en diálogo con El Destape, el director de Estudios de Opinión de Ipsos Perú. El especialista recordó que ese contexto contribuyó a que parte de la población apoyara lo que el gobierno llamó “sinceramiento” de precios y que después de años de una economía en crisis, se había generado la esperanza o la idea de que había que pasar por ese doloroso tramo para mejorar los indicadores económicos del país.

Es válido recordar que en Perú a fines de los ‘80 y en los ‘90 se vivía una violencia extrema. Según la Comisión de Verdad y Reconciliación (CVR) fueron asesinadas casi 70 mil personas. De las cuales, consideran que Sendero Luminoso cometió el 54% de esos asesinatos y las las Fuerzas Armadas el 36%, entre otros. El discurso de fujimorismo era de mano dura contra el terrorismo, en una sociedad que vivía atemorizada. De hecho, algunos peruanos recuerdan que temían salir a protestar por la situación económica y ser catalogados de terroristas, en medio de un despliegue de Fuerzas de Seguridad. De hecho, Fujimori que en ese momento salió en libertad, estaba en la cárcel en el cumplimiento de una condena a 25 años acusado por crímenes de lesa humanidad.

El discurso del fujimorismo tras negar el ajuste, empezó a ser cada vez más sobre la necesidad de buscar terminar con el déficit fiscal y para eso había que hacer un achique del Estado con privatizaciones, despido de empleados públicos, entre otros. Allí entra otra narrativa que podría compararse con el discurso de Milei, dado que el profesor de matemática e ingeniero de ascendencia japonesa, empezó a cuestionar fuertemente lo que hacía y lo que había hecho hasta el momento la dirigencia política tradicional.

“Empezó a hablar del descrédito del establishment. Si bien no hablaba de casta, cuestionaba a los partidos políticos tradicionales, decía que el Congreso no hacía nada”, agregó Loli, sobre cómo se construyó un mensaje que lo llevó incluso a que con el apoyo de las Fuerzas Armadas, Fujimori dé el famoso autogolpe del 5 de abril de 1992 cuando disolvió el Parlamento. Un hecho que algunos analistas también compararon esta semana con el anuncio del Decreto de Necesidad y Urgencia de Milei que modifica y deroga alrededor de 300 leyes, en medio de los debates de su constitucionalidad. Un dato curioso que recuerda el encuestador, es que el autogolpe tuvo un apoyo de alrededor del 80% de la población y que en 1995 ganó las elecciones en primera vuelta.

¿Qué pasó?

En la narrativa de tener que pasar unos años de sacrificio, algo de lo que Milei también ha hablado cuando dice que le llevará al menos dos años estabilizar la inflación, las medidas del fujimorismo no tuvieron un impacto inmediato en la baja de los precios. Como se dijo antes, todo lo contrario, los aumentos se dispararon. No fue hasta 1997, es decir 7 años después, que la cifra de precios pasó a un dígito, tras vivir meses y años de hiperinflación. Quienes defienden al día de hoy las medidas del fujimorismo, sostienen que ese sufrimiento contribuyó a alinear los datos de la macroeconomía, quienes las cuestionan y reconocen que se estabilizó o hubo crecimiento, critican que eso no necesariamente tuvo un impacto positivo entre quienes menos tienen.

“Creo que las similitudes (con Milei) de fondo son que Fujimori implantó un régimen de desregulación total. Desregulación laboral, por lo tanto, flexibilidad para despedir trabajadores, desregulación de todas las superintendencias que verificaban la actuación del Estado para regular servicios públicos y eso tiene consecuencias hasta hoy porque Perú es un país absolutamente informal, precisamente porque en su momento Fujimori dictó las medidas desregulatorias”, afirmó a El Destape, el abogado y ex procurador Anticorrupción, Julio Arbizu. De acuerdo a los estudios, en Perú hay entre un 70% y 80% de trabajadores informales.

El especialista destaca además otras áreas donde también hubo desregulación, como es el caso de la medicina. “Perú no pudo afrontar la crisis del COVID como se debía porque se desreguló cualquier tipo de supervisión a la actuación de las clínicas privadas y las farmacéuticas”, agregó Arbizu y es válido recordar que el país vecino encabezó el ránking de países con más cantidad de muertes en la pandemia, de acuerdo a su población. Otro de los ejemplos que da el abogado de una desregulación total, tiene que ver con el transporte público, por el cual un privado sin prácticamente ninguna verificación puede poner un auto o combi y trabajar en el transporte peruano.

Si bien las medidas del fujishock a grandes rasgos pueden ser muy similares a las que busca aplicar el gobierno argentino, la administración peruana las acompañó con un bono y un aumento salarial importante para esos años de incrementos constantes y pérdidas de trabajo en diversos sectores. Algo que hasta ahora, el presidente Milei no ha anunciado.

Si bien Fujimori recibió apoyo popular incluso después del autogolpe, especialmente por sus fuertes críticas a la política tradicional, fueron las acusaciones de corrupción las que llevaron a que el ex mandatario anuncie su renuncia en el 2000, cuando contaba con menos del 10% de apoyo, y que lo hizo desde Japón a través de un mensaje por fax, en uno de los hechos políticos más desorbitantes de la historia del Perú. Su llegada al país, después de ser extraditado desde Chile, fue directo a la cárcel de donde salió hace un par de semanas, en medio de las críticas de quienes piden que cumpla su condena. Lo que no se puede negar es que tanto el fujimorismo como las políticas que aplicó están presentes en el país hasta hoy.

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