Después de haber sido puesto de ejemplo por múltiples dirigentes de Juntos por el Cambio por la "efectividad" de sus "libertades", Israel tomó la decisión de que a partir del próximo viernes, el país volverá a una cuarentena dura por, al menos, tres semanas para "frenar la segunda ola" de coronavirus.
Las autoridades sanitarias habían advertido que habría un nuevo confinamiento si se superaban los 2.000 positivos diarios, cifra que se sobrepasó esta semana en varias jornadas y no volvió a bajar. De esta forma, después de superar la semana pasada los 4 mil contagios, y muy cerca de la "saturación" las autoridades decidieron una marcha atrás.
Israel, con unos nueve millones de habitantes, ha registrado 153.759 casos del virus, de los que 1.108 murieron, casi 40.000 están activos y más de 500 en estado grave. Por otro lado, el sector público disminuirá sus trabajadores al mínimo y el privado podrá seguir trabajando con normalidad pero no estará permitido recibir clientes.
Según se explicó, en principio, serán tres semanas que irán del 18 de septiembre al 9 de octubre y, tal como sucedió con el cierre de abril. El cierre completo coincidirá con tres celebraciones religiosas muy importantes: Rosh Hashaná (Año Nuevo judío), Yom Kipur (Día del Perdón) y Sucot (los Tabernáculos).
Durante este período, los israelíes no podrán desplazarse más de 500 metros de su domicilio -con la excepción de actividades deportivas individuales- y las escuelas, hoteles y centros comerciales permanecerán cerrados. Por otro lado, los supermercados y farmacias podrán seguir funcionando pero el resto de los comercios únicamente podrá realizar envíos a domicilio. Más allá de esta situación, los expertos sostienen que la medida permitirá ganar tiempo.