Grecia no permitirá que se repita en sus fronteras la crisis migratoria de 2015 tras el deterioro de la situación en Afganistán, dijo el viernes el primer ministro del país, Kyriakos Mitsotakis, tras visitar un nuevo campamento de migrantes en una isla cercana a Turquía.
La toma de Afganistán por los talibanes en agosto hizo temer en Europa una repetición de la situación vivida en 2015, cuando casi un millón de solicitantes de asilo, en su mayoría sirios, huyeron a Europa cruzando desde Turquía a Grecia.
En un último ejemplo del endurecimiento de su política migratoria, Grecia abrió a principios de este mes un campamento financiado por la Unión Europea en Samos, una instalación en expansión, fuertemente vigilada y rodeada de alambre de púas.
"No aceptaremos flujos migratorios descontrolados similares a los que vimos en 2015", dijo Mitsotakis a los periodistas en el vuelo de regreso a Atenas.
Grecia acogió el jueves a 26 abogadas y juezas afganas y a sus familias, pero estos casos "serán la excepción", declaró Mitsotakis.
Desde la toma del poder por parte de los talibanes el 15 de agosto, Afganistán está sumida en una crisis económica. El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) dijo el jueves que el país se enfrentará a una hambruna generalizada "en pocas semanas".
Pero Grecia no quiere volver a convertirse en la puerta de entrada de la UE y recientemente completó una valla de 40 kilómetros en la región de Evros, en la frontera con Turquía.
"Hemos conseguido enviar un mensaje a los contrabandistas y a sus clientes de que emprender el traicionero viaje a través del Egeo es probablemente una pérdida de dinero", dijo Mitsotakis.
Antes de visitar el nuevo campamento de Samos, Mitsotakis se dirigió a las autoridades locales del antiguo campamento de Vathy, que en su día fue una ciudad de tiendas de campaña superpoblada e infestada de ratas en la que vivían 7.000 personas y que él calificó de "campamento de la vergüenza" y "vergüenza para la dignidad humana".
Vathy, junto con el campamento de Moria de Lesbos, que fue devastado por un incendio el año pasado, se habían convertido en símbolos de la dubitativa respuesta de Europa a la crisis migratoria en sus fronteras meridionales, que dejaba gran parte de la carga a las islas pequeñas.
Desde Vathy, Mitsotakis abogó por una política común de migración y asilo de la UE, afirmando que la solidaridad "no puede agotarse en la financiación de campamentos de última generación".
La nueva instalación, situada en un lugar remoto, está diseñada para acoger a 3.000 personas y funcionará con normas estrictas. Sólo se permitirá la entrada entre las 8 de la mañana y las 8 de la tarde y se escanearán documentos de identidad y huellas dactilares en la puerta.
El Gobierno griego está planeando construir instalaciones similares en otras islas cercanas a Turquía, afirmando que proporcionarán un alojamiento más seguro para los solicitantes de asilo, pero que, según los grupos de derechos humanos, corren el riesgo de convertirse en prisiones.