El gobierno ucraniano denunció que fuerzas rusas masacraron a más de 400 civiles en su retirada de Bucha, una localidad de la periferia de Kiev, mientras que el presidente del país, Volodimir Zelensky, afirmó que Rusia está cometiendo un "genocidio" y el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, pidió esclarecer los hechos. Moscú, por su parte, negó las acusaciones, aseguró que mientras controló esa zona ni un solo residente local sufrió acciones violentas" y pidió una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad.
“Somos ciudadanos de Ucrania, tenemos más de 100 nacionalidades, se trata de la destrucción y el exterminio de todas estas nacionalidades”, remarcó Zelensky en declaraciones al canal estadounidense CBS. “Esto es genocidio, la eliminación de toda la nación y el pueblo”, agregó sobre las imágenes de los cuerpos en las calles de Bucha y aseguró: "La razón por la que estamos siendo destruidos y exterminados" es que "no queremos someternos a la política de la Federación Rusa".
Además, en un video difundido anoche, Zelensky había acusado a las tropas rusas de haber dejado minas terrestres alrededor de casas cuando se retiró de la zona, según la agencia Télam.
El canciller ucraniano, Dmytro Kuleba, también denunció en Twitter la "masacre" y exigió al Grupo de los Siete (G7) países más industrializados "nuevas sanciones devastadoras YA", una nueva exigencia que no tuvo eco, aunque todos sus aliados salieron fuerte a condenar las muertes civiles y a responsabilizar a Rusia.
Desde Moscú, mientras tanto, la desmentida fue tajante e incluso estuvo acompañada por una denuncia propia contra el gobierno ucraniano.
El Ministerio de Defensa ruso emitió un comunicado en el que negó todas acusaciones y aseguró que las imágenes de civiles asesinados eran una fabricación de Ucrania. "Durante el tiempo en que esta localidad estuvo bajo control de las fuerzas armadas rusas, ni un solo residente local sufrió acciones violentas", dijo esta cartera en un comunicado, en el que también acusó a Ucrania de montar "una nueva mentira".
Desde la Cancillería rusa, profundizaron la acusación y aseguraron que se trata de un intento de Kiev para "disrumpir" las conversaciones de paz que debían retomarse esta semana, luego de algunas señales auspiciosas de la semana pasada. Es tal la condena internacional que provocaron las imágenes de la prensa internacional de cadáveres maniatados tirados en las calles de Bucha que el gobierno ruso pidió una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de la ONU para discutir lo que calificó como "una provocación de los radicales ucranianos".
La "masacre" en Bucha
Este domingo, la fiscal general ucraniana Iryna Venediktova informó que en Bucha se hallaron 410 cadáveres de civiles luego de que el control de esta ciudad situada a 30 kilómetros de Kiev fuera retomado por las fuerzas ucranianas. "Los expertos forenses ya han examinado 140 de ellos", añadió durante una emisión en varios canales de televisión ucranianos.
Las autoridades locales mostraron a la agencia de noticias AFP una fosa común con 57 cuerpos, algunos de ellos parcialmente enterrados, y responsabilizaron a Rusia de una de una "masacre deliberada" en Bucha.
En paralelo, varios fotoperiodistas internacionales que se encuentran cubriendo la guerra entraron a la pequeña localidad este domingo y difundieron múltiples imágenes de cadáveres maniatados tirados en las calles. Las fotos, inmediatamente desataron un repudio de las principales potencias occidentales y de la ONU.
La ONU pide investigar y la Unión Europea denuncia una masacre
Guterres se mostró "shockeado" por estas mismas imágenes y pidió una "investigación independiente" para determinar lo sucedido. "Estoy profundamente shockeado por las imágenes de civiles asesinados en Bucha, Ucrania. Es esencial que una investigación independiente conduzca a una rendición de cuentas efectiva", afirmó el titular de las Naciones Unidas en su Twitter.
En tanto, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, acusó al Ejército ruso de haber cometido "atrocidades" en la región de Kiev y reclamó más sanciones contra Moscú, una posición que compartió con otros aliados occidentales como Canadá y el Reino Unido, entre otros.
Por primera vez desde que comenzó la invasión rusa, el gobierno de Israel se sumó a las condenas internacionales contra Rusia. Luego de mantener una posición relativamente neutral frente a la guerra, el canciller israelí, Yair Lapid, repudió el asesinato de civiles en Bucha y acusó directamente a Moscú. "Es imposible mantenerse indiferente frente a las imágenes horroríficas de la ciudad de Bucha, cerca de Kiev, luego de la retirada del Ejército ruso. Lastimar intencionalmente a la población civil es un crimen de guerra y lo condeno con dureza", tuiteó.
Se estima que miles de personas, tanto civiles como militares, murieron ya en más de cinco semanas de guerra. La ONU, sin embargo, solo confirmó un poco más de mil fallecidos, pero las autoridades ucranianas esperan encontrar muchos cadáveres no registrados cuando puedan acceder a las localidades que estuvieron o están bajo control ruso, o que están siendo asediadas y bombardeadas por las fuerzas de ese país.
El drama humanitario se completa con más de 10 millones de los 44 millones de habitantes de Ucrania que ya abandonaron sus hogares por la violencia. De ese cuarto de la población, más de 4,1 millones de personas huyeron al extranjero, la mayoría a los países vecinos de la Unión Europea, en lo que ya se considera la mayor crisis de refugiados en Europa desde la Segunda Guerra Mundial.