Ucrania acusó este jueves al Ejército ruso de atacar infraestructuras civiles como represalia por la contraofensiva que impulsan las tropas ucranianas durante el fin de semana que obligó a Rusia a abandonar su principal bastión en la región de Jarkov. Según afirmaron autoridades ucranianos, los objetivos de los ataques de represalia incluyeron instalaciones de agua y una central térmica en Jarkov y causaron apagones generalizados.
Moscú negó nuevamente cualquier ataque que golpee a propósito a objetivos civiles, como son las instalaciones de servicios públicos. Además, las autoridades rusas alertaron este lunes que las Fuerzas Armadas ucranianas están preparándose para llevar a cabo una "gran ofensiva" para retomar el control de la central nuclear de Zaporiyia, según Europa Press.
En tanto, el presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, denunció en Twitter: "No hay instalaciones militares, el objetivo es privar a la gente de luz y calor."
Para el mandatario ucraniano, el motivo de estos presuntos ataques fue una represalia rusa a la contraofensiva ucraniana que permitió a sus fuerzas recuperar puntos claves en el noreste del país. El avance ucraniano fue muy celebrado por Kiev y sus aliados occidentales en las últimas horas y, en todos los casos, fue vinculado a los envíos masivos de armas de última tecnología de potencias como Estados Unidos.
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En la peor derrota de las fuerzas de Moscú desde que fueron repelidas de las afueras de la capital, Kiev, en marzo, miles de soldados rusos dejaron atrás municiones y equipos al huir de la ciudad de Izium, que habían utilizado como centro logístico, según la agencia Reuters. El comandante en jefe de Ucrania, el general Valeriy Zaluzhnyi, dijo que las fuerzas armadas habían recuperado el control de más de 3.000 kilómetros cuadrados desde principios de este mes.
Los avances de Ucrania son importantes desde el punto de vista político para Zelensky ya que intenta mantener a Europa unida detrás de Ucrania -suministrando armas y dinero-, pese a que se avecina una crisis energética este invierno tras los cortes en el suministro de gas ruso a los clientes europeos.
Cierre de un reactor nuclear
Al entrar en el día 200 de la guerra, Ucrania cerró este domingo el último reactor operativo de la mayor central nuclear de Europa para evitar una catástrofe mientras los combates se suceden en las cercanías. Rusia y Ucrania se acusan mutuamente de bombardear los alrededores de la central de Zaporiyia, controlada por los rusos, con el riesgo de que se libere radiación.
El Organismo Internacional de Energía Atómica informó que se había restablecido una línea eléctrica de reserva a la planta, proporcionando la electricidad externa que necesitaba para llevar a cabo el cierre mientras se defendía del riesgo de una fusión. En paralelo, el presidente francés, Emmanuel Macron, se comunicó con Putin por teléfono el domingo y le dijo que la ocupación de la planta por parte de los soldados rusos es la razón por la que su seguridad está comprometida, según la Presidencia francesa. Putin, en cambio, culpó a las fuerzas ucranianas, según un comunicado del Kremlin.
Este lunes, el vocero del gobernador prorruso de Zaporiyia, Vladimir Rogov, denunció que el Ejército de Ucrania está transfiriendo a la zona elementos de artillería, incluidos obuses y sistema de lanzamiento múltiple para lanzar una "gran ofensiva en el área de la central nuclear, cruces y un poco hacia el este", según la agencia rusa de noticias TASS.
Con información de Reuters