Más de 230.000 personas se alistaron en el Ejército ruso desde principios de año, anunció este jueves el ex presidente Dmitri Medvedev, en el mes número 18 de la guerra entre Rusia y Ucrania. "Del 1 de enero al 3 de agosto (...), más de 231.000 personas fueron aceptadas bajo contrato", aseguró el dirigente, que actualmente es subsecretario del Consejo de Seguridad de Rusia.
"La tarea sigue siendo hacer que el servicio por contrato sea lo más prestigioso posible", dijo el ex presidente, aunque destacó que el Ejército ruso necesita reclutas para llevar a cabo su ofensiva en Ucrania, según la agencia de noticias AFP. El funcionario del Kremlin no precisó cuánto tiempo de entrenamiento necesitan estos reclutas antes de unirse a las unidades en el frente, comprometidas desde principios de junio para repeler una contraofensiva ucraniana en el sur y el este de Ucrania.
La campaña de reclutamiento se realiza a través de las redes sociales y de múltiples carteles en las calles, que promocionan el Ejército y prometen condiciones especialmente atractivas para los futuros soldados. Además, del salario y beneficios sociales, a los nuevos reclutas les mantienen sus trabajos civiles "durante el periodo de servicio" y les congelan los créditos bancarios, según Medvedev.
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En septiembre de 2022, las autoridades rusas tuvieron que recurrir, ante las pérdidas en el frente, a una movilización parcial de reservistas, que permitió reclutar a al menos 300.000 hombres, pero que también provocó la huida de algunos rusos al extranjero. A fines del año pasado, el ministro de Defensa ruso, Serguei Shoigu, consideró "necesario" aumentar el Ejército a 1,5 millones de soldados, incluidos 695.000 bajo contrato, por encima de la meta de 1,15 millones fijados por el presidente Vladimir Putin meses antes.
Ucrania denunció ataques rusos en zonas clave para la exportación de cereales
Ucrania acusó a Rusia de atacar con drones una sureña ciudad ubicada sobre el río Danubio y provocó daños en infraestructura portuaria crucial para las exportaciones de cereales y a casi 40.000 toneladas de granos. Los ataques a la ciudad de Izmail llegaron luego de que quedara sin efecto, el mes pasado, un acuerdo con Rusia que permitía a Ucrania exportar al mundo sus cereales desde Odesa y otros puertos del mar Negro, lo que provocó incluso la reacción de Rumania. En tanto, unos 500 kilómetros más al norte, Kiev, la capital de Ucrania, también fue blanco de aviones no tripulados explosivos, pero todos fueron derribados.
Dos puertos fluviales de la provincia de Odesa, Reni e Izmail, se convirtieron en la principal ruta de salida de los productos agrícolas ucranianos desde que Rusia se retiró del pacto que permitía a Kiev exportar sus cereales por el mar Negro pese a la guerra. Desde entonces, Rusia multiplicó los ataques a las infraestructuras portuarias ucranianas, sobre todo en el mar Negro, y lanzó otro contra el puerto de Reni, ubicado en el suroeste de Ucrania, cerca de la frontera con Rumania, en el delta del río Danubio, que atraviesa gran parte de Europa desde Alemania hasta Rumania.
El jefe de la Oficina Presidencial de Ucrania, Andriy Yermak, dijo que los ataques tuvieron por blanco a Izmail, donde se ubica el más grande de los puertos ucranianos, con unos 71.000 habitantes. El ministro de Infraestructuras, Oleksandr Kubrakov, por su parte, dijo que los drones "dañaron" casi 40.000 toneladas de granos que estaban guardados en almacenes y silos y destinados a la exportación.
La Fiscalía General de Ucrania explicó que el ataque tuvo por blanco "instalaciones portuarias y la infraestructura industrial en el Danubio" y dañó un ascensor, varios silos de cereales, tanques de terminales de carga, depósitos y locales administrativos.
El Ejército ucraniano dijo en Telegram que el "objetivo evidente" del ataque con drones "era la infraestructura portuaria e industrial de la región" de Odesa. En tanto, no se reportaron víctimas a pesar de que los ataques causaron un incendio, dijo el gobernador de Odesa, Oleg Kiper, en Telegram.
El puerto de Reni, ubicado al oeste del de Izmail sobre la frontera rumana, ya había sido atacado el 24 de julio por Rusia y la respuesta por parte del tercer país no demoró en llegar en la voz de su presidente, Klaus Iohannis, que dijo en Twitter que los ataques rusos contra la infraestructura civil ucraniana en el Danubio eran "inaceptables" y constituían "crímenes de guerra".
Ante esa toma de posición, el mandatario ucraniano, Volodimir Zelensky, aprovechó a pronunciarse y hacer un llamado: "El mundo debe reaccionar", manifestó y denunció a "los terroristas rusos" que atacan "de nuevo puertos, cereales y la seguridad alimentaria mundial". Antes de los puertos del Danubio, las fuerzas rusas habían atacado las infraestructuras portuarias ucranianas del mar Negro varias veces en las últimas semanas, particularmente el puerto de Odesa.
Con información de Télam