La Unión Europea acordó un tope de 180 euros el megavatio por hora (mwh) para el precio del gas ruso que importa el bloque, luego de que los Estados miembro reclamaran una herramienta para evitar picos de precios excesivos en el mercado europeo y a pesar de la oposición de Moscú, que tildó la medida de "inaceptable". El mecanismo entrará en vigor el 15 de febrero y se activará cuando haya una diferencia de precio de 35 euros respecto a los mercados internacionales.
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En medio de la guerra entre Rusia y Ucrania, los ministros de Energía europeos se reunieron en Bruselas para encontrar una respuesta a la crisis energética que atraviesan desde que se desató el conflicto. El ministro checo Jozef Sikela, cuyo país ocupa la presidencia de turno de la UE, destacó que se alcanzó "un importante acuerdo que protegerá a los ciudadanos de la escalada de los precios de la energía, con un mecanismo realista y eficaz que incluye las garantías necesarias para la seguridad del suministro y la estabilidad de los mercados financieros".
Los ministros llegaron al encuentro con el mandato de acordar el mecanismo de corrección del mercado, tras el ultimátum que les dieron el pasado jueves los líderes europeos de cara al invierno de 2023. Rusia se había manifestado en contra del debate de cualquier iniciativa que implicara un límite a los precios. Con la decisión tomada, el vocero del Kremlin, Dmitri Peskov, denunció que representa "una infracción de los procesos de mercado". Y agregó, al sembrar dudas sobre la relación de Moscú con el bloque: "Rusia debe sopesar a fondo los pros y los contras".
El acuerdo final rebaja en gran medida la propuesta de la Comisión Europea que planteó un techo de 275 euros/Mwh al precio máximo del gas, muy lejos de los objetivos de países como España, Bélgica o Grecia, principales impulsores de la medida.
El pacto finalmente contó con el respaldo de Alemania, la abstención de Países Bajos y Austria y con la oposición de Hungría, pero la falta de unanimidad entre ministros hizo que la presidencia checa haya sometido la propuesta a votación.
Para suavizar la postura de Alemania, los países accedieron a introducir en el reglamento una evaluación voluntaria para los Estados miembro que podrán identificar excepciones específicas previstas en la legislación comunitaria medioambiental para el desarrollo de energías renovables.
Con información de Télam