El líder del Estado Islámico en Siria, ha muerto en un ataque militar aéreo de Estados Unidos, dijeron el martes a Reuters dos funcionarios estadounidenses. Se trataría de Maher al-Agal, según confirmaron varios medios internacionales.
Las fuentes, que hablaron bajo condición de anonimato, declinaron dar detalles. La muerte sería otro impacto para los esfuerzos del grupo militante islamista por reorganizarse como fuerza guerrillera tras perder grandes franjas de territorio.
Se trata del segundo líder del EI (ISIS por sus siglas en inglés) en Siria que cae en las últimas semanas, ya que a fines de mayo Turquía arrestó a Abu Hasan al-Hashemi al-Qurashi, quien a su vez ocupaba el cargo desde marzo luego de que su antecesor, Abu Ibrahim Al Qurashi, se inmolase en febrero durante una incursión militar estadounidense.
Antes, en octubre de 2019, Abu Bakr al Baghdadi, predecesor de Qurashi al frente del EI, había sido eliminado en un ataque en la región de Idlib, controlada en gran parte por yihadistas y rebeldes. Qurashi, de nacionalidad iraquí, se puso entonces al frente del grupo Estado Islámico, responsable de numerosas atentados en Medio Oriente y en varios países occidentales.
ISIS en Siria
En los últimos años y meses, el Estado Islámico quedó debilitado por las operaciones apoyadas por Estados Unidos en Irak y Siria para frenar una resurgencia yihadista. En su época de mayor expansión territorial, el EI autoproclamó un califato que se extendía por amplias zonas en la frontera entre Irak y Siria, en las que llegaron a administrar a millones de habitantes.
En esos territorios el EI impuso una rígida aplicación de la ley islámica, persiguiendo a las minorías y perpetrando numerosas violaciones de derechos humanos, según varias ONG y gobiernos occidentales.
Al cabo de una larga y sangrienta campaña militar, con apoyo de la coalición internacional antiyihadista liderada por Estados Unidos, y en tierra dirigida por kurdos sirios y fuerzas iraquíes, los yihadistas fueron definitivamente derrotados en marzo de 2019 en los principales enclaves de su "califato".
Los militantes remanentes del EI se esparcieron mayoritariamente en escondites en el desierto de Siria, desde donde han vuelto a cometer ataques contra las fuerzas kurdas o sirias. Según un informe de la ONU, divulgado el año pasado se estima que unos 10.000 combatientes del grupo islamista radical siguen activos en Irak y Siria.