Después de la explosión provocada por un escape de gas que destrozó el miércoles un edificio del centro de Madrid, se confirmó la muerte de cuatro personas. En las últimas horas, informaron el fallecimiento de Rubén Pérez Ayala, un sacerdote de 36 años que vivía en el edificio, que había sido trasladado al hospital a causa de sus heridas y falleció esta madrugada.
Dos peatones y una persona que estaba reparando una caldera del edificio también murieron a causa de la explosión, según indicaron fuentes policiales. Además, hasta el momento son diez las personas que permanecen heridas tras el accidente.
El edificio está ubicado en una calle del centro de la capital española, es propiedad de una parroquia y en él vivían varios sacerdotes. El religioso de 36 años había sido ordenado sacerdote en junio y era uno de los once heridos registrados el miércoles tras la deflagración. Falleció este jueves después de las 1:30 de la madrugada, según informó el arzobispo de Madrid en un comunicado.
El lugar afectado está situado en el distrito Centro, muy cerca de la Puerta de Toledo y junto a la iglesia Virgen de la Paloma y el colegio concertado La Salle-La Paloma. En las inmediaciones hay también una residencia de ancianos, donde en principio se creía que había sido el accidente.
La explosión causó graves daños materiales, irrecuperables. En algunas partes de este edificio de seis plantas la fachada se vio literalmente reventada.
El equipo de Bomberos Madrid informó que estuvieron "toda la tarde y parte de la noche asegurando la zona, eliminando elementos inestables de los edificios colindantes que corrían riesgo de caer a la vía pública". Luego, mostraron imágenes de cómo quedó el edificio tras la explosión. Este jueves comenzarán con la demolición controlada de las plantas superiores del edificio.