La democracia, a examen en EEUU: una votación llena de candidatos desconfiados del proceso electoral

08 de octubre, 2022 | 13.48

(Por Francisco Alcácer) Que millones de personas no puedan votar aunque quieran no es novedad en Estados Unidos, pero las elecciones legislativas y para gobernadores de mitad de mandato que el país celebrará en un mes traen consigo una amenaza inédita para su democracia: cientos de candidatos que no creen en la transparencia del proceso electoral del cual aceptan ser parte.

Reconocer los resultados adversos de una elección fue una premisa elemental de la democracia más antigua del mundo hasta que el exmandatario republicano Donald Trump, que amaga con volver a postularse en 2024, se negó a aceptar que había sido vencido por el presidente Joe Biden, del Partido Demócrata, en noviembre de 2020.

Dos meses después, el 6 de enero de 2021, cientos de partidarios de Trump, muchos de ellos miembros de milicias de ultraderecha, atacaron el Congreso con palos, pistolas paralizadoras y gas pimienta cuando los legisladores certificaban el triunfo de Biden.

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La batalla campal en Washington dejó cinco muertos y cientos de heridos y detenidos.

Ahora, en los primeros comicios nacionales desde entonces, un 60% de los habilitados a votar el 8 de noviembre tendrá en sus boletas al menos a un candidato que cree que Biden robó la elección o que rechaza comprometerse a aceptar su derrota, según un estudio publicado esta semana por el blog FiveThirtyEight.

Muchos de ellos aspiran a ser el máximo funcionario electoral de estados donde ese cargo es electivo. Otros que se postulan a gobernador, si ganan, podrán nombrar a esa autoridad electoral. Otros son candidatos al Congreso, donde podrán aceptar denuncias de fraude tras los comicios generales de 2024 y deberán validar al presidente electo.

Entre los votantes, en torno a un 70% de aquellos que se identifican como republicanos -que son unas 50 millones de personas- cree que en 2020 hubo fraude, según han mostrado estudios desde el ataque al Congreso.

Y una encuesta de YouGov de agosto reveló que un 54% de los votantes del partido de Trump cree que una guerra civil es como mínimo probable en los próximos 10 años.

"Es la tormenta perfecta", dijo a Télam la abogada Gicola Lane, de Campaign Legal Center, una ONG de Washington de defensa de la democracia.

"Restricciones del derecho al voto, un entorno mediático envenenado, violencia política, intimidación de autoridades electorales, candidatos que desafían las reglas más básicas de la democracia...", enumeró.

En las elecciones de noviembre se renovará la Cámara de Representantes y un tercio del Senado y se elegirán gobernadores de 36 estados. Serán las primeras desde que el censo de 2020 permitió a los estados, como cada 10 años, rediseñar sus distritos electorales.

Estados conservadores han manipulado estos rediseños a lo largo de los años para dificultar el voto de afrodescendientes, hispanos y mujeres -que se inclinan más por los demócratas-, en una práctica conocida como "Gerrymandering".

A esto se suman leyes estatales que restringen aún más el sufragio activo de las minorías, como las que impiden votar a quienes tienen antecedentes penales, algo que afecta de manera desproporcionada a afrodescendientes y latinos.

"Estados Unidos tiene un problema enorme de legitimidad política, y esta elección va a ser una muestra más de que necesita revisar muchas cosas políticamente", señaló a esta agencia Valeria Carbone, doctora en Historia por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y docente de la cátedra de Historia de Estados Unidos.

"Estar hablando de fraude y 'Gerrymandering' indica que algo está pasando. ¡Gente denuncia que no la dejan votar y otra denuncia que hay fraude! Y la desconfianza incluso viene de arriba, de los que tienen que controlar. Trump denunció fraude de su propio Gobierno, en un punto ¿Cómo vas a denunciar fraude vos, si sos el presidente?", apuntó.

El resultado de la elección legislativa definirá si los demócratas mantienen su estrecho control de ambas cámaras del Congreso lo que queda del mandato de cuatro años de Biden y, por lo tanto, la capacidad del presidente para impulsar su agenda.

Históricamente, el partido del presidente pierde bancas -y muchas- en estos comicios. La desaprobación de Biden supera el 50%, sobre todo por la alta inflación.

Pero las chances demócratas se vieron impulsadas por dos hechos extraordinarios: la proliferación de candidatos republicanos que no creen en la fiabilidad de las elecciones y la decisión de junio de la Corte Suprema de revocar un fallo de 1973 que definía el aborto como derecho fundamental que debía ser protegido en todo Estados Unidos.

Los republicanos necesitan dar vuelta solo cinco bancas para pasar a controlar la Cámara de Representantes. En el Senado, cada partido tiene 50 votos y la vicepresidenta Kamala Harris puede desempatar.

Sin embargo, las elecciones más competitivas al Senado son en estados donde Biden ganó en 2020 y donde los candidatos republicanos son escépticos electorales con posturas extremistas. Muchos de ellos han tenido que dar marcha atrás en su apoyo a prohibiciones del aborto, algo muy rechazado por los votantes.

La negación de la legitimidad de Biden también ha sido problemática. Muchos candidatos trumpistas ganaron la primaria republicana y ahora están en la boleta; pero muchos otros, también, quedaron en el camino.

Del total de 552 candidatos republicanos, 201 niegan la legitimidad de la elección de 2020 o no se quisieron comprometer a aceptar su eventual derrota, según el estudio de FiveThirtyEight.

No está claro hasta dónde podrán llevar posibles reclamos en caso de derrotas, pero Lane dijo que "muchas cosas malas podrían pasar, incluso antes de que se cuenten los votos".

En algunos estados, "autoridades electorales están recibiendo amenazas y renunciando por temor. Nos estamos preparando para una elección muy tensa", señaló.

La respuesta del sistema a un eventual vendaval de denuncias de fraude también está por verse.

Carbone dijo que las instituciones, incluyendo la Corte Suprema y el Congreso, funcionaron a la hora de frenar el desafío de Trump a la legalidad de las elecciones de 2020 y que confía en que así sería también esta vez.

"Sí creo que va a haber mucha manipulación electoral y que ahora vamos a poder medir el impacto real de la redistribución de distritos. También hubo purgas electorales encabezadas por los republicanos...Vamos a enterarnos de cuánta gente que antes podía votar, ahora quiso votar y no pudo", dijo.

"Y que pueda haber violencia en algunos lugares, no tengo ninguna duda tampoco. Hay muchos grupos de milicianos preparados para ir a 'fiscalizar' las elecciones...armados; (pero) también influye cómo maneja esto cada estado", prosiguió.

"Qué va a pasar con los resultados electorales...es otro misterio. Pero habrá que ver qué hacen las instituciones. Trump hizo 60 juicios en 50 estados y todos fueron desestimados. Hasta la Corte Suprema le rechazó una revisión electoral", señaló.

Con información de Télam