Elecciones en Uruguay: el Frente Amplio ganó cómodo, pero no logró evitar un balotaje con el oficialismo

El frente de centro-izquierda celebró y llamó a sus seguidores a "hacer un último esfuerzo" para el 24 de noviembre. El oficialismo también festejó y ya empezó a trabajar para reeditar la coalición de Lacalle Pou. Las dudas del próximo Congreso y la derrota de la extrema derecha y los dos plebiscitos.

27 de octubre, 2024 | 23.23

Como pronosticaban las encuestas, el Frente Amplio, la principal fuerza opositora en Uruguay, ganó con mucha comodidad las elecciones generales de este domingo, pero la frente de centro-izquierda no consiguió dar el batacazo que esperaba en la presidencial, para evitar un balotaje, y en las legislativas, para conseguir una mayoría propia en ambas cámaras. Su candidato, el ex intendentes de Canelones Yamandú Orsi, tendrá que enfrentarse el próximo 24 de noviembre al delfín del Luis Lacalle Pou, Álvaro Delgado, quien podría reeditar la coalición actual y disputar con altas chances el Poder Ejecutivo.

Aunque muchos analistas describieron la campaña electoral como apática, la Corte Electoral uruguaya informó que la participación fue del 89,1%, una cifra apenas menor a la de la primera y segunda vuelta presidencial pasadas, en 2019. Con la misma tranquilidad que marcó toda la jornada, los partidos políticos fueron reaccionando a las encuestas de boca de urnas, mientras el escrutinio oficial avanzaba sin apuro.

Todos estos sondeos coincidían en que el FA se impuso con entre 42 y 44% de los votos, mientras que el oficialista Partido Nacional (más conocido como el partido blanco) quedaba segundo y entraba al balotaje con entre 27 y 28%. Tercero se ubicó el Partido Colorado con entre 15 y 16%. Los partidos que les siguieron son Cabildo Abierto, de extrema derecha, con un poco más del 2%, el Partido Independiente que no llegó a arañar esa cifra e Identidad Soberana, la sorpresa de la noche y la gran incógnita para la segunda vuelta y el futuro Congreso, con un caudal similar a Cabildo Abierto. 

Festejos por todos lados

Pese a que en el búnker frenteamplista la decepción fue imposible de esconder, el triunfo permitió celebrar. El senador Mario Bergara fue uno de los primeros en reaccionar y afirmó que el frente  está "bien parado de cara a un balotaje". Y agregó en diálogo con el diario local El Observador: "En diputados va a estar difícil, por más de que se estabilicen los números un poco más arriba. Ojalá lleguemos a la mayoría parlamentaria".

Aunque saben que la pelea será dura, la fórmula presidencial frenteamplista mantuvo el optimismo. "Hoy volvió a ganar la democracia y la república", celebró la candidata a vicepresidenta, Carolina Cosse, al subirse al escenario del búnker opositor. "Hace 20 años que el FA es la fuerza mayoritaria del país, nuestra propuesta tiene una historia, un programa de gobierno, un cuarto de siglo", agregó y llamó, a partir de ahora a "sumar voluntades para tener mañana un gobierno forjador de políticas de Estado".

Cuando Orsi tomó el micrófono, convocó a hacer "un último esfuerzo" y destacó: "Somos el partido que más creció en esta elección". "Es tiempo de esperanza, de cambio. Hoy triunfó el pueblo uruguayo y ustedes lo demuestran", aseguró el candidato frenteamplista.

En el campo oficialista, en tanto, rápidamente fue quedando claro a la noche que Delgado podrá reeditar la coalición que armó hace cinco años Lacalle Pou. "Los invito a ustedes a ponerse el overoll para hacer ganar a la coalición", arengó el candidato colorado, Andrés Ojeda, tras quedar tercero. El dirigente, que se comparó durante la campaña con Javier Milei, sostuvo que hizo un buen resultado, aunque no entró al balotaje. "Hemos cambiado la correlación de fuerzas dentro de la coalición. Somos un socio determinante", aseguró y luego gritó: "Vamos espalda con espalda para ganarle al FA".

Poco antes, el candidato del Partido Independiente, Pablo Mieres, también había dejado en claro que se alineará con Delgado en el balotaje. Reconoció que su partido "no alcanzó el objetivo" de tener legisladores en las dos cámaras parlamentarias, ya que no superó el 2%, y llamó a votar al candidato blanco. 

Tras estas declaraciones, el clima en el búnker nacionalista era de fiesta y mucho, mucho optimismo. "Ahora empieza a trabajar la coalición", explicaban los voceros a la televisión uruguaya. Según informaron, este lunes Delgado convocará a los partidos de la coalición actual de Gobierno para organizar una campaña única de cara al balotaje y también una gira por todo el país, en búsqueda de apoyos locales.

Mala noche para la extrema derecha

El socio minoritario de la coalición de gobierno de Lacalle Pou fue uno de los grandes derrotados. El candidato a presidente de Cabildo Abierto, Guido Manini Ríos, reconoció "la mala votación" y sostuvo que el resultado "no es huérfano, soy el principal responsable". "He cometido errores políticos y personales que han llevado a este descenso de la votación", aseguró el líder de la fuerza de extrema derecha que una y otra vez defendió a la dictadura cívico-militar y atacó los intentos de buscar memoria, verdad y justicia sobre los crímenes y los abusos de derechos humanos cometidos en esa oscura etapa.

La gran incógnita: el futuro Congreso

Las encuestas de boca de urna dejaron claro el escenario de la elección presidencial. Las legislativas, en cambio, aún no están definidas. Algunas consultoras ponían al FA con una mayoría, mínima pero suficiente, en el Senado, mientras que otras la ponían en duda. En tanto, el frente opositor no habría conseguido la mayoría en la Cámara de Diputados, donde la definición de cada una de las bancas será clave para entender qué alianzas podrán permitir la construcción de mayorías en los próximos años.

En este punto, la buena elección de Identidad Soberana, el relativo nuevo partido de Gustavo Salle, podría ser clave. El candidato presidencial y a senador se hizo conocido por su rechazo a los partidos mayoritarios, sin distinción de color político. Su discurso de outsider genera dudas sobre cómo se posicionará su fuerza en el futuro Congreso.

Fracasaron los dos plebiscitos, el opositor y el oficialista

Junto con las elecciones generales, los uruguayos debían decidir sobre dos plebiscitos. Uno, apoyado por la coalición de gobierno actual, era para permitir los allanamientos nocturnos como modo de enfrentar los problemas de seguridad. Actualmente la Constitución establece que solo se pueden hacer de día con una orden judicial, excepto que el jefe del hogar consienta durante la noche. El otro, impulsado por la principal central sindical y parte del FA, era para reformar el sistema de pensiones impulsado por la gestión del presidente, Lacalle Pou; que subió la edad jubilatoria, entre otros puntos. Para ganar la opción del Sí debía imponerse por mayoría absoluta, es decir, más del 50%. 

Ninguno de los dos se impuso. Los primeros en reconocerlo fueron las autoridades de la PIT-CNT, la principal central sindical del país y aliada histórica de las fuerzas de izquierda en el país vecino. "Aquí no se rinde nadie", aseguró el titular de la central, Marcelo Abdala, en una conferencia de prensa convocada en la sede de la institución, poco después de conocerse las encuestas de boca de urna. Aunque reconoció que la tendencia era contundente y no se había alcanzado el 50%, destacó que la buena votación y pronosticó:  "Las AFAP (una suerte de AFJP) tienen los días contados".

En el oficialismo no hubo un reconocimiento de este estilo porque el clima era de fiesta. Tanto en los búnker del Partido Nacional como de los Colorados, la prioridad fue celebrar que habían forzado una segunda vuelta presidencial, lo que los habilita a volver a formar una amplia coalición que va desde la centro-derecha hasta la extrema derecha y, así, disputar de cabeza a cabeza el próximo gobierno el próximo 24 de noviembre.