J.D. Vance, el hoy candidato a vicepresidente del Partido Republicano, saltó a la fama en 2006, tras la publicación de sus memorias: Hillbilly Elegy (Hillbilly, una elegía rural). Un best seller que para muchos sirve para comprender la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de 2016 y cómo influyeron los votos de ciudades como Middletown, en Ohio. Se trata de una de las tantas urbes que forman el Rust Belt (cinturón del óxido), la región del Nordeste y Medio Oeste de Estados Unidos que supo ser un polo industrial, con la producción de acero, automotrices y la minería de carbón, pero que entró en decadencia a partir de los 70. Al momento de la publicación del libro, el ex marine y abogado era un ferviente opositor del que ahora es su compañero de fórmula. Incluso llegó a llamarlo “heroína cultural”.
“Lo que Trump ofrece es una salida fácil al dolor. Para cada problema complejo, promete una solución sencilla. Puede recuperar puestos de trabajo simplemente castigando a las empresas que deslocalizan sus actividades hasta que se sometan. Nunca ofrece detalles sobre cómo funcionarán estos planes, porque no puede. Las promesas de Trump son la aguja en la vena colectiva de Estados Unidos”, escribió Vance en una columna de opinión que publicó en The Atlantic en 2016. Faltaban cuatro meses para las elecciones -en las que votó por el candidato independiente Evan McMullin- y lo más cerca de un político que había estado era el senador de Ohio Bob Schuler, para el que trabajó durante su tiempo de estudiantes en la universidad, o las figuras que daban charlas en Yale, donde hizo una maestría en derecho con una beca casi completa.
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Hoy tiene 40 años recién cumplidos y menos de dos de experiencia como senador. Es el hijo de un hombre al que apenas conoció y de una mujer a la que le habría gustado no conocer, según sus propias palabras, y consiguió lo que casi ningún Hillbilly -término peyorativo utilizado para describir a los habitantes de las zonas rurales montañosas de los Apalaches- con los que creció consiguió. Había nacido con el nombre James Donald Bowman, pero tras la separación de sus padres, fue adoptado por la nueva pareja de su mamá. Pasó a llamarse James David Hamel. Pero el nuevo matrimonio de su madre falló, como había pasado con sus relaciones anteriores. Fue así que terminó con el apellido de su abuelo materno (Vance). De hecho, él y su abuela -ambos demócratas- fueron los encargados de criarlo a él y a su hermana mayor debido a las constantes internaciones por rehabilitación de su madre.
Salvo por los chicos ricos de la ciudad, los problemas que tuvo J.D. Vance eran moneda corriente en Middletown. “Me identifico con los millones de estadounidenses blancos de clase trabajadora de ascendencia escocesa-irlandesa que no tienen título universitario. Para ellos, la pobreza es tradición familiar…los estadounidenses los llaman ‘hillbillies’, ‘rednecks’ o ‘white trash’ (basura blanca). Yo los llamo vecinos, amigos y familia”, sostuvo en su libro y suele repetirlo en los mitines de campaña de los que participa desde que Donald Trump lo eligió como vicepresidente en su carrera por volver a la Casa Blanca.
Pero Vance sí fue a la universidad. En buena parte gracias a la educación que le dio su abuela, pero fundamentalmente al Ejército. Tras terminar el secundario se enlistó en el cuerpo de élite de los marines y, meses más tarde, fue enviado a Irak. No participó en combates, pero fue el oficial encargado de la relación con los medios. Una experiencia que le enseñó a desenvolverse con los periodistas: “Podía hablar con claridad y confianza, rodeado de cámaras de televisión frente a mi cara”. Además, tras terminar su servicio, tuvo acceso una financiación especial para ir a la universidad sin tener que endeudarse durante décadas.
De crítico de Trump al heredero del movimiento MAGA
"Soy un tipo que nunca apoyará a Trump", sostuvo Vance en una entrevista con Charlie Rose en 2016. “En esta temporada electoral, parece que muchos estadounidenses han recurrido a un nuevo analgésico que también promete un escape rápido de las preocupaciones de la vida, una solución fácil a los crecientes problemas sociales de las comunidades y la cultura estadounidenses. No exige nada y requiere poco más que una presencia modesta y tal vez algunos facilitadores. Entra en las mentes, no a través de los pulmones o las venas, sino a través de los ojos y los oídos, y su nombre es Donald Trump”, escribió en el artículo de opinión titulado El opioide de las masas. J.D era el flamante autor de un best seller e inversionista de riesgo, actividad que lo llevó a trabajar con y para magnates de Silicon Valley como Peter Thiel (cofundador de PayPal, junto con Elon Musk) o Davids Sacks, conocido por ser inversor inicial en proyectos como Facebook, Uber o SpaceX.
Ambos patrocinaron su campaña para Senador por Ohio en 2022. Thiel donó 15 millones de dólares y Sacks otro millón a un comité de acción política que respaldaba la candidatura de Vance. Además, este último participó de un evento en San Francisco que recaudó 12 millones de dólares para la campaña de Trump. "A él lo quiero al lado de Trump", publicó Sacks en X y agregó: "Dios bendiga a JD, Dios bendiga a Trump y Dios bendiga a Estados Unidos".
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El que no fue de la partida fue Thiel, un ferviente defensor del ex mandatario en 2016 que quedó disconforme con su gestión al frente de la Casa Blanca. Tan cercanos eran que fue el empresario el que presentó a Vance con Trump, en 2021, según el New York Times. En ese entonces, la relación no fluyó, pero sirvió para que J.D. comenzará una amistad con el hijo mayor del ex presidente: Donald Trump Jr. De hecho, hay quienes sostiene que Jr. fue fundamental para que su padre apoye a Vance en las semanas previas a las elecciones legislativas de 2022: ganó las primarias republicanas con el 32 % de los votos, derrotando a varios candidatos experimentados y en las elecciones generales, le ganó al candidato demócrata Tim Ryan con el 53 %.
Tras su llegada al Capitolio, Vance se convirtió en el senador más “trumpista”. Incluso desafió la autoridad del líder por la minoría, el republicano Mitch McConnell. Fue desde su banca que alimentó las teorías de que a Trump le habían “robado su segundo mandato” en las urnas e imponer una agenda conservadora.
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Desde entonces, las señales públicas de su mutuo aprecio fueron cada vez más frecuentes. Trump solía a elogiar Vance en las redes sociales y en su podcast en Rumble (el YouTube de derecha), una empresa en la que el senador invirtió con su firma. “Necesitamos que todos los senadores republicanos sean J.D. Vance”, escribió el ex presidente en su cuenta de Truth en diciembre del año pasado sobre el nuevo abanderado del lema MAGA (siglas de Make America Great Again).
Sin embargo, el vínculo no es visto con buenos ojos por todos los republicanos. David Frum, ex redactor de discursos del presidente George W. Bush conoce a Vance desde hace años y lo describió al senador como un hombre inteligente, con una historia de vida extraordinaria que se ha “hundido en las profundidades de la degradación política”.
En contra del aborto, el medio ambiente y los inmigrantes
“Me gustaría que el aborto fuera ilegal a nivel nacional”, dijo Vance en enero de 2022 en el podcast Very Fine People. Sin embargo, en el último año sus declaraciones antiaborto disminuyeron. Quizá influenciado por el clima electoral.
Este año en Ohio (su estado) un referéndum apoyó la medida que otorga a las mujeres el derecho constitucional al aborto y a la atención sanitaria reproductiva. Fue una de las últimas derrotas electorales estatales para los opositores al aborto desde que la Corte Suprema revirtió el histórico fallo Roe vs. Wade, que legalizó la IVE en todo el país en los años 70s. El tema se convirtió en una de las prioridades en la agenda del Partido Demócrata y en sus últimas declaraciones Vance afirmó que comparte la postura de Trump, es decir, que las decisiones deben recaer en los gobiernos de los estados.
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Sin embargo, el candidato a vicepresidente no puede ocultar sus vínculos con los think tank como Heritage Foundation, impulsores de la agenda conservadora conocida como Proyecto 2025. Tanto es así que Vance firmó el prólogo del próximo libro del presidente de la organización, Kevin D. Roberts, que debía publicarse en septiembre. Ahora saldrá el 12 de noviembre, una semana después del día de las elecciones.
“Nunca antes una figura con la presencia y la estatura de Roberts dentro de la derecha estadounidense había intentado articular un futuro genuinamente nuevo para el conservadurismo. La Fundación Heritage no es un puesto cualquiera en el Capitolio; es y ha sido el motor de ideas más influyente para los republicanos, desde Ronald Reagan hasta Donald Trump. Necesitamos un conservadurismo ofensivo, no simplemente uno que intente impedir que la izquierda haga cosas que no nos gustan”, escribió Vance, según la copia del libro a la que tuvo acceso The Associated Press. El senador está involucrado en el trabajo de la Heritage Foundation desde al menos 2017, cuando firmó la introducción de un informe de la organización en el que los autores abogaban por restringir el derecho al aborto o ensalzaban las virtudes de la “familia tradicional”.
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Otro punto de coincidencia entre el senador y Trump es la política energética, por lo que se ganó duras críticas de los movimientos ambientalistas. “J.D. Vance es el sueño de Donald Trump hecho realidad: un negacionista del cambio climático que está muy contento de hacer lo que le ordenan las grandes petroleras y aumentar sus ganancias a expensas de los trabajadores”, dijo Lori Lodes, directora ejecutiva del grupo de defensa Climate Power. “No podemos permitir que un candidato desconectado de la realidad y a favor de los contaminadores gane en noviembre”, remarcó.
El año pasado, Vance presentó un proyecto para derogar créditos para la compra de autos eléctricos y dirigir esos fondos a la adquisición de vehículos fabricados en Estados Unidos propulsados únicamente por nafta o diésel. “Mientras que la mayoría de los estadounidenses quieren conducir un automóvil a gasolina, la administración Biden aplica una política diseñada explícitamente para aumentar el costo de la gasolina. Lo hacen en nombre del medio ambiente, pero lo único que están haciendo es enriquecer la economía más sucia del mundo a expensas de los trabajadores del sector automotor en Ohio, Pensilvania y Michigan”, dijo refiriéndose a China.
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Aquí también entra en juego la cuestión electoral, ya que Pensilvania -estado clave en las elecciones presidenciales- es el segundo mayor productor de gas natural de Estados Unidos, en gran parte gracias al fracking. Mike Chadsey, vocero de la Asociación de Petróleo y Gas de Ohio, remarcó que Vance es “alguien que entiende lo que hacemos y cómo lo hacemos”. Según el sitio web de financiación de campañas OpenSecrets.org, varias empresas de petróleo y gas apoyaron al ahora candidato a vice en su carrera hacia el Senado.
Además, es uno de los impulsores de la teoría de que inmigrantes de origen haitianos están comiendo gatos y perros en Springfield, Ohio. Pese a que las autoridades locales lo desmintieron, el candidato a vice republicano continúa difundiendo video de dudosa procedencia a través de X y responsabilizando a Kamala Harris por los inmigrantes ilegales. “Si tengo que crear historias para que los medios estadounidenses realmente presten atención al sufrimiento del pueblo estadounidense, eso es lo que voy a hacer”, admitió hace algunos días en una entrevista con CNN.
Para Vance, como para Trump, el freno a la inmigración es una misión y es un férreo defensor de reforzar y continuar la construcción del muro fronterizo con México, además de debilitar los estándares de asilo. En su discurso busca responsabilizarlos de todos los males, especialmente los económicos. Hasta presentó un proyecto de ley como senador conocido como Ley de Salida que exigía a todo aquel extranjero que ingresaba legalmente al país con visas temporales que pagaran un seguro de caución de entre 5.000 y 15.000 dólares.
Lo paradójico es que los padres de su esposa son de India. Desde 2019 está casado con la abogada Usha Chilukuri Vance, a quien coincidió en Yale. “Es parte de nuestra tradición acoger a los recién llegados", remarcó durante su presentación en la Convención Nacional Republicana, aunque aclaró: "Pero cuando les damos la bienvenida, lo hacemos bajo nuestras propias condiciones”.
Su postura conservadora también lo convirtió en blanco de críticas de estrellas como Taylor Swift y Jennifer Aniston. En una de las tantas entrevistas que le concedió al periodista ultratrumpista Tucker Carlson manifestó que Estados Unidos estaba siendo gobernado por “un grupo de damas con gatos y sin hijos, que se sienten miserables con sus propias vidas y las decisiones que han tomado y por eso quieren hacer miserable al resto del país también”. En la misma línea, en un podcast conservador dijo: “Cuando se entra en Twitter, casi siempre las personas más trastornadas y más psicóticas son personas que no tienen hijos en casa”.
"Vance, rezo para que tu hija tenga la suerte de poder tener hijos propios algún día. Espero que no tenga que recurrir a la fertilización in vitro (FIV) como segunda opción, porque estás tratando de terminar con eso también", le recriminó Aniston, en junio de este año. El senador había votado en contra de un proyecto presentado por los demócratas que buscaba garantizar el acceso a métodos de reproducción asistida en todo el país.
Y la última semana, la cantante hizo público su apoyo a la fórmula demócrata con un dardo dirigido al senador: “Voy a votar por Kamala Harris porque ella lucha por los derechos y las causas que creo necesitan una guerrera que las defienda. Creo que es una líder talentosa y con mano firme y creo que podemos lograr mucho más en este país si nos guiamos por la calma y no por el caos. Me sentí muy alentada e impresionada por su selección de compañero de fórmula Tim Walz, quien ha estado defendiendo los derechos LGBTQ+, la FIV y el derecho de la mujer a su propio cuerpo durante décadas”. El mensaje estuvo acompañado por una foto de la cantante con un gato y cerró con la firma: “Taylor Swift. Sin hijos y con gatos”.
Cuál es la agenda internacional del vice de Trump
“America Primero”, es decir, anteponer las necesidades de América, fue lo que argumentó cada vez que intentó frenar en el Senado un paquete de ayuda de 60 mil millones de dólares para la guerra de Ucrania contra la invasión rusa. En ese sentido, sugirió que Ucrania debería negociar un acuerdo de paz con Rusia, incluso si eso significa ceder parte de su territorio. “Lo que hizo Vladimir Putin estuvo mal al invadir un país soberano en su frontera. Pero tenemos nuestros propios problemas en Estados Unidos en los que centrarnos”, argumentó Vance y se ganó los elogios de Trump.
También manifestó en más de una oportunidad preocupación por los fondos que Estados Unidos destina a la OTAN. "A medida que el presupuesto de defensa estadounidense se acerca a 1 billón de dólares al año, deberíamos ver el dinero que Europa no ha gastado en defensa como lo que realmente es: un impuesto implícito sobre el pueblo estadounidense para permitir la seguridad de Europa", afirmó en un artículo publicado en Financial Times el último febrero. "Ha llegado el momento de que Europa se sostenga por sí misma. Eso no significa que tenga que estar sola, pero no debe seguir usando a Estados Unidos como muleta", sentenció.
Luego, durante la Conferencia de Seguridad de Múnich, dijo que los países europeos necesitaban asumir una carga mayor para que Estados Unidos pudiera centrar su atención en Asia y, en particular, en China. “Esa es la mayor amenaza para nuestro país y estamos completamente distraídos”, subrayó entrevistado por Fox News.
Además, sus declaraciones tras la victoria del primer ministro, Keir Starmer, desataron críticas en Reino Unido. “Estaba hablando de cuál es el primer país verdaderamente islamista que obtendrá un arma nuclear. Y pensamos, tal vez sea Irán, ya sabes, tal vez Pakistán ya cuenta. Y luego, finalmente, decidimos: tal vez sea, en realidad, el Reino Unido, ya que el Partido Laborista acaba de tomar el poder”, dijo en su presentación en la Conferencia Nacional de Conservadurismo, organizada por la Fundación Edmund Burke.
La única excepción en su postura es Israel. En una entrevista, tras ser nominado, acusó a Joe Biden de “hacer cada vez más difícil” que Israel derrote a Hamas, al afirmar que sus políticas estaban prolongando innecesariamente la guerra e impidiendo. Allí también sostuvo que Israel debería ganar y poner fin a la guerra en Gaza “lo más rápido posible”, para permitir que “los israelíes y los estados árabes sunitas” formen un frente unido contra Irán.
"Mandaremos a nuestros hijos a la guerra sólo cuando sea necesario. Y cuando golpeemos, lo haremos con fuerza", prometió en su discurso en la Convención Nacional Republicana. Y explicó que Trump había hecho exactamente eso cuando ordenó el asesinato de Qassem Soleimani, comandante de la Fuerza Quds de élite de Irán, a principios de 2020.
En cuanto a Latinoamérica, no aparece entre sus prioridades. De hecho, los únicos comentarios al respecto están vinculados a la inmigración o el narcotráfico. En una entrevista del 2023 con la cadena de noticias NBC, el entonces flamante senador republicano está discutiendo la crisis de fentanilo y por los opiáceos que sufre Estados Unidos, y puso únicamente el foco en los carteles del narcotráfico en el exterior, en este caso, en México. El periodista recordó que él proponía "tratar a estos cárteles como organizaciones terroristas" en vez de "simples" organizaciones criminales y el legislador le retrucó: "Yo le daría poder al presidente de Estados Unidos, sea demócrata o republicano, para que utilice a los militares para ir detrás de esos carteles del narcotráfico". "¿Algo similar a lo que hicimos en Colombia?", le preguntó el periodista y el ex marine contestó: "Si es lo que se necesita, absolutamente".
Cristiano, esposo, padre y candidato a vicepresidente
Vance se convirtió al catolicismo a los 35 años, cuando recibió el bautismo. Eligió a San Agustín como su santo patrón. “Agustín me dio una forma de entender la fe cristiana de una manera marcadamente intelectual”, explicó en una entrevista concedida a The American Conservative.
Aunque tardó un tiempo, ya en Hillbilly Elegy -el libro fue adaptado a una película para Netflix- había ponderado a la iglesia. Y aunque su esposa profesa el hinduismo, alentó su conversión: “Apoyó mi decisión, así que no puedo echarle la culpa del retraso”, contó Vance en su ensayo de conversión.
Con Usha se casaron en 2014, en Kentucky, el estado natal de sus abuelos. Luego, en una ceremonia aparte, fueron bendecidos por un gurú hindú. Son padres de tres niños, Ewan, de 7 años; Vivek, de 4; y Mirabel, de 2 años.
Cada vez que puede, Vance alienta la formación de nuevas familias tradicionales: “Deberíamos alentar a nuestros hijos a casarse y tener hijos”. “Deberíamos enseñarles que el matrimonio no es sólo un contrato, sino una unión sagrada y, en la medida de lo posible, para toda la vida. Deberíamos disuadirlos de adoptar conductas que amenacen la estabilidad de sus familias”, remarcó.
Atrás quedaron sus críticas a su compañero de fórmula, ni siquiera se puede encontrar en sus redes sociales porque se encargó de borrarlas. En una entrevista con la revista Time poco después de anunciar su candidatura al Senado en julio de 2021, Vance reconoció que su conversión. Trump es "el líder de este movimiento", dijo entonces, "y si realmente me importan estas personas y las cosas que digo que me importan, tengo que aceptarlo y apoyarlo".
Ahora, está esperando ser su próximo vicepresidente. Tal y como cierra su biografía de X.