Richard Feinberg, profesor estadounidense: "La idea de que en EEUU a nadie le importa América Latina es un error"

En una entrevista con El Destape, el académico estadounidense analizó el escenario electoral, explicó cómo se conforma la base de Trump y Kamala, cómo impactará la elección en la región y, especialmente Argentina, y cuáles son los temores para el día después.

28 de octubre, 2024 | 00.05

Nadie sabe quién va a ganar en Estados Unidos. A ocho días de las elecciones y con un panorama muy reñido, El Destape conversó con el profesor de Economía Política Internacional en la Universidad de California en San Diego, el estadounidense Richard Feinberg, sobre lo que puede pasar el 5 de noviembre. “Hay un montón de gente haciendo sus encuestas con mucho dinero y recursos y ellos tampoco saben quién va a ganar”, afirmó el especialista quien también en el pasado trabajó en distintas áreas gubernamentales y en organismos internacionales. Si bien se anima a adelantar que la demócrata Kamala Harris probablemente gane el voto popular, explicó que debido al sistema electoral norteamericano de Colegio Electoral es una incógnita quién se quedará con la Presidencia a partir de enero de 2025.

Tampoco, dijo, se puede saber qué pasará después de las elecciones. Reconoce que hay miedo: “Trump dijo que lo que pasó el 6 de enero (toma del Capitolio) fue una fiesta de amor. ¿Qué interpreta la gente eso? Si tu apoyas a Trump y gana Kamala, Trump sale a la calle para decir me robaron otra vez y eso es sumamente peligroso”. Además, para Feinberg es un error pensar que Estados Unidos no mira a la región. Con esta premisa en mente, analizó la buena sintonía entre Javier Milei y Donald Trump, y advirtió que hay diferencias en lo comercial: mientras el mandatario argentino busca abrirse internacionalmente, el republicano aboga por el proteccionismo. 

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- Los sondeos dan una elección muy reñida. ¿Cuál es su panorama en ese contexto?

- En cuanto a quién va a ganar a nivel nacional, hay pocas dudas de que van a ganar los demócratas en el voto popular a nivel nacional. Es decir, si Estados Unidos fuera un país normal donde se hicieran elecciones a nivel nacional, como lo hacen en todas partes, sería muy probable que ganara la candidata demócrata. Al Gore ganó en el año 2000, Hillary Clinton en 2016, por lejos, por millones de votos en el voto popular, pero eso no cuenta porque lo hacen estado por estado y el ganador se lleva todo. Entonces, si en Pensilvania uno de los candidatos gana por un voto, tiene todos los votos en el Colegio Electoral. Así es, no es proporcional. En cuanto a quién va a ganar en los estados oscilantes, yo no sé más que cualquier persona. Hay un montón de gente haciendo sus encuestas con mucho dinero y recursos y ellos tampoco saben quién va a ganar. 

- ¿Cómo definiría los apoyos a los candidatos?

- Los dos candidatos son coaliciones porque hay solamente dos partidos. Cuando hay solamente dos partidos, cada partido tiene que hacer coaliciones dentro de su propio partido. Entonces, la coalición de Trump tiene tres pilares fundamentales. Uno es el Partido Republicano tradicional, gente que en general no quiere pagar muchos impuestos, que no les gusta un gobierno intervencionista, sobre todo gente que tiene empresas pequeñas, no les gusta la carga de todas las reglas del Gobierno y aunque a muchas de estas personas no les encante el estilo de Trump, ellos tienen que ser leales al candidato del partido. Esa es la base fundamental. Segundo, los pueblos pequeños, los sectores del campo, que por varias razones ya son sólidos para los republicanos. Tercero y, como se nota más bien en los medios, los hombres no educados de la clase trabajadora con mucha rabia, que ven que sus vidas no han sido tan exitosas como ellos imaginaban cuando eran jóvenes. 

Kamala tiene la base fundamental del Partido Demócrata, que es el sector urbano de minorías, básicamente afroamericanos y latinas. También tiene mujeres educadas, a las que le interesa la libertad de su cuerpo, de tener la opción del aborto y no les gusta la vulgaridad de Trump. Eso es una parte importante de la coalición y la tercera parte es la juventud. La gran mayoría de la juventud se vuelca hacia el Partido Demócrata primero porque son liberales en cuanto a la vida social, todo el asunto de LGBT, igualdad de género, la preocupación por el cambio climático. La situación con la juventud siempre es si votan o no, porque el mayor porcentaje de gente que vota son gente como yo, de mayor edad. La gente más joven, en porcentaje, vota menos.

Hoy en día, lo que están haciendo los dos partidos es pedir que la gente vaya a votar. Los demócratas, sobre todo la juventud, hacen una gran movilización. Trump, que hoy en día también quiere motivar a su gente para que vaya a votar porque el voto no es obligatorio, usa un lenguaje cada vez más exagerado. Creo que es una táctica para que su gente se sienta, wow, esto es sumamente importante: ‘Kamala es una comunista y sería terrible la destrucción del país, si ella gana. Entonces, debemos votar’. Los dos partidos están intentando con toda la fuerza incrementar el número de gente que va a ir a votar. Como los números están tan cerquita, un aumento en ese sector de los electores es importante.

- ¿Cómo analiza el tono de la campaña con un Trump que puede considerarse el dirigente que rompió con “lo políticamente correcto”?

- En general lo que se nota es que la fortaleza de una campaña estilo Trump, es decir, diciendo vulgaridades, cosas muy extremistas, es lo que le cae muy bien a los medios. Cuando a Kamala le fue muy bien en el debate, ella pensó ok de aquí en adelante voy a tomar un tono positivo, voy a hablar de la felicidad, de qué es eso de siempre atacar a Estados Unidos ¿Y cómo le fue? A los medios no les interesa hablar de que hay cosas bonitas, parece que es mucho más interesante las vulgaridades de Trump y así es el asunto. Y eso no se nota solamente en Estados Unidos.

- Lo llevo un poco a Latinoamérica. ¿Qué considera que puede cambiar si gana uno o el otro candidato en un contexto que muchas veces se cuestiona si Estados Unidos mira o no a la región? 

- En cuanto a si Estados Unidos está mirando, yo que trabajaba en cierta época en el Gobierno les voy a decir: en Washington D.C hay centenares, quizás miles de personas que, dentro del gobierno, lo único que hacen todo el día es política sobre América Latina. Quizás no sale en la tapa de los diarios, pero ahí siempre hay una política activa sobre un montón de asuntos que tienen que ver con las relaciones entre Estados. Entonces esta idea de que a nadie le importa es un error, es decir, pensar que una región, un país no sale en la tapa de los medios no quiere decir que el gobierno y miles de personas en el gobierno no estén trabajando sobre asuntos que impactan a América Latina. 

- ¿Pero cree que ese vínculo con Latinoamérica puede llegar a cambiar de acuerdo a quien gane? 

- Kamala sería más o menos continuidad. Yo creo que esta administración en realidad ha puesto bastante atención sobre América Latina, las relaciones con Lula, por ejemplo, sobre un montón de asunto. Estamos muy metidos con él, su gobierno. La relación con México es más intensa y compleja que cualquier otra en todo el mundo. Inmigración, energía, cultura, comercio, inversiones, con el Caribe también. El padre de Kamala es de Jamaica. Ella trabajaba en América Central como vicepresidente. Entonces ella sí tiene este interés, pero se supone que en general sería una política de continuidad.

Con Trump es más difícil saber porque él dice muchas cosas que no necesariamente va a cumplir. Pero si uno escucha una de las cosas que él dice es que quiere poner aranceles fuertes del 20% o más, no solamente a China, sino a todo el mundo. Esto es una política bastante proteccionista. Por otro lado, él dice que va a deportar a millones de inmigrantes y la mayoría de ellos son de América Latina. Vamos a ver si él trata de hacerlo o si lo dejan hacerlo. Él dice que va a gastar un montón de dinero y va a bajar impuestos. Es decir, va a tener una política fiscal muy inflacionaria. 

Se supone que Trump y Millei están en la misma sintonía en ciertos asuntos sociales, pero en cuanto a otros asuntos como el comercio, aquí quieren abrir el comercio, abrirse al comercio internacional. Trump habla justamente por el contrario. Puede haber áreas en las cuales están de acuerdo, pero también puede haber otros elementos importantes en los que estén opuestos.

- Ahora, le extiendo la misma pregunta pero a la política exterior más general, ¿qué considera que puede cambiar especialmente en situaciones como Ucrania o Gaza?

- Trump anda diciendo que él, como mesiánico, como algo mágico, en 24 horas va a solucionar todo. Eso no se puede tomar en serio. En cuanto a Medio Oriente, él no dice cuál es la solución. El mundo entero ha tratado por 100 años de buscar un acuerdo de paz en el Medio Oriente sin éxito. Entonces, si hubiera una solución fácil, ya lo hubieran hecho. En cuanto a Ucrania, parece que lo que Trump está pensando es que con su buen amigo -como él dice a Vladimir Putin-, van a aceptar la conquista de partes de Ucrania por Rusia. Supongo que (el presidente de ucrania Volodimir) Zelensky estaría afuera y sería una derrota importante para la soberanía de los Estados en Europa. 

- Si tuviera que decir tanto de Rusia con Putin o de China con Xi Jinping, ¿qué gobierno cree que prefieren? 

- A Putin, claro que sí Trump. Es obvio, todos los días Trump habla bien de Putin y lo preocupante ahí son dos cosas. Primero, ¿qué significa eso para la seguridad y la paz en Europa? Y segundo, ¿qué significa eso para los valores políticos del señor Trump? Putin no es precisamente un dirigente democrático. Hay que tratar con él porque es líder de un país importante, pero de ahí a admirarlo, adorarlo, eso es un poco difícil de entender. En cuanto a China, la relación de Estados Unidos y China tiene muchos aspectos. En cuanto al comercio, a pesar de las tensiones, seguimos con muchas inversiones y comercio entre los dos países. Pero yo diría que hay consensos en Estados Unidos entre los dos partidos de que debemos reducir, no eliminar, pero reducir la dependencia de nuestra economía con la economía de China. 

La diferencia es que con Biden esto se piensa más específicamente sobre ciertos sectores, sobre todo por ejemplo, la producción de automóviles o la producción de otros sectores estratégicos con los que Estados Unidos pueden tomar acciones proteccionistas. Trump está diciendo -y veremos si lo hace- que va a aplicar aranceles fuertes en todos los productos que vienen de China. Si realmente lo hiciera, ahí habría conflictos graves entre los dos partidos. ¿Qué va a pasar, por ejemplo, en Walmart que está lleno de productos chinos? Si hay fuertes aranceles, eso quiere decir que en vez de pagar 5 dólares, vas a pagar 10 dólares por estos productos. Eso va a impactar a las familias norteamericanas.

- ¿Hay temor de lo que pueda pasar el 5 de noviembre especialmente por lo que ya sucedió en la toma del Capitolio el 6 de enero del 2021?

- Sí hay temor. Trump y J.D. Vance (candidato a vice) dicen que las elecciones de 2020 fueron un robo, que hubo irregularidades. Lo repiten constantemente. Recientemente, Trump dijo que lo que pasó el 6 de enero fue una fiesta de amor. ¿Cómo interpreta la gente eso? Si apoyas a Trump y gana Kamala, Trump sale a la calle para decir me robaron otra vez y eso es sumamente peligroso. Sabe que en Estados Unidos, como somos un país con una historia tan estable, la gente no hace conexiones entre palabras y acciones muchas veces. La gente en Estados Unidos no tiene experiencia con la inestabilidad política y ojalá que no tengamos que aprenderlo.