China mostró al mundo su construcción de poder internacional

Esta semana, el presidente Xi Jinping celebró los 10 años de su iniciativa comercial, financiera y política más ambiciosa, rodeado de sus aliados y con promesas de avanzar con más inversiones y a más sectores estratégicos. 

21 de octubre, 2023 | 00.05

Con el Tercer Foro de la Ruta de la Seda de fondo, el presidente Xi Jinping insiste en que China busca un nuevo orden mundial. El mandatario chino organizó esta semana el encuentro por los 10 años del inicio megaproyecto de infraestructura que recupera el nombre del trayecto comercial milenario, en el que el gobierno del Partido Comunista mostró la construcción que hizo durante la última década en la iniciativa que ya firmaron más de 150 países, y apuntó a diferenciarse de países como Estados Unidos para volver a plantear la necesidad de construir un mundo multipolar. Además, sirvió para mostrar también a sus aliados más cercanos, en la cual se destacó la presencia del presidente ruso, Vladimir Putin, quien prácticamente no había salido de su país desde el comienzo de la guerra en Ucrania.

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“El enfrentamiento ideológico, la rivalidad geopolítica y la política de bloques no son una opción para nosotros”, sostuvo el presidente chino en el discurso inaugural del Tercer Foro de la Franja y la Ruta, conocido también como la Ruta de la Seda, que se realizó en el Palacio del Pueblo en Beijing este miércoles. Esas palabras quizás fueron las más representativas de la diferenciación que busca hacer el gobierno del PC con respecto especialmente a Estados Unidos, pero también al vínculo histórico que han tenido las potencias con los países en desarrollo.

La narrativa del mandatario asiático es mostrar una versión opuesta y el mensaje, marcado por palabras amistosas y endulzantes, plantean un desarrollo mutuo: “Se han establecido importantes principios rectores para la cooperación de la Franja y la Ruta de alta calidad, que incluyen los principios de planear juntos, construir juntos y beneficiarnos juntos”. De esta manera, Xi insiste en mostrarse como algo distinto a lo que el mundo conoce y plantea la necesidad de buscar un mundo multipolar, en el que todas las voces, incluidas las del Sur y países en desarrollo, sean escuchadas. Al menos ese es el mensaje que se busca transmitir.

¿Una ruta compartida?

El megaproyecto de infraestructura que en inglés se conoce como One Belt, One Road fue lanzado por el mandatario Xi en el 2013 en Kazajistán. Lo que propone esta iniciativa de la Ruta de la Seda es el acompañamiento, a través de inversiones chinas, para el desarrollo de infraestructura, como puede ser la construcción de un puerto, transporte comercial o un parque solar. Hasta el momento, al menos 150 países de todos los continentes firmaron su adhesión y también lo hicieron unos 30 organismos internacionales. Si se considera que en el mundo hay al menos 195 países reconocidos por la ONU, el número de firmantes es abrumador. De hecho, quienes no forman parte son especialmente los países más desarrollados como Estados Unidos o los gobiernos europeos.

La particularidad de este proyecto es que el planteo que realiza el gobierno chino, y que Xi se encargó de resaltar en el foro, es que con esta iniciativa buscan que la ganancia sea compartida. “Hemos aprendido que la humanidad es una comunidad de futuro compartido interdependiente. China prosperará sólo cuando al mundo le vaya bien y el mundo será mejor cuando a China le vaya bien. Tal como reza un dicho, cuando uno regala rosas a otros, la fragancia permanece en su propia mano. Dicho de otra manera, ayudar a los demás es también ayudarse a sí mismo”, afirmó el mandatario, quien también recordó que su país ya es el principal socio comercial de al menos 140 países. Algo que se ve claramente en Latinoamérica, cómo el país asiático ha reemplazado a otros estados en la última década, en un avance comercial en el mundo innegable.

Mensaje a Estados Unidos

En su discurso, Xi no solo hizo referencia a la búsqueda de un futuro compartido sino que sostuvo que China se opone rotundamente a “las sanciones unilaterales, la coacción económica y las disrupciones en las cadenas de suministro”, en un claro mensaje de lo que ha sido la política estadounidense en el mundo y especialmente con el Estado asiático. Esta narrativa de buscar un nuevo orden mundial sin países que impongan sus propias reglas, también China la ha planteado en otros espacios como, por ejemplo, en los Brics, donde se plantea la necesidad de empezar un proceso de desdolarización, de un nuevo orden mundial. En ese contexto, la Argentina puede convertirse en un caso testigo tras recibir un fuerte respaldo del gobierno comunista para usar el yuan como moneda de comercio.

“Desde una perspectiva histórica más larga, los países desarrollados tradicionales lograron su acumulación primitiva saqueando los recursos de sus colonias y apoyándose en el orden económico internacional desigual, por lo que ahora es su obligación internacional ayudar al gran número de antiguos países coloniales”, explicó a El Destape el director del Centro de Derecho Iberoamericano de la Universidad China de Ciencias Políticas y Derecho, Pan Deng. En ese marco, el especialista destacó los programas que Estados Unidos ha puesto en marcha para beneficios de otros países, como tras la Segunda Guerra Mundial, pero afirmó: “El problema es que en los últimos años han hablado más de lo que han hecho, y planes o programas para ayudar a América Latina son ‘todo truenos pero nada de lluvia’".

Desde el gobierno estadounidense miran con recelo el avance de China tanto en lo comercial como en las inversiones. Los críticos de la iniciativa aseguran que los préstamos a varios países africanos son una trampa, debido a que no van a poder pagarlo. Algo que no parece distinto a lo que pasa con organismos como el Fondo Monetario Internacional y las dificultades que supone para un país endeudado. Se suele citar el caso del país asiático de Sri Lanka y la construcción de un puerto que no pudo pagar, esta semana el mandatario de ese país participó del Foro y se anunció el avance en posibles renegociaciones de deuda, dado que el gobierno del PC es el principal acreedor de este Estado.

Mientras desde Estados Unidos acusan a China de generar trampas a través de las inversiones, desde China sostienen la necesidad de que el mundo deje de ser unipolar y de poner el foco en los países en desarrollo. “El proyecto de la iniciativa de la Franja y la Ruta, representa la materialización de la comunidad de destino compartido para la humanidad que le da un horizonte de sentido a una nueva forma de entender la cooperación global. El discurso de Xi hace mucho hincapié en una cooperación global que represente un desafío directo a lo que siempre ha sido una idea de globalización neoliberal”, afirmó a El Destape, la coordinadora del Centro de Estudios Chinos IRI-UNLP (Argentina), directora de la Latin American Research Academy on a Community with Shared Future for Mankind and BRI, co-coordinadora del Grupo de Trabajo de CLACSO sobre "China y el nuevo mapa del poder mundial", Maria Francesca Staiano.

Aliados

Uno de los mensajes que quedó claro en este foro fue en quiénes se respalda el gobierno chino. En ese sentido, sin dudas la presencia de Putin, quien además fue uno de los pocos oradores públicos en la apertura, fue clave. Desde el comienzo de la guerra, el mandatario prácticamente no ha salido del país. Vale recordar que pesa sobre él una orden de arresto de la Corte Penal Internacional por sus acciones en el conflicto bélico en Ucrania, pero debido a que China no forma parte de ese órgano judicial la posibilidad de un arresto no era una posibilidad en este viaje. Además, si bien Xi ha pedido e incluso presentó un acuerdo de paz para terminar con la contienda armada, su vínculo con Moscú no ha dejado de fortalecerse. En total en sus mandatos, ya se han reunido más de 40 veces.

Otra de las particulares de las asistencias al foro fue la del premier húngaro ultraderechista, Víktor Orbán, el único mandatario europeo en asistir junto a su par de Serbia. Previo a la guerra en Ucrania, ya había mucho recelo dentro de los Estados del Viejo Continente acerca de seguir los pasos de Washington o mantener un lazo más cercano al gobierno comunista. Tras la guerra en Ucrania estos vínculos se han visto más complejos, debido a que varios mandatarios condenan a quienes consideran que no ejercen un castigo a Rusia con, por ejemplo, la aplicación de sanciones económicas o comerciales, algo que China se niega rotundamente a llevar adelante.

La otra figura clave de la mesa de inauguración fue la del secretario general de la ONU, António Guterres, quien destacó el megaproyecto chino: "La iniciativa de la Franja y la Ruta admite que tenemos una oportunidad histórica de construir ciudades, comunidades y sistemas de transporte y energía modernos y ecológicos que sitúen la resiliencia y la sostenibilidad en el centro". En un claro apoyo al megaplan chino, el funcionario de Naciones Unidas habló de la necesidad de reformar la actual arquitectura financiera mundial y el incentivo en mecanismos que alivien las deudas y apoyo para aumentar la inversión en un desarrollo sostenible.

Israel-Hamas

Horas antes del comienzo del foro de la Ruta de la Seda, las noticias que llegaban estaban vinculadas al conflicto entre Israel y Hamás, particularmente sobre el bombardeo israelí a un hospital en Gaza. Según autoridades de la Franja, murieron más de 500 personas. En la apertura ninguno de los mandatarios hizo referencia a esto, a excepción del titular de la ONU que pidió un cese al fuego inmediato.

“Los sufrimientos de los palestinos tras cinco décadas de ocupación, por graves que sean no pueden justificar los actos de terror contra civiles cometidos por Hamas el 7 de octubre, que condené inmediatamente. Pero esos hechos no pueden justificar el castigo colectivo del pueblo palestino", sostuvo Guterres, sobre la situación de Medio Oriente. Lo cual le valió algunas críticas en la prensa europea por no haber hablado de Ucrania, con Putin sentado a unos centímetros. Más tarde, el mandatario ruso también se pronunció en rueda de prensa tras una reunión de tres horas con Xi, sobre el ataque en territorio palestino.

El foro de la Franja y la Ruta es considerado por el gobierno chino el acto más relevante del año. No solo el día de la apertura del foro, sino que en el contexto de los 10 años, el mandatario chino ha recibido un mes atrás a presidentes como el de Siria, Bashar Al Assad, con pocas salidas del país desde el comienzo de la guerra civil y de Venezuela, Nicolás Maduro y se espera la visita de otros jefes de Estado en las próximas semanas.

Con estos apoyos de mandatarios de países en desarrollo o los llamados del Sur global, en muchos casos enemigos declarados de Estados Unidos, China muestra parte del apoyo que tiene en el mundo. Porque aunque públicamente sostiene que no le interesa jugar el gran juego de las rivalidades entre potencias -un baile que ha consumido a los países más poderosos del planeta durante siglos-, hace rato no hay duda que lo está haciendo y que no teme ampliar la pulseada con Washington a nuevos frentes. 

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