China dio a Venezuela un estatus de privilegio en su vínculo bilateral, en una nueva pulseada con Estados Unidos por su influencia en la región. El presidente Nicolás Maduro realizó una visita de casi una semana al país asiático, donde se reunió con el mandatario Xi Jinping y anunciaron que elevan sus relaciones a una Asociación Estratégica, algo que el gobierno del gigante asiático mantiene solo con dos países más. En exclusiva con El Destape, el jefe de Estado latinoamericano sostuvo que nada impedirá el crecimiento y expansión de sus vínculos y agregó: “La presencia económica y de inversiones de China en América Latina y el Caribe es la mayor fuerza de desarrollo que tiene la región”.
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Una Asociación Estratégica
Maduro llegó a China el pasado 8 de septiembre y se fue casi una semana después. En esa extensa visita presidencial recorrió ciudades como Shenzhen o Shanghai con la intención de aplicar algunas de las metodología del país asiático para el crecimiento local. Sin embargo, el momento político más álgido de su visita fue cuando se reunió con Xi en el Palacio del Pueblo y anunciaron no sólo la firma de más de 30 convenios en distintas áreas, sino que comunicaron que elevaban el vínculo bilateral al de Asociación Estratégica a Toda Prueba y Todo Tiempo.
La elevación del vínculo a ese rango, que viene en ascenso desde el 2014 cuando ya habían establecido una Asociación Estratégica Integral, supone un fortalecimiento y apoyo mutuo. “A toda prueba, en lo cualitativo, significa que no va a haber nada que nos detenga en el camino del desarrollo, de la expansión, del crecimiento, de la construcción de una base económica poderosa para nuestros pueblos”, explicó Maduro en una conferencia de prensa a la que asistió El Destape, sobre esa nueva alianza entre ambos países. Sin embargo, más allá de las cuestiones meramente concretas de lo que implica esta asociación, no puede dejar de verse como un gesto de China, en un contexto en el que el propio Gobierno de Xi cuestiona una narrativa estadounidense de Guerra Fría.
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"Como siempre, apoyaremos firmemente los esfuerzos de Venezuela para salvaguardar la soberanía nacional, la dignidad nacional y la estabilidad social, y apoyaremos firmemente la causa justa de Venezuela de oponerse a la interferencia extranjera”, afirmó Xi junto a Maduro, al apuntar en dirección a la política de aislamiento al gobierno venezolano, por parte de varios países pero con el liderazgo de Estados Unidos. El mandatario se mostró contento por elevar el vínculo bilateral y así lo hizo saber ante las delegaciones de ambos países, que se reunieron en el Palacio del Pueblo. Edificio donde se brindó la ceremonia de recibimiento al mandatario latino y que está a metros de la Plaza de Tiananmen, corazón político del país.
Como es bien sabido, Venezuela está sancionada por Estados Unidos, entre otros países, y además tiene retenido parte de su dinero y oro en el extranjero. La guerra en Ucrania parecía que podía cambiar esa situación, luego que ante la decisión de Europa de no importar petróleo ruso, el Gobierno de Joe Biden relajara las limitaciones a la empresa Chevron para operar en Venezuela. Ante toda esa situación, fue China el país que brindó asistencia económica al Estado latinoamericano como uno de sus principales acreedores y un fuerte acercamiento político, que se selló esta semana con esta elevación de Asociación Estratégica, que China solo tiene con Pakistán y Bielorrusia, dos países que tampoco pueden verse sin la geopolítica con sus proximidades a India y Rusia.
En cuanto a los convenios firmados, 31 en total, abarcan diversas áreas desde la firma de contratos para exportar café venezolano o pescados a participar del avance tecnológico y económico chino, hasta la participación de astronautas venezolanos en expediciones chinas a la Luna. Maduro se mostró muy satisfecho por los acuerdos alcanzados y hasta agradeció y mostró un celular que Xi le regaló de Huawei, empresa china en disputa con Estados Unidos en lo que fue la guerra comercial, y dijo que usa esa empresa y la aplicación de mensajería wechat, la más popular en el país asiático, porque de esa manera no pueden espiarlo desde el Norte. Al jefe de Estado se lo veía de muy buen humor y hasta habló de Mercedes Sosa y le pidió a los chinos que traduzcan al mandarín Gracias a la vida.
¿Un mundo multipolar?
Mientras históricamente a Estados Unidos se lo ha cuestionado por su interferencia en asuntos internos y mantener una doble vara para decidir qué gobiernos son aceptables y cuáles no, la narrativa y el accionar de China para avanzar en vínculos comerciales es la de no interferencia. Al gobierno de Xi pareciera no importarle si el gobierno es de derecha o izquierda o qué sistema político tiene. Con el planteo de la búsqueda de un desarrollo mutuo, el país asiático ha avanzado económica y comercialmente a pasos agigantados a Latinoamérica y el Caribe, donde se ha convertido en el primero o segundo socio comercial de muchos países. Incluso como en el caso de Brasil que desplazó a Estados Unidos a un segundo lugar.
“China con un principio muy claro de beneficios compartidos, de ganar-ganar, ha llegado en los últimos diez años con gran fuerza a América Latina y al Caribe. Yo le decía al Presidente Xi qué sería de América Latina y el Caribe sin China y si sus empresas no hubieran llegado con sus inversiones para el desarrollo. Si no le compraran miles de millones de dólares a los productores agrícolas e industriales de Argentina, Brasil, México, Chile, Perú, Colombia, ¿qué sería de nosotros en América Latina y el Caribe?”, respondió Maduro ante la consulta de El Destape, ante la disputa con Estados Unidos por la influencia en la región.
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El avance comercial y económico de China en la región es innegable, pero especialmente en el último tiempo también político o de política económica. El gobierno de Xi además de buscar diferenciarse de Estados Unidos con una política de no interferencia, también es uno de los principales oradores a la hora de cuestionar el comportamiento de los organismos internacionales y financieros con los países emergentes o en desarrollo. Una demostración de eso son los planteos que se realizaron en los Brics, bloque al cual ingresará Argentina, y la búsqueda de comerciar en sus propias monedas o incluso la creación de una divisa propia. Algo que ante la falta de dólares de Argentina y la deuda con el FMI, despierta interés.
Las voces para cuestionar o pedir por un mundo más multilateral, un nuevo orden mundial, tienen cada vez más espacio en los foros de debate. Este fin de semana se llevará adelante en Cuba la cumbre del G77 +China. En ese espacio que participan representantes de más de 130 estados y que contará con la presencia de los presidentes de Argentina, Alberto Fernández, y de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, además de figuras como el secretario general de la ONU, António Guterres, tendrá puesto el foco en el Sur Global y en la búsqueda de ganancias mutuas de los países.
Venezuela
La visita de Maduro a China, por supuesto, también es vista internamente por las posibles consecuencias para el desarrollo de un país con crisis económica y en donde además habrá elecciones presidenciales el próximo año, y avanza en paralelo una mesa de diálogo con la oposición. El gobierno de Maduro tuvo en los últimos años momentos muy críticos, especialmente cuando más de 50 países no reconocieron la elección del 2018 y adjudicaron a Juan Guaidó la presidencia.
Esa situación ha cambiado en los últimos dos años, primero porque ya ni la propia oposición venezolana reconoce a Guaidó como Jefe de Estado, quien perdió fuertemente relevancia nacional e internacional, ya que hasta Estados Unidos descontinuó esa política que había aplicado y fogoneado Donald Trump. Otro punto central del fortalecimiento que ha tenido Maduro en los últimos años ha sido por la llegada de gobiernos de izquierda o progresistas a la región, con un fuerte impulso de Lula en espacios como la Celac.
A nivel regional, han surgido acalorados debates especialmente con los gobiernos de derecha de la región como Luis Lacalle Pou en Uruguay o Guillermo Lasso en Ecuador, que han cuestionado el accionar del Gobierno venzolano en materia de respeto democrático o violación de derechos humanos. Sin embargo, todo indica que ha prevalecido más la idea de que si quiere contribuir a la crisis venezolana es mejor incluirla, que excluirla o aislarla como se ha hecho sobre todo en épocas de la creación del Grupo de Lima o de Guaidó.
En todo ese marco regional e internacional, el Gobierno de Xi no ha dudado en apoyar y respaldar económica y políticamente a Venezuela. Por supuesto para una Venezuela sancionada y con bloqueos de capitales por parte de Estados Unidos, contar con el apoyo de la otra potencia del mundo es fundamental. Y desde China, es casi imposible no verlo también en un contexto internacional en disputa. Más allá de que plantea que no le interesa mantener una Guerra Fría, sí parece mostrarse favorable a responder ante lo que considera provocaciones por parte del país del Norte