El caos, la sangre y la represión posterior de las fuerzas de seguridad ya se convirtieron en escenas conocidas en las principales prisiones de Ecuador, donde la crisis carcelaria hace tiempo que es reconocida por el Gobierno de Guillermo Lasso, quien prometió un plan integral, pero por ahora ha respondido principalmente con más presencia policial y militar. En este contexto, un nuevo motín e intento de fuga sacudió al país este lunes en la prisión de Santo Domingo, en el centro del territorio, y terminó con 43 muertos, 112 presos capturados y 108 detenidos con paradero desconocido.
El motín duró varias horas y el Ministerio del Interior, la Policía y la Fiscalía recién declararon que tenían la situación controlada temprano a la mañana, cuando los muertos ya sumaban 43. Según contó el minstro del interior, Patricio Carrillo desde el lugar, la mayoría de los muertos fueron asesinados con armas blancas y tanto la Policía como las fuerzas militares de apoyo ya controlan por completo la situación. Realizaron un operativo de requisas intensas, identificación de cabecillas para trasladarlos a la cárcel de La Roca, en Guayaquil, y un censo en este centro carcelario.
El motín comenzó luego de una serie de enfrentamientos en el pabellón de máxima seguridad y, según una primera revisión de los pabellones, se las fuerzas encontraron, según el sitio Primicias, cuatro armas de fuego, cuatro granadas de uso militar y municiones.
El comandante General de la Policía, Fausto Salinas, atribuyó la responsabilidad del amotinamiento a un preso identificado con el alias de Anchundia, cabecilla del grupo R7, que había sido trasladado desde el penal de El Turi, en Cuenca, esta última una prisión que fue testigo de algunos de los más sangrientos motines de los últimos tiempos. “Por un habeas corpus fue enviado a la cárcel de Santo Domingo. La presencia de esta persona en esa cárcel genera pugna y violencia”, manifestó Salinas, que señaló que su grupo está enfrentado a otra banda llamada Los Lobos.
Desde Israel, a donde llegó para una visita centrada en cuestiones de seguridad y cooperación comercial, el presidente Guillermo Lasso se solidarizó con las víctimas de los enfrentamientos. “Mi más sentido pésame a los familiares y seres queridos de los fallecidos en el amotinamiento en la cárcel de Sto. Domingo. Este es un lamentable resultado de la violencia entre bandas. El ministro del Interior está a cargo de los operativos para recuperar la paz”, escribió temprano en Twitter.
Tampoco el vice Alfredo Borrero está en el país porque viajó a Costa Rica para asistir a la toma de mando de Rodrigo Chávez.
A comienzos de abril un motín en la cárcel de El Turi había dejado 20 muertos y obligado al Ejecutivo a movilizar 800 efectivos militares y policiales a la ciudad sureña andina de Cuenca. En esa misma cárcel, en febrero, otro motín dejó 34 reclusos asesinados, la mayoría de ellos decapitados y desmembrados.
Motines y choques de bandas dejaron en el país el año pasado un total de 331 muertos y empujaron al gobierno a dictar el estado de excepción. En febrero, la administración de Lasso anunció un plan para atender la cuestión carcelaria, que incluía la inversión de 27 millones de dólares en la rehabilitación de presos e indultos para los reos que hayan cumplido el 40% de la condena.
Con 65 prisiones con capacidad total para unas 30.000 personas, en Ecuador hay actualmente unos 39.000 reclusos, de los cuales 15.000 aún no tienen sentencia. Hace apenas días, Lasso además renovó por decreto las cúpulas policial y militar, en medio del estado de excepción dispuesto para tres provincias para combatir al crimen organizado.
Con información de Télam