La piscina humeante de gas metano en el mar Báltico, fruto de las filtraciones de los dos gasoductos Nord Stream que unen Rusia con Europa, amenaza con desencadenar un desastre ambiental, advirtieron hoy expertos científicos y organizaciones ecologistas.
"Una tonelada de metano tiene un impacto climático que es más de 80 veces superior que el dióxido de carbono", lo que hace que con una proyección a 20 años la fuga actual sea "muy preocupante", explicó el científico David McCabe, experto de la organización Clean Air Task, informó la agencia de noticias Bloomberg.
El metano es el principal contribuyente a la formación de ozono a nivel del suelo y ambos gasoductos, los Nord Stram 1 y 2, protagonistas de la triple fuga, contienen gas a presión pese a no estar actualmente en funcionamiento.
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Ayer, dos explosiones submarinas fueron informadas en el mar Báltico a la altura de Dinamarca antes del descubrimiento de tres fugas en los gasoductos Nord Stream, en medio de sospechas de sabotaje y una tensión en aumento tras la finalización de los referendos de anexión en cuatro territorios ucranianos ocupados por fuerzas rusas.
El Instituto Sismológico Sueco informó que había "registrado dos liberaciones masivas de energía" poco antes y cerca del lugar de las filtraciones de gas en las costas de la isla danesa de Bornholm.
Unas fotos tomadas ayer por el Ejército danés mostraban grandes burbujas en la superficie del agua, emanando de tres fugas localizadas en las aguas de Suecia y Dinamarca, con diámetros de entre 200 y 1.000 metros.
La exposición del metano causa un millón de muertes cada año y es un poderoso gas de efecto invernadero, responsable de aproximadamente 30% del calentamiento global desde que se iniciaron los registros en la década de 1980, según Naciones Unidas.
De acuerdo con el director de estrategia energética en el Environmental Defense Fund, Andrew Baxter, ya se emitieron a la atmósfera unas 115.000 toneladas de metano, lo que equivale a 9,6 millones de toneladas de dióxido de carbono o a las emisiones de 2 millones de coches de gasolina durante todo un año.
Para la ONG Greenpeace la cifra es aún mayor y la equipara a 30 millones de toneladas de dióxido de carbono, si bien el hecho de que las fugas sean submarinas y no al aire libre complica la elaboración de este tipo de estimaciones, informó la agencia de noticias Europa Press.
Al margen de las variaciones presentes en las mediciones de las distintas organizaciones, todos los expertos coinciden en que la mayor fuga de metano conocida hasta la fecha se produjo en el cañón de Aliso, en el estado de estadounidense de California, y supuso en 2015 el escape a la atmósfera de unas 97.100 toneladas de metano, repartidas durante varios meses.
En tanto, el Ministerio de Ambiente de Alemania afirmó que el escape no supone una amenaza significativa para la vida marina de la zona, ya que el mayor riesgo climático está en la atmósfera, pero autoridades alemanas, danesas y suecas intercambiaron información para determinar los posibles efectos.
Con información de Télam